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Hollande, el retorno (por escrito) de un cadáver político

El expresidente francés está aprovechando el éxito editorial de sus memorias para atacar a su antiguo protegido y sucesor, Emmanuel Macron, con la vista puesta en las elecciones de 2022

Foto: El expresidente francés François Hollande firmando ejemplares de su libro en la librería Galignani de París. (EFE)
El expresidente francés François Hollande firmando ejemplares de su libro en la librería Galignani de París. (EFE)

El cadáver político de François Hollande goza de buena salud. El expresidente socialista arrasa en con su libro “Les leçons du pouvoir” (Las lecciones del poder), donde hace un balance positivo de su gestión al frente de la presidencia del país, entre 2012 y 2017.

Hollande ha visitado ya más de 60 ciudades desde que en abril pasado iniciara su particular Tour de Francia para presentar su obra no solo en librerías, sino también en centros comerciales, mediatecas o salas de fiestas de pueblos alejados de las principales ciudades del país. Enormes colas se forman cada vez que el exdirigente anuncia una sentada para firmar sus memorias recientes, que muchos de sus seguidores quieren interpretar como el primer paso para su retorno a la política activa con el objetivo de reconquistar el Elíseo en 2022.

El expresidente ha vendido ya más de 110.000 ejemplares (a 22 euros) -lo que le convierte en un “best seller” de la edición política francesa- y las cifras siguen subiendo a medida que la popularidad de su exsubordinado, Emmanuel Macron, se desliza precipicio abajo. El fenómeno editorial no se explica tanto por el contenido del texto, como por la acogida pública en cada lugar donde la organización de una jornada de firmas se convierte para Hollande en una manera de retomar el pulso en un cara a cara con los franceses, que es convenientemente explotado por su equipo de comunicación.

Foto: Hollande durante una ceremonia en el Hotel de los Invalidos de París, el 19 de noviembre de 2015 (Reuters).
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François Hollande, al que muchos daban como políticamente muerto, ha ocupado gracias a su golpe editorial un palco de prestigio en el escenario crítico contra el presidente Macron. Cada aparición pública le sirve para lanzar puyas a su sucesor, a quien considera un traidor por haber preparado su asalto a la presidencia sin prevenirle y cabalgando en las críticas hacia su exjefe.

Los zarpazos de Hollande a Macron tienen un enorme eco en los medios, no solo por el morbo, sino por la poca visibilidad y audibilidad de la oposición. Cuando al expresidente se le pregunta si cree que Macron merece el sambenito de “presidente de los ricos”, él responde: ¿"Presidente de los ricos? No; presidente de los superricos”.

El furor reformista de Macron es objeto también de banderillas de fuego: “Hay que tener ideas y convicciones, no basta con gestionar y acumular reformas supuestamente indispensables. Una reforma no es una convicción”. Hollande, especialista habitual de las pequeñas frases que facilitan titulares, también es capaz de ser hiriente. En referencia a la buena sintonía entre Trump y Macron, lanzó el hacha: “en la pareja Trump-Macron, Macron es la parte pasiva”.

placeholder Emmanuel Macron y Pedro Sánchez durante una rueda de prensa conjunta en La Moncloa, el 26 de julio de 2018. (Reuters)
Emmanuel Macron y Pedro Sánchez durante una rueda de prensa conjunta en La Moncloa, el 26 de julio de 2018. (Reuters)

Pedro Sánchez como ejemplo

Por supuesto, son las decisiones “antisociales” del actual presidente el objeto de las principales denuncias de Hollande, que dice seguir preocupado por el “sufrimiento de los franceses”. El marcaje a cada medida de su Brutus logra ocultar las críticas de su propio partido. El actual líder del Partido Socialista francés, Olivier Faure, es un político sin carisma y sin apoyos dentro de su propia formación, y debe soportar vivir a la sombra del mediático camarada. Hasta el punto de pasar de considerar a Hollande como un estorbo, a presentarle como una baza para recuperar los millones de votantes perdidos.

Apenas dos años después de renunciar a la reelección, François Hollande no ha podido abandonar el “mono” de poder. No es una adicción original. Antes que él, Valery Giscard D’Estaing y Nicolas Sarkozy intentaron volver a los ruedos tras una derrota electoral, con suerte negativa. Hollande prefiere poner como ejemplo de su posible resurrección a Pedro Sánchez y afirma además que, a diferencia del presidente español, él nunca ha perdido una elección, puesto que no se presentó a las primarias presidenciales de la izquierda en 2017.

Los allegados de Hollande han regado Francia, de norte a sur, con octavillas en las que se anuncia “Hollande 2022, la historia no se ha acabado”. Era una forma de estudiar la reacción de la ciudadanía, a la que el expresidente no puede resultar ajeno.

Foto: Emmanuel Macron durante una rueda de prensa en el Elíseo, el 5 de junio de 2018. (Reuters)

Pero un libro no representa necesariamente un voto. En un sondeo de la empresa Ifop para Le Figaro, hecha el 22 de agosto, solo un 17% de los consultados apoyaría una candidatura presidencial de Hollande. En el PSF, su iniciativa no obtendría ni la mitad de los votos de los adherentes. Los franceses no olvidan que, durante su presidencia, el paro se desbocó, la deuda pública se salió del radar, la inmigración ilegal no fue acotada y los escándalos sentimentales enturbiaron la figura cuasi monárquica de la Presidencia.

Pero Hollande no se da por vencido. Sabe que tiene cuatro años por delante para invertir las cifras. Antes de convertirse en Jefe de Estado, en sus años de fiel “apparatchik” sus correligionarios le llamaban “Míster 3%”, cuando se presentaba a ejercer la jefatura del partido. Y les batió a todos con perseverancia y gracias a su habilidad para negociar entre bastidores.

François Hollande quiere ocupar el vacío que cree que existe entre la extrema izquierda populista, representada por Jean-Luc Mélenchon, y Emmanuel Macron. Está convencido de poder rehabilitar en Francia a una socialdemocracia que agoniza en los cuatro puntos cardinales de Europa. A Melenchon le considera acabado por su edad: “Tendrá setenta años en 2022”, dice. A Macron le ve derrotado por una política que él califica de impopular y alejada de las expectativas de los votantes de centroizquierda.

El cadáver político de François Hollande goza de buena salud. El expresidente socialista arrasa en con su libro “Les leçons du pouvoir” (Las lecciones del poder), donde hace un balance positivo de su gestión al frente de la presidencia del país, entre 2012 y 2017.

François Hollande Emmanuel Macron