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Fin de la era Netanyahu con reequilibrio hacia el centro
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Fin de la era Netanyahu con reequilibrio hacia el centro

El gran ganador de estas elecciones es Avigdor Liberman y su partido Beitenu, que pasa de 5 a 9 escaños y se erige en mediador entre los dos grandes bloques de derecha e izquierda

Foto: El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. (Reuters)
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. (Reuters)

Con el 91,4% de los votos contados, a las 16:00 de este miércoles, hora de Israel, se pueden hacer ya algunas observaciones y sacar algunas conclusiones importantes de las elecciones a la Knesset que tuvieron lugar este martes 17 de septiembre 2019.

Empezando por las observaciones, recordar que hubo que celebrar estas elecciones porque las anteriores, en abril pasado, no habían llevado a la formación de un Gobierno por parte del primer ministro, Netanyahu, que no logró reunir los 61 parlamentarios necesarios para obtener una mayoría en un Parlamento con 120 escaños. Recordar también que el PM prefirió buscar la disolución de la Knesset y nuevas elecciones a dejar que el presidente Rivlin diese la oportunidad al jefe de la oposición, Gantz, de intentar formar Gobierno. Se entiende, pues, que ya entonces el PM estaba bajo presión y comprendió, como todo el mundo, que las elecciones de este martes serían un referéndum sobre su persona.

Foto: Benjamin Netanyahu. (Reuters)

Había varios factores que jugaban en su contra de entrada: la duración enorme de su mandato como PM, que llevaría a un número de votantes a pedir un cambio de líder por el normal desgaste del puesto (piénsese por ejemplo y para comparar, en el caso de Felipe Gonzalez en su momento); el estar envuelto en varios asuntos de presunta corrupción, aunque antes de que la Justicia lo escuchase en primera instancia para determinar si debía ir a juicio, y su estilo prepotente, auspiciado, según la prensa, por su esposa e hijo Yair.

Sin embargo, había también factores que le llevarían a pensar que las elecciones esta vez le darían un resultado más favorable que en abril: muchos votantes no se molestarían en ir a votar una segunda vez, hartos de tantas elecciones; se contemplaba la posibilidad de redactar una ley durante estos últimos meses para introducir cámaras en los lugares de voto, cuyo objeto sería intimidar a los votantes árabes (al final, esta ley no se votó), y también se hablaba, pocos días antes del 17 de septiembre, de que podría haber violencia en los lugares de voto en poblaciones árabes entre sus habitantes y extremistas judíos 'vigilantes'.

Llegado el día del voto, un 69% del cuerpo electoral de 6.374.000 votantes fue a las urnas, tasa de participación más elevada que en abril. Es la gran sorpresa de estas elecciones, puesto que se esperaba lo contrario, y fue debido a la afluencia masiva de árabes israelíes que votaron esta vez, lo que, en resumidas cuentas, ha supuesto un aumento de los 10 escaños en la Knesset de abril a los 13 en la nueva Knesset. Esto, de entrada, no podía favorecer a la derecha israelí.

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Y los resultados no dejan lugar a dudas. El primer partido en número de votos es el KajolLavan (AzulBlanco) de Gantz, traducido en 32 escaños, por encima de los 31 obtenidos por el Likud. Esto supone, más que una victoria del primero, una derrota del segundo, ya que se había incorporado al Likud un pequeño partido, el Kulanu, que en abril había obtenido cuatro escaños. También ha sido derrotado el partido de corte fascista y racista de extrema derecha de Ben-Gvir, que no ha alcanzado la cuota mínima de voto del 3,25%, según la ley electoral. Está claro que, aparte del partido que representa el voto árabe (la lista Unificada), el gran ganador de estas elecciones es Avigdor Liberman y su partido Beitenu, que pasa de cinco a nueve escaños y que se erige como mediador entre los dos grandes bloques de derecha e izquierda. Se da la paradoja de que el partido de Gantz, aun recibiendo menos escaños que en abril (entonces obtuvo 35), sale ganador a fin de cuentas debido al reposicionamiento de Liberman, que antes de abril estaba a la derecha del Likud pero que después se colocó a la izquierda de este.

Lo dicho necesita un poco de explicación: en política de defensa y exterior, Liberman es claramente de derecha dura, pero no así en cuestiones de religión y Estado. Ha tenido las agallas de enfrentarse al resto del bloque de derechas sobre esta cuestión y el electorado claramente lo ha sostenido. Está claro que en estas elecciones no han jugado ningún papel las reivindicaciones económicas ni sociales, sino el gran hastío de la inmensa mayoría de los israelíes con el desmesurado poder de los ultraortodoxos en cuestión de libertades personales; a esto, naturalmente, hay que añadir por otro lado la oposición a que el presente PM siga en el poder, dados los casos de corrupción pendientes.

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En cuanto a los demás partidos, no hay ni ganadores ni perdedores con respecto a abril. Claro que para estos partidos esto es una decepción. A la izquierda, tanto el Partido Laborista, con seis escaños, como Meretz, con cinco, están donde estaban ya en abril. A la extrema derecha, Yemina (no confundir con el partido de Ben-Gvir), que representa en gran parte los asentamientos, con siete escaños, ha decepcionado a pesar de que se habían depositado allí grandes esperanzas sobre Ayelet Shaked, antigua ministra de Justicia, joven, secular y brillante oradora.

Como conclusiones, decir de entrada que no va a haber nuevas elecciones a pesar de lo complicado que va a ser formar Gobierno. Está claro que Gantz no va a querer hacer una alianza para llegar a 61 parlamentarios con los 29 mandatarios necesarios a su derecha (Liberman) y al mismo tiempo los que tiene a su izquierda (pues excluye a los 13 árabes). Tampoco Netanyahu puede llegar a 61 sin los nueve de Beitenu de Liberman o por ejemplo el Partido Laborista. Estas dos formaciones ya han dicho que no estarían de acuerdo con tal Gobierno. Pero queda la opción más evidente de formar, como pide Liberman y acepta Gantz, un Gobierno de unión nacional liberal sin ultraortodoxos. Queda abierta la cuestión de si en tal Gobierno entraría un Likud con Netanyahu al frente u otra personalidad. No parece que el primero sea el preferido de los otros partidos que deben formar ese Gobierno, sobre todo Kajol Lavan y Beitenu.

Así pues, para resumir, el Likud se interrogará tarde o temprano si sustituir al PM actual, el cual se aferrará, naturalmente, al cargo si cree que de esa manera puede posponer un posible juicio por corrupción. También cabe la posibilidad de que si cree que no vale la pena, dimita y dé paso a un nuevo líder, que es lo que la mayoría del electorado parece querer.

Entre los ganadores con el cambio, se encuentran la Autoridad Palestina y la UE, que deberían poder tener una relación más fluida con el nuevo Gobierno

¿Cuáles son las consecuencias posibles de lo dicho en materia de política exterior? Empezando por el Medio Oriente, el claro ganador de este cambio sería el rey Abdalá de Jordania, bastante asustado por el anuncio del presente PM de anexionar a Israel la ribera occidental del Jordán, ocupada desde 1967. Los demás (Erdogan, Sissi …) no deberían notar el cambio. Está claro que los resultados de estas elecciones no pueden gustar ni al presidente Trump ni a los dirigentes europopulistas como Orbán, Salvini y Johnson. Tampoco Bolsonaro o Putin deben deleitarse con lo ocurrido. Todos estos personajes empezaban a admirar al Likud y al PM como ejemplo a emular de populismo de derechas, pero de marcada orientación liberal en cuestiones económicas. Entre los ganadores con el cambio se encuentran la Autoridad Palestina (aunque no Hamás) y la UE, que deberían poder tener una relación más fluida con el nuevo Gobierno de Israel. De ahí a predecir una renovación del proceso de paz es un paso que este autor no va a avalar...

*Alfred Tovias es profesor emérito de Relaciones Internacionales en la Universidad Hebrea de Jerusalén, exconsultor del Banco Mundial y de la OCD y profesor visitante del IESE.

Con el 91,4% de los votos contados, a las 16:00 de este miércoles, hora de Israel, se pueden hacer ya algunas observaciones y sacar algunas conclusiones importantes de las elecciones a la Knesset que tuvieron lugar este martes 17 de septiembre 2019.

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