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La serpiente europea muda de piel

La Unión Europea, ese animal político 'sui generis', cada cinco años afronta de forma lenta su propia ecdisis, su muda de piel. Y 2024 es año de cambio

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (Reuters/Johanna Geron)
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (Reuters/Johanna Geron)

Los biólogos lo llaman ecdisis. O, de manera más coloquial, muda. Es el proceso por el que algunos animales, como las serpientes, periódicamente cambian de piel.

En ese tiempo de mudanza quedan aletargados, y consumen gran cantidad de energía. Se alteran algunas partes de su cuerpo, mientras que otras permanecen. Y finalmente adquieren una nueva presencia que les permite crecer, reparar heridas, y retornar de nuevo a la normalidad. Mudar de piel para poder seguir avanzando y adaptándose a un entorno cambiante.

De forma similar, la Unión Europea, ese animal político sui generis, ese “objeto político no identificado” en expresión de Delors, cada cinco años afronta de forma lenta su propia ecdisis, su muda de piel. Y 2024 es año de cambio.

El primer cambio, y el más evidente, es el de las personas. Cambian los eurodiputados tras las elecciones europeas. Cambian los equilibrios políticos en el Parlamento, algo que tiene consecuencias en el tratamiento de muchos expedientes. Cambian figuras clave en las instituciones, como los presidentes de la Comisión y el Consejo Europeo o el alto representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. Y cambian también los miembros de la Comisión Europea, que deben después formar sus 27 gabinetes, provocando un enorme juego de nombramientos y sillas musicales. Un complejo ejercicio bruselense de poder e influencia en el que intervienen funcionarios, países, y fuerzas políticas.

Foto: Ursula von der Leyen reacciona tras ser elegida Presidenta de la Comisión Europea para un segundo mandato. (Reuters/Johanna Geron)

Pero no solo cambian las personas. También cambian muchas otras cosas. La UE, ese “sistema político completo” en expresión de Hix, sufre cambios en sus estructuras. Se retocan los organigramas, aparecen o desaparecen departamentos o direcciones, se modifican las carteras de los comisarios. Y sobre todo hay una mutación progresiva en las prioridades y los temas. Algunos pierden o ganan relevancia, otros siguen presentes pero con un cambio en su enfoque.

El Consejo Europeo, los líderes de los Estados miembros, ya ha verbalizado de manera breve y clara, mediante la llamada Agenda Estratégica, las que considera las prioridades políticas para el próximo quinquenio. En ella destacan sobre todo dos ideas, la seguridad y la competitividad: en un momento presidido por la guerra en Ucrania y Gaza y la rivalidad geopolítica y el crecimiento de EEUU y China, seguridad y competitividad aparecen como las dos cuestiones que serán centrales durante los próximos cinco años.

Foto: Vista de unas banderas de la Unión Europea. (iStock)

Al hablar de seguridad se está pensando en Ucrania, en la necesidad de reforzar la acción exterior de la UE, en defensa, en reducir nuestra dependencia en sectores estratégicos, en la lucha contra el crimen organizado. Pero además, otros temas centrales para la UE como la migración o la ampliación se contemplan cada vez más a través del prisma de la seguridad.

Para impulsar la competitividad, y por ende el crecimiento y el bienestar, se quieren abordar muchos desafíos. Reforzar la capacidad industrial y tecnológica de la UE. Reducir la brecha de crecimiento, productividad e innovación con nuestros competidores. Profundizar el mercado único (en áreas como energía, finanzas y telecomunicaciones). Promover la innovación y el emprendimiento. Todas estas medidas buscan responder a una cuestión central: Europa se está quedando atrás.

No nos confundamos, esta muda tendrá un impacto directo sobre todos nosotros, individuos, empresas y administraciones. En los próximos meses vendrán discursos programáticos señalados, acuerdos interinstitucionales sobre prioridades legislativas, programas de trabajo de la Comisión. Y finalmente se presentarán diversas propuestas legislativas, que se analizarán y debatirán en el Consejo de la UE y en el Parlamento Europeo, para convertirse después para todos, a medio plazo, en reglas de obligado cumplimiento, en fondos y oportunidades de financiación, en programas.

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (EFE/Olivier Matthys)

Por ello debemos seguir este proceso, entenderlo, e intentar influir en él. Asegurar que nuestros intereses sean tenidos en cuenta. Identificar tendencias, oportunidades y amenazas, definir prioridades, participar proactivamente.

Al final, ese enorme animal político que es la Unión Europea saldrá renovado de su ecdisis. Su rumbo, su velocidad, su funcionamiento se verán modificados. No seamos meros observadores del proceso. Somos parte de ese animal, debemos conocer los cambios en su piel, entender cómo se van a ir alterando sus órganos y elementos principales. Y participar en el diálogo interior que esa serpiente tiene consigo misma de manera permanente, mediante el que decide sus próximos movimientos. Ese diálogo interior al que llamamos la conversación europea.

*Pablo Rupérez es director de Asuntos Europeos en LLYC.

Los biólogos lo llaman ecdisis. O, de manera más coloquial, muda. Es el proceso por el que algunos animales, como las serpientes, periódicamente cambian de piel.

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