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Rusia no parará hasta que la detengan: por qué ayudar a Ucrania es defender a Europa
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Anna Sroka

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Rusia no parará hasta que la detengan: por qué ayudar a Ucrania es defender a Europa

Debemos ser plenamente conscientes y concienciar a los demás de que Ucrania lucha por nuestra libertad europea

Foto: Un soldado ucraniano descansa en la región de Odesa. (Reuters/Stringer)
Un soldado ucraniano descansa en la región de Odesa. (Reuters/Stringer)

La guerra en Ucrania dura ya 10 años. Durante los dos últimos, Rusia ha estado atacando todo el territorio del Estado, matando a miles de ucranianos, secuestrando niños, destruyendo recursos materiales, infraestructura, monumentos y naturaleza, violando así todos los principios internacionales, incluido el derecho del país a mantener su soberanía, la integridad territorial e inviolabilidad de sus fronteras. Rusia está socavando el concepto global de coexistencia en paz de las naciones al librar una guerra de carácter imperial y colonial. El Kremlin pretende esclavizar al pueblo ucraniano, apoderarse de sus recursos y privarlo del derecho a elegir libremente su vía de desarrollo y soluciones en materia de seguridad.

Rusia, que lleva a cabo una política de conquistas imperiales, no parará hasta que la detengan. La economía rusa lleva muchos meses en modo de guerra y alrededor del 30% del presupuesto estatal se destina a gastos militares. Esto es significativamente más que los gastos rusos en objetivos sociales. Aunque su invasión de Ucrania no es una guerra global, tiene implicaciones políticas y económicas mundiales. El Kremlin, al perseguir sus ambiciones ilegítimas, puede intentar dar forma a un nuevo orden mundial y desafiar lo que consideramos los principios fundamentales de nuestra civilización. Para lograr sus objetivos, Rusia está intensificando la cooperación con países que apoyan el terrorismo, como Irán y Corea del Norte. Además, Moscú está explotando otras regiones conflictivas del planeta, como Oriente Próximo, para aumentar la inestabilidad.

En el futuro, Rusia seguirá siendo una amenaza para la seguridad europea y mundial y un factor desestabilizador clave. Aceptar este hecho nos permitirá realizar un completo y duradero cambio de paradigma sobre la posibilidad o necesidad de un diálogo constructivo con Moscú. Debemos aceptar que no estamos obligados a ofrecerle nada, que no tenemos intereses comunes con el Kremlin y que solo podemos buscar acuerdos con representantes de la sociedad independiente rusa, principalmente los que están en el exilio.

Algunos columnistas y analistas de países occidentales hablan de la fatiga del público con la guerra en Ucrania, lo que supuestamente significa que los ciudadanos están cansados de leer sobre la muerte, la destrucción por bombardeos, la escasez de suministros y demás desgracias causadas por la guerra. Sería difícil hacer una constatación más insensible. Si alguien puede estar cansado de la guerra, son solo los ucranianos, que sufren la pérdida de seres queridos y hogares, la incertidumbre sobre el futuro, la emigración forzosa o en pobreza... Al mismo tiempo, en los dos últimos años, con la ayuda de los países occidentales, Ucrania ha recuperado el 50% de los territorios inicialmente arrebatados por Rusia, ha reducido significativamente la presencia militar rusa en el mar Negro y ha conseguido llevar a cabo importantes reformas internas, acercándose a la Unión Europea. Esto demuestra una gran determinación y voluntad de luchar por un futuro mejor, principalmente por parte de los propios ucranianos, pero también de sus aliados.

Rusia debe ser derrotada, los crímenes de guerra rusos (hasta ahora, Ucrania ha registrado 120.000 de ellos) deben ser llevados ante la Justicia y Ucrania debe recuperar su soberanía dentro de unas fronteras reconocidas internacionalmente y ser incorporada al sistema de organizaciones euro-atlánticas. Estas son condiciones clave para alcanzar un acuerdo de paz duradero y construir una paz permanente en Europa.

Debemos ser plenamente conscientes y concienciar a los demás de que Kiev lucha por nuestra libertad europea. La defensa de Ucrania y la derrota de Rusia deben ser la máxima prioridad para cada país democrático. No se trata de una guerra lejana que no nos afecta. Lo que está ocurriendo en Ucrania afecta tanto a Polonia, testigo cercano de esta agresión armada injustificada e ilegal, como a España, miembro importante del sistema de seguridad occidental. Por lo tanto, debemos proporcionarle apoyo militar, político y financiero a largo plazo.

Foto: Charles Michel, junto con Volodimir Zelenski y Ursula Von der Leyen, en Kiev. (EFE)

Una confirmación palpable del compromiso de la Unión Europea de apoyar a Ucrania es la adopción, el 1 de febrero, del Mecanismo para Ucrania, una ayuda financiera global de 50.000 millones de euros hasta 2027. La reconstrucción y modernización de Ucrania y su integración en Europa son de interés de todos nosotros y constituyen una inversión en la seguridad, la estabilidad y la prosperidad de todo el continente.

Al mismo tiempo, dada la diferencia entre los potenciales militares de Rusia y Ucrania, Kiev necesita un continuo rearme y aumento de sus capacidades militares a través de la Misión de Asistencia Militar de la UE en Apoyo a Ucrania (Eumam Ucrania). Para defender a Ucrania, pero también para fortalecer la seguridad de otros países europeos, es crucial acelerar la producción europea de municiones y equipos militares en cantidad y calidad adecuadas.

No podemos permitirnos relegar la guerra en Ucrania a un segundo plano. Junto con los ucranianos, debemos luchar por nuestra seguridad y la de nuestros hijos contra la amenaza rusa.

*Anna Sroka es embajadora de la República de Polonia ante el Reino de España y el Principado de Andorra.

La guerra en Ucrania dura ya 10 años. Durante los dos últimos, Rusia ha estado atacando todo el territorio del Estado, matando a miles de ucranianos, secuestrando niños, destruyendo recursos materiales, infraestructura, monumentos y naturaleza, violando así todos los principios internacionales, incluido el derecho del país a mantener su soberanía, la integridad territorial e inviolabilidad de sus fronteras. Rusia está socavando el concepto global de coexistencia en paz de las naciones al librar una guerra de carácter imperial y colonial. El Kremlin pretende esclavizar al pueblo ucraniano, apoderarse de sus recursos y privarlo del derecho a elegir libremente su vía de desarrollo y soluciones en materia de seguridad.

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