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Marruecos: ¿por qué no hubo gendarmes en la playa, junto a Ceuta, para impedir que se ahoguen?
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Ignacio Cembrero

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Marruecos: ¿por qué no hubo gendarmes en la playa, junto a Ceuta, para impedir que se ahoguen?

Las autoridades marroquíes parecen mostrarse indiferentes ante sus emigrantes tragados por el mar cuando navegaban rumbo a España y el Gobierno español no presiona a su vecino para que trate de poner fin a esa tragedia

Foto: Un grupo de personas se hace con una embarcación de las autoridades marroquíes en la playa de Fnideq (Castillejos) para cruzar los espigones de Ceuta. (EFE/Archivo/Mohamed Siali)
Un grupo de personas se hace con una embarcación de las autoridades marroquíes en la playa de Fnideq (Castillejos) para cruzar los espigones de Ceuta. (EFE/Archivo/Mohamed Siali)
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"Pertenecemos a Alá y a él volveremos". "El cuerpo de Hussein Bayai ha sido identificado". Con estas palabras y una fotografía, el club de fútbol marroquí Najm Midar anunció en redes sociales, el pasado fin de semana, la muerte a finales de marzo, en el Mediterráneo, de su jugador más prometedor y que tan solo tenía 20 años. Midar es una localidad rifeña que ronda los 20.000 habitantes.

Hussein Bayai no es el primer deportista que muere tras naufragar la embarcación con la que intentaba llegar a España. Hubo otros, como Ayub Mabruk, de 21 años, tres veces campeón de kick-boxing en Marruecos, cuyo cadáver apareció en una playa de Caños de Meca (Cádiz) en noviembre de 2018. También fallecieron en el intento extranjeros, como el yemení Ali Mohamed al-Hajj, campeón de artes marciales, que se ahogó cuando nadaba hacia Melilla.

Hussein Bayai es, sin embargo, una excepción. Era conocido como futbolista en la región y su club de fútbol ha ensalzado su figura. Por eso, hasta la rama de Nador de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), la única que los defiende de verdad en Marruecos, publicó un comunicado dando el pésame a su familia y al club.

Junto con Hussein Bayai viajaban otros 29 chavales en la embarcación, de los que solo se salvaron nueve del naufragio. Esos muertos son anónimos, no para sus familias, pero nadie habla de ellos en redes sociales y aún menos en la prensa. Los medios de comunicación marroquíes rara vez publican noticias sobre emigración y desde luego no le dedican reportajes ni artículos de investigación. Suelen informar solo de los rescates de subsaharianos, por una Marina Real descrita como compasiva y eficaz.

La emigración no es un fenómeno marginal en Marruecos. El año pasado llegaron por mar a España, en pateras o nadando, más de 14.000 marroquíes. Fueron, con diferencia, los más numerosos, un 61% más que los senegaleses, más del doble que los argelinos. En total, pusieron pie en España 56.852 irregulares en 2023, un 82% más que el año anterior, según el Ministerio del Interior. Fue el peor año desde 2018 y eso que ya los dos vecinos del Estrecho se reconciliaron en abril de 2022.

En el camino hacia España fallecieron el año pasado 6.618 emigrantes, el triple que en 2022, según la ONG Caminando Fronteras que dirige Helena Maleno. La Organización Internacional de Migraciones, una agencia de Naciones Unidas, contabilizó, por su parte, unos 1.200 muertos. Siguen siendo muchos. Como los marroquíes constituyen, de lejos, el mayor contingente, es probable que sea en sus filas en las que se registran más muertos.

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A Marruecos no le importan mucho sus muertos. La prensa no habla de ellos y las autoridades tampoco. Solo las familias lanzan, a través de las redes sociales, llamamientos desesperados en busca de hijos que emigraron y de los que no han vuelto a tener noticias. En Ceuta, un teléfono atiende sus llamadas en darija, el dialecto árabe que se habla en el país.

A Marruecos le importan los vivos, aquellos que ponen pie en Europa. Cada uno de ellos, sobre todo si es rifeño, es un problema menos. Si con el tiempo, logra regularizarse y trabaja, enviará remesas a su familia. Los envíos de dinero de los marroquíes residentes en el extranjero rondaron los 11.000 millones de euros en 2023, un 8,5% del PIB. De ahí la importancia para Rabat de preservar a toda costa los lazos, incluidos los religiosos, con la emigración. Los ingresos por turismo fueron inferiores. Solo alcanzaron los 9.650 millones de euros, casi nueve veces menos que los de España. La inversión directa extranjera cayó hasta los 928 millones de euros.

Aunque no todos los marroquíes que desembarcan se quedan en España, para el Gobierno y las comunidades autónomas la inmigración irregular sí es un problema, sobre todo cuando los sin papeles son menores. Lo son el 9% de los migrantes irregulares que desembarcaron en España en 2023. Comunidades como Canarias están desbordadas con 5.370 adolescentes y niños bajo su tutela.

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Pese a la ayuda económica y material que recibe de la Unión Europea y de España -lo último 200 visores nocturnos y 190 cámaras térmicas- las autoridades marroquíes aseguran que carecen de medios adecuados para controlar sus casi 3.000 kilómetros de costa a los que hay que añadir otros 1.060 del Sáhara Occidental. Sean abundantes o escasos, lo cierto es que el uso de esos medios lo modulan en función de la presión que quieren ejercer sobre su vecino español. Argelia, que no pide ayuda a nadie, controla mejor su costa, aunque es cierto que es más corta (1.640 kilómetros).

Si nos atenemos, a la versión de Rabat, el país no dispone de recursos suficientes para impedir que desde el litoral algunas lanchas con inmigrantes pongan rumbo a España. Pero un país que cuenta con 183.000 agentes, entre Fuerzas Auxiliares, policías y gendarmes, bien podría poner una vigilancia mínima permanente, al menos diurna, en las playas de Beliones y de Castillejos, colindantes con Ceuta.

Si el Servicio de Protección a la Infancia de la ciudad autónoma está desbordado -acoge a 280 chavales- es porque nunca tantos menores habían arribado desde la gran crisis migratoria de mayo de 2021. En su corto recorrido, el mar se tragó este año a al menos media docena, ahogados cuando bordeaban a nado los espigones de Benzú y del Tarajal, que marcan los límites de Ceuta. Muchos de los que sí alcanzaron su meta acabaron magullados por los golpes que se dieron contra el muro.

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Bastaría con un par de parejas de gendarmes para impedirlo. Tantas medallas que se han dado, desde el Ministerio del Interior, a altos mandos policiales marroquíes y ni siquiera custodian permanentemente las playas adyacentes a Ceuta.

Si esos uniformados no están donde deberían estar es porque a las autoridades marroquíes les da un poco igual y porque las españolas no presionan para obtener alguna contrapartida a la gran concesión que hizo el presidente Sánchez cuando, en marzo de 2022, escribió al rey Mohamed VI para decirle: “España considera que la propuesta marroquí de autonomía presentada en 2007 es la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo (sic)” del Sáhara Occidental.

En el comunicado de pésame por la muerte de Hussein Bayai, la AMDH condenó las políticas mortales marroquíes y españolas en el ámbito de la inmigración”. Los primeros dejan hacer, a los que quieren echarse al mar y los segundos dejan, sin apenas rechistar, que sus vecinos actúen así.

"Pertenecemos a Alá y a él volveremos". "El cuerpo de Hussein Bayai ha sido identificado". Con estas palabras y una fotografía, el club de fútbol marroquí Najm Midar anunció en redes sociales, el pasado fin de semana, la muerte a finales de marzo, en el Mediterráneo, de su jugador más prometedor y que tan solo tenía 20 años. Midar es una localidad rifeña que ronda los 20.000 habitantes.

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