Es noticia
TikTok es un peligro, pero más lo es cargarse la ventaja moral de Occidente
  1. Mundo
  2. Tribuna Internacional
Ramón González Férriz

Tribuna Internacional

Por

TikTok es un peligro, pero más lo es cargarse la ventaja moral de Occidente

La censura occidental sería un enorme problema no solo para los usuarios que quieren bailar con TikTok, sino para la propia filosofía de gobierno en los sistemas democráticos

Foto: Foto: Reuters/Dado Ruvic.
Foto: Reuters/Dado Ruvic.
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

En 2022, TikTok fue la aplicación más descargada en los móviles de todo el mundo. Sus vídeos de formato vertical, ideales para concebir breves coreografías, canciones con estribillos pegadizos y sketches cómicos, generan adicción en los jóvenes, y los departamentos de Marketing de las marcas cada vez invierten más en ella. Pero a diferencia de Meta, la empresa propietaria de Instagram y WhatsApp, la segunda y la tercera apps más descargadas, la de TikTok, ByteDance, es china. Y en el último mes se ha convertido en un campo de batalla geopolítico que pondrá a prueba las convicciones morales de los líderes de Occidente. ¿Hasta qué punto están dispuestos a que este siga siendo un lugar abierto y liberal?

Antes de Semana Santa, el consejero delegado de ByteDance, Shou Zi Chew, compareció ante el Congreso de Estados Unidos. Explicó que no era cierto que la aplicación tuviera conexiones con el Partido Comunista y cediera datos de los usuarios estadounidenses al Gobierno chino. Los datos de los estadounidenses, dijo, “se almacenan en suelo estadounidense, lo hace una empresa estadounidense y lo supervisa personal estadounidense”, y afirmó que la compañía no retira ningún contenido ni espía a extranjeros a petición del Gobierno chino. Pero aparentemente ningún miembro del Congreso le creyó. Joe Biden ha amenazado con prohibir la aplicación a menos que ByteDance la venda a accionistas estadounidenses. Pero Pekín afirma que TikTok no puede venderse porque —en un fascinante giro de la política y la economía globales— su algoritmo forma parte de los intereses estratégicos del país.

Foto:  El comisario de Mercado Interior de la Unión Europea, Thierry Breton. (EFE)

La Unión Europea también recela de TikTok. La Comisión y el Parlamento han prohibido a su personal que tenga la aplicación en el móvil por miedo al ciberespionaje. La comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, ha afirmado que las autoridades europeas no se plantean su prohibición. Aun así, van a crear regulación especial para TikTok. No hay pruebas de que la aplicación espíe masivamente, pero sí se sabe que los empleados de la sede china han accedido a datos de periodistas occidentales y muchos sospechan que el algoritmo de recomendación de vídeos es tan adictivo que el Gobierno chino acabará utilizándolo para poner propaganda ante los ojos de millones de adolescentes occidentales.

Cuando los vínculos de las empresas y los individuos con los gobiernos autoritarios son reales, los límites se vuelven difusos

Estos miedos están fundamentados. Se basan en un hecho cierto: la relación que tiene una empresa europea o estadounidense con su respectivo Gobierno no es la misma que tiene una empresa china con el suyo. Una compañía española, por ejemplo, debe cumplir la regulación nacional y europea, puede ser llevada a los tribunales si la incumple y le conviene cuidar su reputación pública no teniendo líos con Hacienda. Pero, por mucho que estos puedan presionarle, no responde ni ante los partidos que conforman el Gobierno ni ante su presidente. No es el caso de una empresa tecnológica china. En muchos sentidos, Xi Jinping es el presidente de todas ellas y, aunque no figure en su accionariado, el Partido Comunista está representado de manera implícita en su consejo de administración. En consecuencia, las autoridades occidentales hacen bien en recelar de las tecnológicas chinas. Sin embargo, eso conlleva un riesgo capital: que las democracias liberales actúen exactamente como el Gobierno chino, que no permite que las tecnológicas occidentales operen en su país y su internet está casi aislado de la influencia occidental.

Las democracias deben ser abiertas

La censura occidental sería un enorme problema no solo para los usuarios que quieren bailar con TikTok, sino para la propia filosofía de gobierno en los sistemas democráticos. Las democracias, para serlo, deben estar abiertas no solo a la inversión extranjera y la libertad de expresión, sino también a los riesgos innegables que ambas implican. Es complicado, porque cuando los vínculos de las empresas y los individuos con los gobiernos autoritarios son reales, los límites se vuelven difusos. Lo hemos visto en el último año con el caso de Rusia: sus empresas energéticas no solo son estratégicas para el Gobierno, sino que en muchos sentidos dependen de él. Por no hablar de las estatales, como Russia Today (RT), que no es un simple medio de comunicación público, sino una abyecta máquina de propaganda contra la democracia. Es probable, con todo, que las autoridades europeas se equivocaran al prohibirla al principio de la guerra. Es una cuestión de principios: hay que prohibir el menor número de cosas posible, y nunca o casi nunca cuestiones relacionadas con la libertad de expresión. Aunque parezca contraintuitivo, una de las ventajas de Occidente es que en él existe, en muchos contextos, el derecho a mentir. Lo cual implica enormes riesgos, pero también sirve para reducir el poder de los gobiernos sobre los individuos y los medios de comunicación. Es parte de su ventaja moral.

Una paradoja llevada al límite

Las nuevas tecnologías, y el grado en que se han interconectado las economías mundiales, llevan esta paradoja a extremos difíciles de gestionar. En los próximos años, las autoridades estadounidenses y europeas tendrán cada vez más tentaciones de prohibir cosas. Quién sabe qué podría ser lo próximo, después de medios estatales como RT o tecnología extranjera como TikTok. Pero a pesar de que las dudas y los miedos tengan fundamentos sólidos y probados, y de que la lucha contra el espionaje sea una prioridad para cualquier Gobierno, Estados Unidos y la UE deben hacer lo difícil y correcto, en lugar de lo gratificante e incorrecto: no prohibir, sino regular mejor. Y eso es perfectamente posible en el caso de TikTok y su utilización de los datos.

Foto: Ilustración: CSA
TE PUEDE INTERESAR
Censurar RT y Sputnik nos desacredita
Juan Soto Ivars

RT es odiosa y TikTok nos parece un juego intrascendente del que todos podríamos prescindir: ¿acaso no podemos hacer vídeos tontos con YouTube, que es de la estadounidense Alphabet? Pero, en realidad, es en cuestiones como esas en las que Occidente debe demostrar que se cree su filosofía de apertura, competencia y deliberación. Si no lo hace, perderá la que hoy sigue siendo su mayor ventaja competitiva y moral frente a los regímenes autoritarios: no comportarse como ellos.

En 2022, TikTok fue la aplicación más descargada en los móviles de todo el mundo. Sus vídeos de formato vertical, ideales para concebir breves coreografías, canciones con estribillos pegadizos y sketches cómicos, generan adicción en los jóvenes, y los departamentos de Marketing de las marcas cada vez invierten más en ella. Pero a diferencia de Meta, la empresa propietaria de Instagram y WhatsApp, la segunda y la tercera apps más descargadas, la de TikTok, ByteDance, es china. Y en el último mes se ha convertido en un campo de batalla geopolítico que pondrá a prueba las convicciones morales de los líderes de Occidente. ¿Hasta qué punto están dispuestos a que este siga siendo un lugar abierto y liberal?

TikTok
El redactor recomienda