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'The Green Pope': el ecologismo humanista de Benedicto XVI
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'The Green Pope': el ecologismo humanista de Benedicto XVI

Ratzinger alertó sobre el estado de salud medioambiental del planeta y puso el foco en la eficiencia energética o la imperiosa necesidad de desarrollar fuentes de energías renovables

Foto: El Papa Benedicto XVI, en julio de 2010. EFE
El Papa Benedicto XVI, en julio de 2010. EFE

Durante las largas exequias que siguieron a la muerte del Papa emérito, su pontificado ha merecido incalculables calificaciones. Desde granítico por su defensa del dogma a rompedor por su renuncia al trono de San Pedro, por no olvidar su talla intelectual, heredera de una idea de la vieja Europa que nos se contrajo a los tiempos. Benedicto era, sin embargo, mucho más. Son pocas las áreas que (como cabría esperar de alguien que reflexiona profundamente sobre el hombre y el mundo) escaparon a su pensamiento. Entre ellas brilla una por la que tenía especial interés y que más ha sido reflejada en el legado recogido por su sucesor Francisco: la ecología.

Una conciencia medioambiental que era conocida, quizás en su vertiente más anecdótica. Así, apenas transcurridas veinticuatro horas desde que se anunciase su renuncia papal en 2013, un articulista se preguntaba en The Guardian: El Papa Benedicto XVI: ¿el primer pontífice verde? Ciertamente, los motivos citados fueron más bien fortuitos: la adquisición por el Vaticano de una furgoneta eléctrica, la instalación de celdas fotovoltaicas en la Santa Sede o unas dispersas palabras papales a estudiantes italianos en 2011.

Foto: Doña Sofía, y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, visitaron este miércoles la capilla ardiente del papa emérito Benedicto XVI. (EFETV)

Sin embargo, el interrogante no yerra, y la respuesta que se impone es afirmativa, aun siendo las pruebas para ello distintas a las ofrecidas por el diario británico.

En efecto, seis años antes de la encíclica "Laudatio Si" de 2015, que caracterizó al Papa Francisco como pionero del pensamiento medioambiental en el Vaticano, Benedicto XVI había promovido en 2009 otra encíclica nombrada "Caritas in Veritate". En esa carta a la comunidad católica, Ratzinger alerta sobre el estado de salud medioambiental del planeta y, con un relieve destacado, acerca de la eficiencia energética o la imperiosa necesidad de desarrollar fuentes de energías renovables.

Algunos de sus antecesores ya habían expresado inquietudes y desasosiegos por el medio natural. Pablo VI clamó contra una actividad descontrolada del ser humano que deriva en una explotación industrial inconsiderada con la naturaleza. Juan Pablo II advirtió del consumo excesivo de los recursos en que se había abstraído el hombre. Pero mientras que tales contribuciones previas constituyen declaraciones ocasionales y ajenas al corpus central de sus papados, en Ratzinger encontramos correspondencia directa entre su conciencia ambiental y el resto de su pensamiento acerca del hombre.

La importancia del humanismo para Benedicto

La investigadora María José Pou-Amérigo ha tratado el asunto espaciosamente, y resalta por significativo el hecho de que, en su definitoria homilía inicial como pontífice de 2005, Benedicto ya mostrase su desazón por el abuso de recursos naturales y avanzase las claves de su tesis medioambiental. El convencimiento de que al ser humano le ha sido concedido el don de disfrutar de la naturaleza, pero siempre desde el gobierno responsable, puesto que es un regalo que trasciende el momento presente ya que se debe a las generaciones futuras.

Así, el ecologismo de Benedicto es otra expresión de su convicción intelectual transversal: el disfrute conjunto por todos los hombres de una ley moral común, un marco jurídico colectivo y un concepto de libertad compartido se origina en una herencia histórica; herencia que como tal entraña un deber irrenunciable aparejado.

Foto: El papa Francisco, en el funeral de Benedicto XVI. (Reuters)

Por ello, su sensibilidad medioambiental es indisociable de la que, acaso, es una de las preocupaciones más recurrentes del pontífice, la de la ecología humana. La idea de que al igual que el hombre debe ser guardián responsable del medio natural, también debe abstenerse de causar daño a otro bien digno de protección. En este caso, la naturaleza humana.

Esa relación la desarrolló en su famoso discurso de 2011 ante el Parlamento Federal Alemán. Tras referirse específicamente al ecologismo político (en el que reconoció un anhelo, especialmente entre los jóvenes, que, si bien puede caer en el romanticismo y lo irracional, merece ser escuchado) concluyó que, para su completitud moral, el ecologismo natural debe estar en armonía con la ecología humana.

Son palabras que en cierto modo evocan las voces que de modo creciente reclaman un "ecologismo ilustrado" o "ecologismo sensato" frente a visiones radicales de ecologismos antihumanistas. Por ello, podemos concluir que, también en el ecologismo, el pensamiento de Ratzinger arroja luces inesperadas.

Raúl Lopez-Baelo, Secretario de Oikos
Luis Quiroga, Co-fundador de Oikos

Oikos es un think-tank que busca promover la defensa del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático desde una perspectiva liberal-conservadora, con el fin de fomentar el consenso social ante los desafíos medioambientales del S. XXI.

Durante las largas exequias que siguieron a la muerte del Papa emérito, su pontificado ha merecido incalculables calificaciones. Desde granítico por su defensa del dogma a rompedor por su renuncia al trono de San Pedro, por no olvidar su talla intelectual, heredera de una idea de la vieja Europa que nos se contrajo a los tiempos. Benedicto era, sin embargo, mucho más. Son pocas las áreas que (como cabría esperar de alguien que reflexiona profundamente sobre el hombre y el mundo) escaparon a su pensamiento. Entre ellas brilla una por la que tenía especial interés y que más ha sido reflejada en el legado recogido por su sucesor Francisco: la ecología.

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