Igualdad de género en las urnas

Las elecciones al Parlamento Europeo pronto nos darán la oportunidad de reflexionar y decidir el rumbo que seguirá la UE en los próximos años. Los ciudadanos europeos volverán a emitir sus votos y ejercer así el poder de dar forma al futuro de nuestra Unión.

Según vamos avanzando en materia de igualdad de género, debemos hacer frente a las disparidades y los estereotipos persistentes para que las mujeres y las niñas disfruten de total libertad en su búsqueda de una vida plena.

Las desigualdades de género que observamos hoy se refieren a las expectativas sociales acerca de la prestación de cuidados; la discriminación en el acceso al empleo, los bienes y los servicios, y el mayor riesgo de sufrir violencia. Las mujeres tienen oportunidades más limitadas en su trayectoria vital, están sobrecargadas por la prestación no remunerada de cuidados y sufren de infrarrepresentación en las funciones políticas y de liderazgo. Esto representa una pérdida no solo para las mujeres, sino también para nuestras sociedades y nuestra Unión en su conjunto.

El nombramiento de Ursula von der Leyen como primera presidenta de la Comisión Europea fue una señal política importante para Europa. Además, la presidenta de Von der Leyen hizo de la igualdad de género una prioridad de la Comisión, lo que se reflejó en un Colegio de Comisarios equilibrado desde el punto de vista del género y en la creación del primer mandato de la historia de una comisaria con una cartera de Igualdad.

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Sin embargo, la igualdad no se refiere tan solo a señales importantes, ni puede ser algo meramente simbólico, sino que debe referirse a todos los aspectos de la vida y abordar la forma en que nuestras sociedades asignan deberes y expectativas para poder conseguir un cambio duradero. Se trata de crear entornos en los que las mujeres y las niñas, en toda su diversidad, reciban apoyo para crecer y alcanzar la excelencia.

Quedar libres de violencia es fundamental, razón por la cual hicimos más prioritaria la seguridad de las mujeres y las niñas. Por ello, he prestado durante mi mandato especial atención a esta cuestión, habiendo ratificado el Convenio de Estambul y presentado la legislación recientemente aprobada en la materia. Por primera vez, las mujeres de toda Europa, independientemente de su trayectoria, origen o residencia, se beneficiarán de unas normas mínimas comunes en toda la UE.

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La nueva directiva exigirá a los Estados miembros que velen por que denunciar los delitos de violencia contra las mujeres y la violencia doméstica resulte más seguro y, en este contexto, se tenga más en cuenta la dimensión de género. También establecerá normas sobre la prevención de la violencia mediante la educación y la concienciación; la prestación de protección y ayuda a las personas supervivientes; un mandato para el establecimiento de servicios esenciales en forma de refugios y líneas directas, y el enjuiciamiento de los autores. Esta ley también tipificará como delitos la mutilación genital femenina, el matrimonio forzado y la ciberviolencia.

En toda la UE, las mujeres siguen asumiendo principalmente responsabilidades asistenciales y domésticas no remuneradas. Esto repercute negativamente en la manera en que se dedican a trabajos remunerados. Puesto que la actividad económica y la independencia de las mujeres dependen de las estructuras disponibles para combinar nuestras responsabilidades profesionales y nuestras decisiones personales, hemos impulsado una serie de cambios. Hemos promovido una mayor conciliación de la vida familiar y la vida profesional de los progenitores y los cuidadores, garantizando un permiso de paternidad remunerado de diez días y un permiso parental no transferible de dos meses, y hemos mejorado la disponibilidad, la accesibilidad y la asequibilidad de unos servicios de guardería de calidad.

Además, hemos adoptado varias iniciativas para mejorar el empoderamiento económico de las mujeres y sus oportunidades de prosperar y contribuir a la economía en igualdad de condiciones. Por ejemplo, la introducción de nuevas normas sobre transparencia retributiva tiene por objeto hacer realidad el principio de igualdad de retribución por un trabajo de igual valor. De aquí a 2026, nuestras nuevas normas sobre el equilibrio de género en los consejos de administración de las empresas deberían surtir como efecto la visibilidad deseada del sexo menos representado.

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En vísperas de las elecciones europeas, creo que debemos mirar más allá del voto y la representación de las mujeres, por importantes que sean, y aspirar realmente a ofrecer a las mujeres europeas la capacidad de prosperar y liderar, además de no sufrir violencia, independientemente de todas sus características personales.

Hago un llamamiento a todos para que aprovechen la oportunidad del Día Internacional de la Mujer de este año para reforzar nuestra dedicación a un futuro en el que la igualdad de género forme parte integrante del propio tejido de nuestras sociedades.

*Helena Dalli. Comisaria de Igualdad de la UE