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Historia de dos italianas en unas elecciones para defender el alma de Europa
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Historia de dos italianas en unas elecciones para defender el alma de Europa

El contraste entre Giorgia Meloni y Elly Schlein simboliza a la perfección la batalla ideológica general que se libra en Europa y los distintos caminos que se abren ante nosotros

Foto: Un artista italiano retrata a la primera ministra italiana, Giorgia Mmeloni (d), y a la líder del Partido Demócrata, Elly Schlein, en una pared de Milán. (EFE/EPA/Andrea Fasani)
Un artista italiano retrata a la primera ministra italiana, Giorgia Mmeloni (d), y a la líder del Partido Demócrata, Elly Schlein, en una pared de Milán. (EFE/EPA/Andrea Fasani)

Mientras la Unión Europea se prepara para las elecciones de esta semana, es evidente que la mayoría de los ciudadanos de a pie quieren una Europa más pacífica, unida y funcional, que ayude más a las familias trabajadoras.

Las informaciones sobre Bruselas se centran con demasiada frecuencia en la política de la política. Quién sube y quién baja, coaliciones, facciones y un mar de siglas. En un ambiente así, puede ser difícil seguir el trabajo fundamental que hace la familia de los socialistas y demócratas en todos los asuntos que importan a los europeos. Es posible que algunos votantes necesiten aclaraciones.

En mi opinión, no hay un caso que demuestre de forma más convincente la alternativa a la que nos enfrentamos en estas elecciones que el de mi país, Italia.

El contraste entre Giorgia Meloni, líder de los ultraderechistas Hermanos de Italia (Fratelli d'Italia), y Elly Schlein, la nueva y dinámica dirigente del Partido Demócrata (Partito Democratico), simboliza a la perfección la batalla ideológica general que se libra en Europa y los distintos caminos que se abren ante nosotros.

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (Europa Press/DPA/Markku Ulander) Opinión

A un lado están las fuerzas del pasado: el nacionalismo, la exclusión y el liberalismo económico. Al otro, los valores de la socialdemocracia: la inclusión, la justicia social y la igualdad económica.

El ascenso de Meloni se ha caracterizado por un giro brusco hacia la retórica nacionalista, las políticas conservadoras y la deconstrucción de la democracia. Al hablar de inmigración, propone controles fronterizos estrictos y dar menos apoyo a los refugiados, lo que no solo contradice los valores humanitarios de la UE, sino que margina todavía más a unas comunidades ya de por sí vulnerables.

Foto: Schlein salunda a Sánchez. (EFE/Fabio Frustaci) Opinión
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El año pasado, el gobierno de Meloni ordenó a las autoridades locales que dejaran de registrar a los hijos de parejas del mismo sexo, una medida que arrebata derechos individuales, agrava los comportamientos homófobos y no respeta los valores europeos básicos de igualdad e inclusión. Este cambio legal tiene enormes consecuencias perjudiciales para los niños; si el progenitor inscrito fallece, el niño no quedaría al cuidado del otro progenitor, sino que pasaría a estar bajo la tutela del Estado.

No hay que olvidar que Meloni, pese a sus esfuerzos por demostrar lo contrario, está encantada de sentarse a la mesa con líderes autoritarios y codearse con la élite de la extrema derecha mundial.

Desde que Meloni ganó las elecciones en 2022, y de acuerdo con los modelos del PiS en Polonia y el Fidesz en Hungría, ha nombrado a simpatizantes para los puestos fundamentales de las instituciones culturales italianas. El nuevo director de la cadena de televisión estatal italiana, RAI, Giampaolo Rossi, ha expresado sus simpatías por los autócratas como Vladímir Putin.

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante la campaña electoral para las elecciones europeas. (Europa Press/Juan Moreno) Opinión

Y hay más ejemplos. El director de la Bienal de Venecia es un antiguo admirador del movimiento neofascista de extrema derecha CasaPound Italia; el ministro de Cultura italiano, Gennaro Sangiuliano, postula una “nueva imaginación italiana” que incluye la defensa del conservadurismo moral; y la propia Meloni, por supuesto, no ha rehuido nunca las ideas y las declaraciones extremistas. Convencida defensora de la teoría racista del gran reemplazo, Meloni ha criticado en numerosas ocasiones a las “élites” por querer supuestamente crear un mundo sin fronteras ni identidades.

Las políticas económicas de Meloni tienden hacia las medidas neoliberales de austeridad, que históricamente han generado más pobreza y desigualdad social.

En agudo contraste con Meloni está Elly Schlein, que, como líder del PD, es un faro de esperanza para quienes desean un cambio progresista. Las políticas de Schlein se basan en los principios de la socialdemocracia: defiende unos servicios públicos sólidos, unos salarios justos y unas amplias redes de protección social.

Foto: El edificio del Parlamento Europeo en Estrasburgo (Francia). (Reuters/Christian Hartmann)

Su visión incluye luchar contra el cambio climático mediante un desarrollo sostenible y garantizar que la economía beneficie a todos y crezca de forma sostenible, no a costa de la degradación del medioambiente.

La perspectiva integradora de Schlein queda patente en su enérgica defensa de los derechos de las minorías, la igualdad de género y el apoyo a la comunidad LGBTQ+.

Su forma de ejercer el liderazgo es participativa, frecuentemente relacionada con los movimientos de base y atenta a las voces de los ciudadanos de a pie. Tiende la mano por encima de las diferencias y a las comunidades que llevan mucho tiempo marginadas por la política. Acoge a cualquiera que quiera participar en la solución de los problemas de los ciudadanos.

Foto: Feijóo en la manifestación del domingo. (Europa Press/Alberto Ortega) Opinión
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Esta manera de actuar no solo refuerza la gobernanza democrática, sino que también garantiza que las políticas reflejen las necesidades y aspiraciones de la población y ayudan a resolver los problemas con mayor rapidez y eficacia.

Cuando la UE se enfrenta a cuestiones como las disparidades económicas, el cambio climático y la fragmentación social, son los valores socialistas los que ofrecen soluciones reales, capaces de hacer que nadie se quede atrás, que se aplauda la diversidad y que la economía esté al servicio de las personas, y no al revés.

Nuestros candidatos están defendiendo esa visión con orgullo en todo el continente. Luchan por una Europa que proteja los derechos de las personas, no que los elimine. Que ayude a resolver los problemas de la gente, en lugar de dar prioridad a los políticos. Una Europa que defienda la democracia, no que la desmantele.

Foto: Un grupo de jubilados pasa la mañana en la plaza de Ròtova, junto al centro social en el que se instalan las dos mesas electorales. (V. R.)
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Es una visión que coincide con las aspiraciones de la mayoría de los europeos. Una visión que el PSE se enorgullece de defender.

El panorama político italiano, con su marcado contraste entre Meloni y Schlein, sirve de agudo recordatorio de los distintos caminos entre los que debe elegir Europa.

Las fuerzas de la derecha se dedican a desautorizar la voz de los votantes antes de ir a las urnas, hacen como si el resultado estuviera ya decidido de antemano y, como siempre, actúan exclusivamente con el propósito egoísta de preservar su poder y sus privilegios, no el interés del pueblo.

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Es comprensible que, con la extrema derecha pavoneándose de esta manera, la gente tenga la sensación de que su voz y su voto no van a tener ningún peso.

Pero el voto y la voz de los ciudadanos son más importantes que nunca para decidir qué camino está destinada a emprender Europa.

Un camino que hace que Europa siga luchando para defender su alma, opte por un liderazgo basado en principios y valores, capaz de impulsar a la UE hacia un futuro de prosperidad común, que acepte la diversidad y facilite el progreso de todos los ciudadanos y las oportunidades para sus hijos.

O el camino que proporciona a líderes como Meloni más poder para sí mismos, mientras intentan vender lo contrario.

Sean cuales sean los resultados, ese camino siempre será un fracaso.

*Giacomo Filibeck, secretario general del Partido de los Socialistas Europeos (PES, por sus siglas en inglés).

Mientras la Unión Europea se prepara para las elecciones de esta semana, es evidente que la mayoría de los ciudadanos de a pie quieren una Europa más pacífica, unida y funcional, que ayude más a las familias trabajadoras.

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