En defensa de la UNRWA, que mantiene vivos a cientos de miles de palestinos en Gaza

¿Basta con que un puñado de sus miembros hayan podido incurrir en actos terroristas para sancionar a toda una agencia de Naciones Unidas cuya labor sobre el terreno en la Franja de Gaza mantiene con vida a cientos de miles de palestinos, salvándoles de la hambruna?

A ojos de una decena de gobiernos, empezando por el de EEUU, pero también de varias viejas democracias europeas como Reino Unido, Países Bajos o Suiza, la respuesta es "sí". "Una manzana podrida echa a perder todo el cesto", justificó el portavoz de la diplomacia de uno de esos países europeos. Es como si la presunta implicación en el narcotráfico de un pequeño grupo de agentes de la Guardia Civil justificase la disolución del cuerpo o, por lo menos, privarle de recursos.

Ciento cinco días después de que Hamás perpetrase su brutal asalto contra el sur de Israel y horas después de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) pronunciase el viernes un fallo desfavorable, a grandes rasgos, para las autoridades israelíes, afloró la acusación del Gobierno de Benjamín Netanyahu: empleados de la UNRWA, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos, participaron en el ataque del 7 de octubre. En realidad, la denuncia israelí fue formulada una semana antes del veredicto de la CIJ, pero, curiosamente, solo salió a la luz poco después.

En la lista de los denunciados trasladada por Israel a Naciones Unidas, hay doce nombres de trabajadores de la UNRWA en Gaza. Nueve están vivos y fueron inmediatamente despedidos. Si la investigación interna de la ONU, a cargo de la OSSI, establece su culpabilidad, se enfrentarán a responsabilidades penales. El décimo trabajador señalado está muerto. Los nombres de los dos últimos no figuran en la lista de empleados que la agencia comunica regularmente a Israel y a los principales donantes. Ninguno había puesto reparos hasta ahora.

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La denuncia partió de Israel y su nuevo ministro de Asuntos Exteriores, Israel Katz, ha formulado abiertamente su deseo de que la UNRWA se marche de Gaza, que desaparezca. Es una vieja idea que ya esgrimió en septiembre de 2019, durante una visita bilateral a Suiza, y que reiteró el sábado pasado. Al frente de la agencia estaba entonces un suizo, Pierre Krähenbühl, y hoy en día está en manos de un compatriota suyo, Philippe Lazzarini.

Una decena de países occidentales, que figuran entre los principales donantes, anunciaron a lo largo del fin de semana que suspendían provisionalmente su financiación de la agencia. Dan crédito a la acusación israelí y no creen en la presunción de inocencia.

Una decena de países, que figuran entre los principales donantes, dan crédito a la acusación israelí y no creen en la presunción de inocencia

Aun en el supuesto de que en las filas de la UNRWA hubiera un puñado de terroristas, no se puede castigar a toda una agencia humanitaria que solo en la Franja de Gaza cuenta con 13.000 trabajadores locales. En sus filas hay ya más de cien empleados muertos, muchos de ellos en sus puestos de trabajo, durante los tres meses y medio de invasión israelí.

Aun en el supuesto de que en las filas de la UNRWA hubiera un puñado de terroristas, no se puede tampoco infligir un castigo colectivo a millones de palestinos en los diversos campamentos de refugiados dispersos por Oriente Próximo y, sobre todo, en Gaza. En la Franja, dos millones sobreviven gracias a su ayuda y el 80% de ellos han encontrado cobijo en los precarios refugios que erige.

Cortar la financiación es poner aún más sus vidas en peligro. Ya han muerto 26.422, según las autoridades de Hamás, una cifra que los gobiernos occidentales no ponen en duda. Euro-Med Human Rights Monitor, una ONG independiente con sede en Suiza, sostiene incluso que, si se cuenta a las víctimas sepultadas y los enfermos que no recibieron tratamiento, el número real de fallecidos rebasa los 32.000.

"Las vidas en Gaza dependen de este apoyo"

Lazzarini, el comisionado general de la UNRWA, hizo el sábado un desesperado llamamiento a los países sancionadores para que reconsideren su decisión porque "las vidas de las personas en Gaza dependen de este apoyo". Ninguno ha dado, por ahora, marcha atrás. Israel Katz reaccionó pidiéndole en la red X que dimitiera.

Muy pocos son en Occidente los que han reiterado su apoyo a Lazzarini y a su agencia. Micheál Martin, el ministro de Asuntos Exteriores de Irlanda, sí osó afirmar en X tener en él "plena confianza". "Irlanda no tiene planes de suspender la financiación del trabajo crucial de UNRWA en Gaza", dijo Martin. Los empleados de "UNRWA proporcionan asistencia vital a 2,3 millones de personas y a un coste personal increíble, con más de 100 empleados asesinados en los últimos cuatro meses".

La diplomacia española, una de las más activas en Europa con relación a Oriente Próximo, guardó un desconcertante silencio a lo largo del fin de semana. En diciembre, el Consejo de Ministros aprobó una partida adicional de 10 millones para la agencia. Se supone que llegarán a su destino, pese al mutismo imperante. Varias comunidades autónomas, incluidas todas las gobernadas por el PP, excepto Murcia, hacen también modestas aportaciones a las arcas de la UNRWA.

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El castigo a la agencia llega justo después de que la CIJ ordenase el viernes que "Israel debe tomar medidas inmediatas y efectivas para permitir la prestación (...) de la asistencia humanitaria que se necesita con urgencia para hacer frente a las adversas condiciones de vida" de los palestinos.

Esa asistencia la suministra UNRWA, y además coordina a las otras agencias de la ONU y a ONG como Save the Children, Médicos Sin Fronteras, etcétera. Por eso, las potencias occidentales que ahora la sancionan "muy probablemente, violen las obligaciones" suscritas al adherirse a la Convención de Prevención del Genocidio, como sostiene en X Francesca Albanese, relatora de Naciones Unidas para los territorios palestinos ocupados.