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La lección desde Varsovia: 5 cosas que hemos aprendido tras un año de guerra en Ucrania
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La lección desde Varsovia: 5 cosas que hemos aprendido tras un año de guerra en Ucrania

Debemos hacer todo lo posible para que esta gran pesadilla geopolítica del siglo XXI llegue, de una vez por todas, a su fin

Foto: El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, estrecha la mano del primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, en Kiev. (EFE/Sergey Dolzhenko)
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, estrecha la mano del primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, en Kiev. (EFE/Sergey Dolzhenko)

Hace exactamente un año, el 24 de febrero de 2022, Rusia llevó a cabo la invasión armada de Ucrania, destruyendo así el orden que se había establecido tras la Guerra Fría. La seguridad y la prosperidad construidas mediante el esfuerzo de varias generaciones de europeos se encontraban al borde del abismo. Rusia se embarcó en una conquista imperialista con un objetivo: reconstruir la antigua esfera de influencia soviética. Sin importar los costes ni las víctimas. Debemos hacer todo lo posible para que esta, la mayor pesadilla a nivel geopolítico del siglo XXI, llegue a su fin de una vez por todas.

¿En qué situación nos encontramos hoy? Han transcurrido doce meses de crueldad inaudita por parte de Rusia. Meses marcados por bombardeos regulares de escuelas, hospitales y edificios civiles. Meses en los que se contaban las víctimas en lugar de los días. Los rusos no tienen ningún miramiento, sea hacia hombres, mujeres, ancianos o niños. Los genocidios de Bucha, Irpín y otros lugares son una prueba espeluznante de que Rusia es capaz de cometer los peores crímenes. Fosas comunes, cámaras de tortura, violaciones, secuestros: esta es la imagen real de la invasión rusa.

Foto: La madre de una de las víctimas de la masacre de Bucha, en abril de 2022. (Oleg Petrasyuk/EFE)

Atrás queda también un año de gran heroísmo por parte del pueblo ucraniano que, bajo el liderazgo de Volodímir Zelenski, planta cara al imperio ruso del mal. Un año de fe, perseverancia y determinación. Ucrania lucha hoy no solo por su propia soberanía, sino también por la seguridad de todo el continente. ¿Cómo podemos detener esta guerra? El último año nos ha traído numerosas lecciones importantes que los países de Occidente deberían tomarse muy en serio si realmente quieren vivir en paz y seguridad.

Esta guerra nos concierne a todos

Desde el principio, debemos deshacernos de las concepciones erróneas de la invasión rusa. Esta invasión no es un conflicto local. Rusia intenta incendiar Europa. Nos encontramos ante una desestabilización del orden económico mundial.

El ataque a Ucrania forma parte de un plan largamente urdido que Putin lleva poniendo en práctica desde hace al menos una década. Ya en 2008, en el momento de la invasión rusa de Georgia, el presidente Lech Kaczyński advirtió: “Sabemos muy bien que hoy se trata de Georgia, mañana Ucrania, pasado mañana los países bálticos, y después quizá le toque el turno a mi país, Polonia”. Las palabras de esta advertencia se hicieron realidad más rápido de lo que Europa podía imaginarse. Seis años después, en 2014, Rusia llevó a cabo la anexión de Crimea. Y hoy todos somos testigos de la agresión bélica a gran escala contra Ucrania. ¿Qué nos depara el futuro si no detenemos hoy la maquinaria bélica rusa?

A cientos de kilómetros de distancia, no se oye el sonido de los proyectiles que estallan, las sirenas de alarma o los llantos de los padres que acaban de perder a su hijo en un bombardeo. Sin embargo, la distancia hasta Kiev no puede tranquilizar nuestra conciencia. A veces, temo que realmente haya mucha gente en Occidente para la que el almuerzo en su cafetería favorita o una serie en Netflix sean más importantes que la vida y la muerte de miles de ucranianos. Todos somos testigos de esta guerra. Ninguno de nosotros podrá decir: “No sabía nada del genocidio de Bucha”. Todos vemos las atrocidades que están siendo cometidas por el ejército ruso. Por esta razón no debemos permanecer indiferentes. Los planes imperiales de Rusia van más allá de Ucrania. Esta guerra nos concierne a todos.

Rusia está impulsando la crisis económica mundial

La guerra en Ucrania es solo uno de los frentes en los que se libra la batalla por el futuro de Europa. Rusia está llevando a cabo un ataque contra toda nuestra civilización en el ciberespacio, en el ámbito informativo y en el económico. Carl von Clausewitz dijo una vez que la guerra no es más que la continuación de la política por otros medios. Está claro que Vladímir Putin entendió bien esta famosa frase. Moscú elige sus técnicas de ataque en función del adversario al que tenga que enfrentarse. Putin no podría conquistar Europa militarmente sin antes derrotarla económicamente.

Foto: Un coche policía recorre Kiev durante un apagón. (Reuters/Gleb Garanich)

La crisis energética y la inflación mundial a las que todos nos enfrentamos tienen su origen en la agresión imperialista de Rusia. El inicio de la invasión de Ucrania fue una continuación de la política en relación con el suministro de gas ejercida por el Kremlin en julio y agosto de 2021. El chantaje de Putin por medio del hidrocarburo provocó entonces fuertes subidas de los precios de este producto en el mercado europeo. Y eso fue solo el principio.

Rusia esperaba que la parálisis del sector energético debilitara a los países europeos, y los convenciera de mantenerse al margen de la guerra en Ucrania. La escalada de la crisis ha sido desde el principio una estrategia contra los países de Occidente. Las acciones bélicas rusas son una de las principales causas de la subida de los precios en todo el mundo. Todos pagamos caro las decisiones del Kremlin. Es hora de comprender esto: Rusia está impulsando la crisis económica mundial.

La 'desputinización', requisito para la soberanía europea

Durante muchos años, la fuente de la fuerza de Rusia ha sido la debilidad del mundo occidental. La dependencia energética de los hidrocarburos rusos, los ambiguos acuerdos comerciales con oligarcas rusos y las concesiones totalmente incomprensibles de Europa sobre, por ejemplo, la construcción del Nord Stream 2, dibujan un panorama de relaciones patológicas entre Occidente y Rusia. Muchos gobiernos europeos creyeron que se podían establecer contratos normales con Rusia, pero estos resultaron ser un compromiso con graves consecuencias en el que Europa vendió su alma.

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Por lo tanto, es imposible regresar al business as usual. Las relaciones con un régimen criminal no pueden normalizarse. Ya es hora de que Europa se independice de Rusia, especialmente en el sector energético. Polonia lleva mucho tiempo hablando de la necesidad de diversificar los suministros de petróleo y gas. Las nuevas rutas de suministro abren nuevas posibilidades. La desputinización, es decir, la ruptura de relaciones con la máquina de violencia dictatorial creada por Putin, es un requisito para alcanzar la soberanía de Europa.

La solidaridad es más fuerte que el miedo

Esta guerra ya ha cambiado Europa. Al atacar Ucrania, Rusia esperaba que los países de Occidente no despertaran del coma geopolítico en el que cayeron hace años, creyendo ingenuamente en el mito del “fin de la historia”. Rusia cometió un error. Quiso dividirnos, y nosotros permanecimos unimos más que nunca.

La mayor arma del Kremlin, como la de cualquier régimen totalitario, es el miedo. Debemos contrarrestar las amenazas y el chantaje rusos con la solidaridad. Ya en estos momentos, llega a Ucrania ayuda desde todas las partes del mundo. Alimentos, suministros, armamento. Hoy damos a Ucrania la esperanza y la oportunidad de obtener la victoria.

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El acuerdo de Alemania de enviar tanques Leopard a Ucrania, un acuerdo que Polonia estaba reclamando, es realmente significativo. Sabemos ya que a los tanques de producción alemana se unirán los Abrams estadounidenses. La razón de ser euroatlántica ha prevalecido sobre los fríos cálculos. La OTAN ha demostrado que no solo es la alianza militar más poderosa del mundo, sino también una alianza verdaderamente unificada. Juntos derrotaremos al mal. La solidaridad es más fuerte que el miedo.

Reconstruir Ucrania, fortalecer Europa

La victoria en la lucha contra Rusia está cada vez más cerca. No solo gracias a los éxitos del ejército ucraniano y no solo gracias a la fatiga del oso ruso debido a las sanciones impuestas. Esto es mérito del mundo occidental, que ha formado una sólida alianza en favor de la libertad. Sin embargo, no es suficiente para derrotar a Rusia en la batalla que se libra hoy. Para ganar la guerra a Rusia, tenemos que construir una arquitectura de seguridad completamente nueva desde el punto de vista político y económico.

Foto: El presidente ucraniano Volodímir Zelenski pronuncia un discurso ante una reunión conjunta del Congreso de los EEUU. (EFE/Michael Reynolds)

¿Qué material emplearemos para construir Europa, nuestro hogar común? Aquello que proporciona seguridad, la unidad basada en una comunidad de valores e intereses, consolidada por fuertes lazos económicos y sociales. No será posible superar la crisis económica si el fuego de la guerra arde a las puertas de Europa.

Por tanto, ante nosotros se abren dos escenarios para el futuro de Europa. Uno es la victoria de Ucrania y la paz en el continente. El segundo es la victoria de Rusia y la expansión del imperialismo putinista. Si Ucrania quiere ganar esta guerra, debemos pensar, ya hoy, en un cambio de paradigma en la política europea. La idea de una comunidad de seguridad y paz es el único modelo de desarrollo posible a día de hoy.

Igualmente, un año después del estallido de la guerra, tenemos un objetivo común, solidario: Reconstruir Ucrania, fortalecer Europa.

*Mateusz Morawiecki es primer ministro de la República de Polonia. Texto publicado conjuntamente con la revista mensual polaca Wszystko co najważniejsze como parte de un proyecto histórico con el Instituto de la Memoria Nacional y la Fundación Nacional Polaca.

Hace exactamente un año, el 24 de febrero de 2022, Rusia llevó a cabo la invasión armada de Ucrania, destruyendo así el orden que se había establecido tras la Guerra Fría. La seguridad y la prosperidad construidas mediante el esfuerzo de varias generaciones de europeos se encontraban al borde del abismo. Rusia se embarcó en una conquista imperialista con un objetivo: reconstruir la antigua esfera de influencia soviética. Sin importar los costes ni las víctimas. Debemos hacer todo lo posible para que esta, la mayor pesadilla a nivel geopolítico del siglo XXI, llegue a su fin de una vez por todas.

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