Es noticia
La crisis de Ucrania y el 'long game' geopolítico de China
  1. Mundo
  2. Tribuna Internacional
TribunaEC15

Tribuna Internacional

Por

La crisis de Ucrania y el 'long game' geopolítico de China

El comunicado conjunto chino-ruso marca el comienzo de una nueva era, no solo para las relaciones China-Rusia, sino para el mundo

Foto: Vladímir Putin y Xi Jinping. (Reuters/Sputnik/Aleksey Druzhinin)
Vladímir Putin y Xi Jinping. (Reuters/Sputnik/Aleksey Druzhinin)

Hoy, toda la atención del mundo se centra en Ucrania y en la clara determinación de Vladímir Putin de desafiar la arquitectura de seguridad vigente en Europa establecida tras la caída del Muro de Berlín en 1989.

Pero independientemente de cómo evolucione la actual crisis ruso-ucraniana, existe un desafío geopolítico de mayor calado —que supera las fronteras de la vieja Europa— y que viene gestándose desde hace años entre Pekín y Moscú.

El pasado 4 de febrero, tras el encuentro personal entre Xi y Putin con motivo de los JJOO de Invierno Pekín 2022, ambos países emitían un comunicado conjunto de unas 6.000 palabras —el más extenso desde el cisma chino-soviético de la década de los sesenta— que necesariamente hemos de interpretar como un manifiesto para el establecimiento de un nuevo orden global. Esta declaración —de necesaria lectura— recoge fundamentalmente las nuevas prioridades geopolíticas de China, aderezadas —en menor medida— con algunos objetivos estratégicos rusos.

Foto: Vladímir Putin junto a Xi Jinping en una reunión presencial antes de la pandemia. (EFE/Alexei Druzhinin)

El comunicado conjunto chino-ruso marca, por tanto, el comienzo de una nueva era, no solo para las relaciones China-Rusia, sino para el mundo.

Una de las partes más significativas del texto es la declaración explícita por parte de China de “oponerse a la ampliación de la OTAN”, al tiempo que hace un llamamiento a esta alianza militar para abandonar cualquier aproximación a los actuales desafíos internacionales desde una óptica de Guerra Fría.

Esta es la primera vez desde 1960 en que China —que hasta la fecha no se había pronunciado sobre la expansión de la OTAN— apoya de manera directa e inequívoca los intereses de seguridad rusos en Europa. Con esta declaración, China se aleja también de su posicionamiento —previo a la ocupación rusa de Crimea en 2014—, que condenaba cualquier violación de la soberanía e integridad territorial de Ucrania.

Desde la óptica de la política exterior de China, el comunicado conjunto chino-ruso marca también un cambio fundamental en los planteamientos tradicionales de su acción exterior y que están recogidos en los 'Cinco principios de coexistencia pacífica' del primer ministro Zhou Enlai desde 1954. La defensa de la inviolabilidad de la soberanía nacional y de la integridad territorial ha sido —hasta la fecha— una de las piedras angulares de la doctrina política internacional de Pekín desde mediados del siglo XX.

Este viraje fundamental por parte de China resulta igualmente contradictorio con sus recientes esfuerzos para intentar sustituir a EEUU como el 'verdadero defensor' del orden internacional multilateral basado en el sistema de Naciones Unidas y de los principios de la Carta de la ONU relativos al absoluto respeto de la soberanía de los Estados. Cuando China, de manera abierta y explícita, apoya los intereses de seguridad de Rusia respecto a la OTAN, también introduce un importante elemento de distorsión en sus relaciones tanto con la UE como a nivel bilateral con cada uno de sus países miembros.

La actual crisis de Ucrania coloca a China en una posición extremadamente compleja, en la que habrá de intentar resolver la cuadratura de un círculo imposible, al tiempo que navega una serie de contradicciones no menores como las antes referidas. No olvidemos que el pensamiento político-filosófico tradicional chino se maneja bien en las contradicciones (recordemos uno de los textos fundamentales de Mao Zedong, 'Sobre la contradicción', 1937).

Foto: Los presidentes de Rusia y China, Vladimir Putin y Xi Jinping, durante su reciente encuentro en Pekín. (Reuters vía Kremlin)

Sí, es cierto que China se abstuvo en el inevitable voto que se produjo en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas condenando la invasión rusa de Ucrania en vez de unirse formalmente al veto de Moscú. Pero ello no resuelve el grave impacto en la opinión pública internacional que conlleva su apoyo tácito a Rusia en la actual crisis de Ucrania.

Xi Jinping ha decidido cruzar esta 'línea roja' de la tradicional política exterior china y se ofrece como el salvavidas que Moscú tanto va a necesitar para afrontar la oleada de sanciones ya en marcha por parte de Occidente. Una vez más, Xi muestra al mundo su autoconfianza y lanza un mensaje directo a Bruselas (y a Berlín y al resto de capitales europeas): “Podemos aguantar cualquier órdago dada la dependencia económica europea de China”.

Pero ¿por qué Xi ha decidido hacer esta arriesgada apuesta en política exterior?

Las relaciones chino-rusas han sido siempre tradicionalmente complejas. Tras un largo y complejo proceso, Mao consiguió emancipar al por entonces recién nacido Partido Comunista de China del férreo control ejercido por Stalin a través del Comintern (Tercera Internacional), para —de manera gradual— pasar a una etapa de 'entente' entre China-EEUU (cuyo punto álgido fue la visita del presidente Nixon a Pekín en 1972) con el único —si bien más que suficiente— objetivo compartido de contrarrestar el ascenso de la Unión Soviética.

Foto: El presidente ruso, Vladimir Putin, junto a su homólogo chino, Xi Jingping. (Reuters)

Pero las tornas de la geopolítica del siglo XXI han virado 180 grados. Y son precisamente China y Rusia quienes ahora comparten el fin común de hacer frente al orden global auspiciado por EEUU tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Existe una buena química personal entre Xi y Putin. Se profesan admiración mutua sobre sus respectivas capacidades políticas como líderes fuertes y ambiciosos. Aunque desde presupuestos ideológicos bien diferentes, ambos comparten también un 'desprecio' profundo hacia Occidente. Rusia quizá más visceral, fruto de la Historia y de la geografía. Xi, quizá, más anclado en un sincero convencimiento de la superioridad moral y cultural de la milenaria civilización china frente a la 'decadente' Occidente. También les une una cuestión no menor, su temor compartido a las 'revoluciones de color' de las últimas décadas en diferentes partes del mundo.

En definitiva, ambos líderes perciben una clara convergencia de sus actuales intereses estratégicos, que van desde el aprovisionamiento y seguridad energética hasta cómo enfrentar al común 'enemigo' americano, pasando por cuestiones de tanta relevancia como pueden ser la gobernanza de internet, la inteligencia artificial, los derechos humanos o la legitimidad de Estados autocráticos como los que representan.

Parece que tanto Pekín como Moscú han decidido resolver, o al menos aparcar temporalmente, la larga lista de contenciosos —pasados y recientes— en aras de un objetivo estratégico de mayor calado. Más relevante incluso, Moscú también parece haber asumido su papel como socio 'minoritario' en el actual eje chino-ruso. Todo ello diametralmente opuesto a la situación de la Internacional Comunista de los años cincuenta del siglo pasado, cuando incluso Mao —muy a su pesar— no podía sino seguir 'aceptando' el liderazgo del Comintern dentro del universo comunista global.

Foto: Vladimir Putin y Xi Jinping en una cumbre en 2019. (Getty/Kim Kyung-Hoon)

Pero más allá de elementos coyunturales o puramente transaccionales, se vislumbra un componente ideológico-estratégico de mucha mayor relevancia dentro de la ecuación por parte del actual liderazgo del PCCh. Xi considera y asume que China pronto se convertirá en la principal potencia global. Y quiere que todos seamos plenamente conscientes de ello.

No solo el referido comunicado conjunto chino-ruso del 4 de febrero hace mención implícita a esta cuestión. Recientes documentos emitidos por el PCCh, entre los cuales destaca la muy relevante —y también muy desconocida por estos lares— 'Resolución del Comité Central del PCCh sobre los principales logros y experiencia histórica del Partido durante el último siglo' (11 de noviembre de 2021), subrayan: “El mundo ha entrado en un periodo de turbulencia y transformación”.

Con visión estratégica a largo plazo y toda la flexibilidad táctica que sea necesaria en cada caso, China y Xi han decidido profundizar en la relación con Moscú. Ambos países ven herido a Occidente como consecuencia de la crisis financiera de 2008, la reciente polarización de la política tanto en EEUU como en algunos países de la UE, una posible y progresiva desintegración europea como consecuencia del Brexit, entre otros factores.

Foto: El presidente ruso, Vladimir Putin, habla con su par chino, Xi Jinping, por videollamada. (Reuters)

En este nuevo contexto geopolítico, China y Rusia muestran al mundo su voluntad inequívoca de avanzar de manera firme y directa en su desafío del liderazgo global de EEUU, con el objetivo compartido de reconfigurar un nuevo orden global que dé acomodo tanto a sus intereses estratégicos como a sus valores, fundamentalmente contrapuestos al orden liberal internacional establecido a raíz de la Segunda Guerra Mundial.

A modo de conclusión preliminar, la invasión rusa de Ucrania representa una prueba capital para la evolución de la política exterior de China, para su posicionamiento táctico, así como para sus opciones estratégicas en el largo plazo. Pekín está intentando alcanzar un equilibrio imposible a la hora de asegurar tres objetivos principales de manera simultánea: su asociación estratégica con Rusia, su compromiso de largo recorrido (hasta ahora) con los principios de integridad territorial y no interferencia y, por último, su deseo de minimizar los daños colaterales derivados de las sanciones a Rusia por parte de EEUU y la UE.

Este desafío de grandes proporciones por parte de China y Rusia al actual orden internacional vigente desde 1945, unido a la respuesta que EEUU y Europa sean capaces de articular, determinará en gran medida el devenir de un siglo XXI que se empeña en recordarnos cada día que lejos de la incumplida profecía de Francis Fukuyama sobre el final de la Historia, esta no hace sino repetirse de manera cíclica e implacable.

*Fernando de Góngora. China 'senior advisor' de Intelsynet.

Hoy, toda la atención del mundo se centra en Ucrania y en la clara determinación de Vladímir Putin de desafiar la arquitectura de seguridad vigente en Europa establecida tras la caída del Muro de Berlín en 1989.

Conflicto de Ucrania Noticias de China
El redactor recomienda