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No todo es geopolítica: por qué la UE es una 'superpotencia climática' a nivel global
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No todo es geopolítica: por qué la UE es una 'superpotencia climática' a nivel global

Tras la previsiblemente decepcionante cumbre COP26 sobre el clima, la UE puede empezar a ejercer su papel de líder en la transición energética hacia un mundo sin carbono

Foto: Reunión de líderes de la UE en Oporto, Portugal, sobre el cambio climático. (EFE)
Reunión de líderes de la UE en Oporto, Portugal, sobre el cambio climático. (EFE)

Después de meses de planificación, líderes de todo el mundo finalmente se reunirán en Glasgow para la cumbre COP26 la próxima semana. En la antesala de esta reunión, han llegado una serie de señales importantes procedentes de países anteriormente escépticos sobre el cambio climático, las cuales parecen indicar que ahora se están tomando el calentamiento global más en serio. En la Asamblea General de la ONU, Xi Jinping prometió que China dejaría de financiar nuevas plantas de carbón en el extranjero, aunque los continuos apagones a lo largo de octubre han puesto en tela de juicio el calendario de Pekín para poner fin al uso del combustible en el país. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se comprometió a ratificar finalmente el acuerdo de París, y el Parlamento turco lo hizo en octubre. A nivel mundial, el pánico por el aumento vertiginoso de los precios del gas, el petróleo y la electricidad, aunque no estén relacionados con los esfuerzos para alejarse de los combustibles fósiles, han dirigido el foco de atención hacia la necesidad de una seguridad energética genuina y sostenible.

Foto: Un hombre traslada cilindros de gas en Karachi, Pakistán. (EFE)

Pero la COP26, inevitablemente, decepcionará a la hora ofrecer vías claras para las reducciones de emisiones que el sexto informe de evaluación del IPCC sugiere que deben producirse en la próxima década. Uno de los motivos por lo que esto sucederá es que, a pesar de que Estados Unidos se ha vuelto a involucrar en el escenario internacional bajo la administración de Joe Biden y de que está presionando activamente a otros estados para que avancen más y más rápido en su transición para alejarse de los combustibles fósiles, no existe un programa claro sobre cómo el propio país norteamericano va a transformar su economía. Para que su presupuesto sea aprobado por el Congreso, Biden parece estar dispuesto a reducir el de por sí cauteloso nivel de ambición en su programa de energía limpia. ¿Por qué deberían otros aceptar riesgos para la competitividad de sus industrias nacionales cuando los mayores emisores del mundo no parecen dispuestos a cumplir con su parte?

Esto podría desembocar en un escenario de ralentización de la acción climática posterior a la COP26. Una vez que haya pasado la emoción de Glasgow, continuaremos enfrentándonos a la realidad de unas medidas insuficientes, pero ahora sabiendo que el liderazgo global actual no está a la altura de los desafíos políticos y geopolíticos necesarios para abordar el cambio climático. Aquí es donde la UE entrará en acción. Como primer actor mundial en haber presentado planes concretos sobre cómo reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55% para 2030 —en comparación con los niveles de 1990— en los anuncios del Pacto Verde Europeo en 2020 y el paquete 'Fit for 55' de este año, la UE cuenta con credibilidad allá donde EEUU carece de ella.

Foto: El vicepresidente de la Comisión, Frans Timmermans. (Reuters)

Más avanzada en su transición energética que la mayoría, la UE puede predicar con el ejemplo, compartir y comercializar sus experiencias. Es un gigante económico, una líder en donaciones, un gran mercado de exportación y una superpotencia reguladora. Puede ofrecer una importante experiencia en propiedad intelectual y en infraestructura esencial para facilitar la tarea a países con planes menos desarrollados.

La UE aún no es un peso pesado geopolítico comparable al nivel de EEUU. Es incapaz de plantear una amenaza creíble de utilizar todos los aspectos de su poder económico de forma colectiva para reforzar su posición negociadora en la COP26. Las divisiones y desarticulaciones dentro de la UE son de sobra conocidas, tanto por los líderes de sus propias instituciones como por los gobiernos de otros países. En cambio, el poder climático europeo consiste en la capacidad de generar cambios a un nivel más mecánico, a través de las interacciones de la UE con otros países, tanto los que están convencidos de la necesidad de transformar sus economías con urgencia como los que dudan.

Foto: Una estatua de Boris Johnson manchada de petróleo exhibida durante una protesta de Greenpeace en Londres. (Reuters)

Esto, gracias a su capacidad de garantizar a través de sus herramientas comerciales (como el mecanismo de ajuste en frontera por emisiones de carbono) que los socios comerciales no tengan más remedio que alejarse de la producción intensiva en emisiones si quieren exportar a la UE; de conseguir, mediante el desarrollo de la capacidad e innovación de la tecnología ecológica europea y la planeación de cadenas de suministro de las materias primas necesarias, que no sea solo China la que dé forma al desarrollo de las tecnologías necesarias para una revolución global; de ofrecer financiamiento y dirigir la inversión del sector privado para que el mundo en desarrollo pueda aprovechar las oportunidades que ven en la revolución verde; de reformular el concepto de seguridad energética para centrarse en la energía limpia y la eficiencia de los recursos. Y, sobre todo, gracias a su disposición de explorar qué reformas del mercado energético impulsarían de manera más efectiva el desarrollo del sector de las energías renovables para satisfacer la consecuente demanda del mismo.

La próxima semana, la UE puede apoyar a la Presidencia de la COP del Reino Unido, a la secretaría de la COP y a otros líderes mundiales como Estados Unidos para transmitir la urgente necesidad de una acción climática en Glasgow. Pero el liderazgo climático europeo se formulará una vez que los líderes se hayan ido a casa, poniendo en acción toda la gama de herramientas externas para comprometerse con el reequilibrio de la geopolítica a medida que el mundo se aleja del carbono.

* Susi Dennison es la líder del programa de Poder Europeo del European Council on Foreign Relations

Después de meses de planificación, líderes de todo el mundo finalmente se reunirán en Glasgow para la cumbre COP26 la próxima semana. En la antesala de esta reunión, han llegado una serie de señales importantes procedentes de países anteriormente escépticos sobre el cambio climático, las cuales parecen indicar que ahora se están tomando el calentamiento global más en serio. En la Asamblea General de la ONU, Xi Jinping prometió que China dejaría de financiar nuevas plantas de carbón en el extranjero, aunque los continuos apagones a lo largo de octubre han puesto en tela de juicio el calendario de Pekín para poner fin al uso del combustible en el país. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se comprometió a ratificar finalmente el acuerdo de París, y el Parlamento turco lo hizo en octubre. A nivel mundial, el pánico por el aumento vertiginoso de los precios del gas, el petróleo y la electricidad, aunque no estén relacionados con los esfuerzos para alejarse de los combustibles fósiles, han dirigido el foco de atención hacia la necesidad de una seguridad energética genuina y sostenible.

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