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Tribuna Internacional
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Donald Trump es el 'deus ex machina': 100 días que conmovieron al mundo
La política arancelaria de Estados Unidos afronta críticas que podrían provocar una guerra comercial con consecuencias inciertas para el comercio internacional
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En el teatro de la Antigüedad, deus ex machina, literalmente es el personaje que representaba a una divinidad y que, mediante un mecanismo, descendía al escenario para resolver situaciones complicadas o trágicas. Donald Trump es el deus ex machina que salvará a Estados Unidos (EEUU) con su política comercial basada en aplicar a sus socios una batería multivariada errática de "aranceles", que proyecta intensamente una política intervencionista.
Los aranceles no son nada nuevo, por supuesto. En ciertos momentos de su historia, el Imperio Romano impuso impuestos a las importaciones de bienes extranjeros a una tasa 25 veces superior a la del comercio interior. El actual comercio internacional tiene sus raíces en el siglo XX. Después del desplome de la bolsa estadounidense en 1929, el Congreso aumentó casi 900 aranceles, lo que desencadenó represalias de otros países en forma de más aranceles. Como resultado, el comercio global se contrajo en dos tercios en cinco años. En 1947, para mejorar las perspectivas económicas tras la Segunda Guerra Mundial, 23 países firmaron el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), que sería el precursor de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Ante las políticas proteccionistas de Trump, la reacción de los países en general no se hizo esperar y de inmediato, crujieron los esquemas, los parámetros y las reglas del comercio internacional, encendiéndose las luces rojas de la economía, y a la vez, se le dio otra vuelta de tuerca al orden económico internacional liberal.
Permítaseme recordar, que el orden económico liberal internacional, se define como: un conjunto de relaciones estructuradas basadas en reglas fundamentadas en el liberalismo político (democracia liberal), liberalismo económico (libre mercado) y liberalismo comercial (libre comercio). Específicamente, la conferencia de Bretton Woods, celebrada en 1944, había diseñado la infraestructura institucional que incorporaba los principios de un "orden económico internacional liberal", que implica la cooperación a través de organizaciones multilaterales como el Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y Organización Mundial de Comercio (la troika).
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Desde entonces, el orden económico internacional liberal, se ha desarrollado mediante la expansión del capital, el comercio, las inversiones, la democracia, y la defensa colectiva de Occidente, facilitando una cooperación sin precedentes entre los estados de América del Norte, Europa y Japón, facilitando la expansión del liberalismo político, económico y comercial al resto del mundo, incluidos los países comunistas tras la caída del Muro de Berlín.
Pero no más recordatorios, tomemos la línea más corta para comprender, dentro de lo posible, las decisiones de la desordenada e imprevisible guerra arancelaria desatada por Trump. Esta guerra responde esencialmente al déficit comercial persistente que Estados Unidos mantiene en bienes, pero no en servicios. En 2024, según el Departamento de Comercio, registró un déficit comercial de "bienes" que se situaba en 1,212 billones de dólares, mientras que los servicios registraban un superávit –léase Wall Street y Silicon Valley– de 293.584 millones de dólares, lo que indica un déficit de la balanza comercial de 918.416 millones de dólares. Un déficit que se considera que es debido a la sobrevaloración del dólar
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Estos datos, según la Oficina del Censo de Estados Unidos (Census Bureau), indican una transformación en los intercambios comerciales de bienes realizados por Estados Unidos con sus principales socios. Con la Unión Europea 976.000 millones de dólares; con México 839.900 millones de dólares; con Canadá: 762.000 millones de dólares y con China 582.000 millones de dólares. El dato clave es la evolución que ha tenido China, que pasó de ocupar el primer lugar al cuarto como principal socio comercial de bienes. Este cambio es una muestra de las dinámicas comerciales en el escenario global que han beneficiado ampliamente a México, cuyos intercambios comerciales con EEUU aumentaron constantemente durante los últimos 6 años (37,8%), seguido de Canadá (23,2%) –ambos países sus socios en el Tratado de Libre Comercio Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC)– y la Unión Europea (21,2%). Con todos estos países EEUU tiene déficit comercial, con China (295.402 millones de dólares), con la Unión Europea (235.600 millones de dólares), con México (171.809 millones de dólares) y con Canadá (63.336 millones de dólares).
El persistente aumento del déficit comercial en bienes, fue el acelerador para que Trump firmase el mismo día de su toma de posesión el 20 de enero de 2025, una histórica "Orden Ejecutiva que instituye aranceles recíprocos a países de todo el mundo. Recíprocos quiere decir: ellos nos lo hacen a nosotros, y nosotros se lo hacemos a ellos. Este es uno de los días más importantes, en mi opinión, de la historia de Estados Unidos. Con estas acciones vamos a lograr hacer nuevamente de Estados Unidos, una gran nación. Trabajos y empresas volverán a nuestro país, y romperemos las barreras comerciales".
Ahora bien, ¿será el 20 de enero de 2025, el Día de la Liberación, como lo llama Trump, o más bien comenzará el día de la recesión? Lo cierto es que ante tamaña situación, los principales socios comerciales de Estados Unidos prometen defenderse, lo que sugiere que la guerra comercial no ha hecho más que comenzar, y que muy posiblemente tomará y se desarrollará en diferentes escenarios, incluso más allá de los comerciales. "Europa no ha iniciado esta confrontación", declaró un día antes del día la liberación la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. "No queremos necesariamente tomar represalias pero, si es necesario, tenemos un plan sólido para tomar represalias, y lo utilizaremos".
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En cuanto a los dos mayores socios comerciales de Estados Unidos y socios del T-MEC, México y Canadá, por el momento han escapado a la imposición de nuevos aranceles universales del 10% y de los gravámenes recíprocos. No obstante, no escapan del 25% a las importaciones que no cumplan los requisitos del Tratado. Para julio de 2026, está prevista su revisión, lo cual es preocupante por lo que pueda suceder y muy especialmente para México que sería el mayor afectado. Muy consciente de la situación, ha optado por aplicar una respuesta de esperar, ver y dialogar. Canadá, sí ha respondido con aranceles a los vehículos que no se ajusten al T-MEC, y al "contenido no canadiense" de los automóviles y camiones que se envíen desde Estados Unidos, como se establece en el Tratado. La medida, no afectará a los vehículos procedentes de México.
Otros países como Brasil, la mayor economía latinoamericana, se ha movilizado aprobando leyes para poder hacer frente a las sanciones que en su caso supone un arancel del 10% de sus exportaciones a EEUU a lo que se le deben sumar los aranceles aplicados del 25% al acero y al aluminio. La respuesta del presidente Lula da Silva ha sido que el Gobierno impondrá los acuerdos basados en la Ley de Reciprocidad Comercial, con el fin de proteger a las empresas y los trabajadores brasileños contra un proteccionismo, que no debería existir y más por parte de EEUU el país líder por excelencia del libre mercado.
También el Gobierno de España cuenta con un plan para el impacto que pueden tener los aranceles en sectores muy expuestos. El plan supone 14.100 millones de euros de ayudas para los sectores afectados como el agrícola, el metalúrgico, el vino y el automóvil. Al mismo tiempo, el presidente Pedro Sánchez, advirtió de que una guerra comercial no beneficia a nadie, ni a Estados Unidos ni a los países que se vean afectados por esas medidas. Pero ha respaldado una respuesta rápida, conjunta y proporcionada de la Unión Europea y ha hecho hincapié en la coordinación en todo momento para la respuesta que ha de dar cada país.
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A todo esto, otros países han acelerado los acercamientos, como es el caso de China, Japón y Corea del Sur, reunidos recientemente en Seúl el pasado 30 de marzo, acordando acelerar las negociaciones para un Tratado de Libre Comercio, sobre el cual los iniciaron conversaciones en 2012. Los tres países representan alrededor del 25% del PIB mundial frente al 26% de Estados Unidos. La idea pasa por avanzar en las negociaciones para establecer un Tratado de Libre Comercio para promover el comercio regional y global, siguiendo las normas de la Organización Mundial.
Posteriormente, un mes después, en un gesto impensable como muestra de que China desea avanzar en la idea, el primer ministro chino, Li Qiang, envió una carta a su homólogo japonés, Shigeru Ishiba, instando a coordinar una respuesta conjunta a Estados Unidos. Un claro ejemplo de cómo la guerra arancelaria estadounidense está propiciando alianzas comerciales insólitas entre naciones que tradicionalmente han sido rivales, dejando a un lado sus viejas disputas por la defensa de sus intereses.
Lo cierto es que sobrevuelan nuevas y variadas alianzas con las que hacer frente al desafío de Trump. Incluso se producen dentro del propio Estados Unidos, siendo este el caso del Gobernador del Estado de California; Gavin Newsom, que lidera una ofensiva económica y legal contra las medidas arancelarias de Donald Trump. California, la quinta economía del mundo y la primera de Estados Unidos, observa con preocupación que amenazan con erosionar su economía. Los datos del Census Bureau, apuntan que el PIB alcanzó 4,1 billones de dólares en 2024, un 50% mayor que el del siguiente Estado más grande, Texas (2,7 billones) y una distancia más pronunciada con el tercero, Nueva York (2,3 billones). En esta ofensiva, urge a los socios comerciales históricos México y Canadá, excluir de represalias los bienes fabricados en California y reafirma el compromiso de mantener un comercio justo, abierto y recíproco.
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El hecho de que las medidas arancelarias, puedan provocar un efecto imprevisto en la economía estadounidense, como lo advierte el FMI en su informe 'Perspectivas de la Economía Mundial' (abril, 2025), que rebaja las previsiones hasta el 1,8%, principalmente por los impactos de la guerra comercial. Este pronóstico, supone una desaceleración de un punto porcentual frente a la tasa de crecimiento que registró en 2024 del 2,8%. Tampoco es optimista respecto a la evolución de la economía mundial, que la sitúa en un "momento crítico" por los grandes cambios en el sistema de comercio, que provocarán que el crecimiento en 2025 se ralentice hasta el 2,8%, cinco décimas menos de lo que preveía en enero.
De manera que la incertidumbre pesa en la economía mundial, y la guerra comercial que provoca los cambios en las políticas, agravan los riesgos y hacen que el enfrentamiento por la hegemonía global se acreciente entre Estados Unidos y China, que pretende un cambio estructural de su economía para dirigirla hacia un mayor consumo interno y menor participación del Estado, conjugándolo con la innovación y el desarrollo tecnológico. Por su parte, la Unión Europea, se centra cada vez más en mejorar la competitividad, y este enfoque puede limitarla, pues se corre el riesgo de consolidar el enorme poder de los grandes grupos tecnológicos estadounidenses (los siete magníficos), en lugar de frenarlo, lo que reforzaría la dependencia europea de la infraestructura tecnológica controlada por Estados Unidos. Para lograr una verdadera soberanía tecnológica, la Unión Europea, debe trascender su enfoque limitado en la competitividad y por extensión en la regulación, adoptando una estrategia mucho más ambiciosa y audaz.
Teniendo en cuenta que todo acontecimiento económico tiene su contexto histórico, cuenta con unas circunstancias propias que lo moldean, lo determinan y lo hacen evolucionar. De igual manera, la guerra arancelaria de Donald Trump, tiene su contexto histórico, unas circunstancias que la determinan, la moldean y la hacen evolucionar, aunque por el momento solo han pasado 100 días, el mercado bursátil estadounidense ha registrado su peor desempeño inicial desde la presidencia de Gerald Ford en los años 70, con una bajada del 8% en el S&P 500.
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Este desplome se atribuye principalmente a la volatilidad, generada por una política comercial, agresiva y proteccionista de Trump, caracterizada por la imposición errática de aranceles que ha alimentado temores, inflacionarios y socavado la confianza de los inversionistas. A pesar de una leve recuperación, tras la pausa de 90 días, la incertidumbre persiste y ha provocado la fuga de capitales extranjeros y un golpe severo fuera del guion a los gigantes tecnológicos como Tesla y Meta. Para completar el cuadro negativo de la guerra comercial sobre la economía estadounidense, durante el primer trimestre el PIB se ha contraído el -0,3% anualizado, la primera contracción de los últimos tres años.
El principal componente negativo, fueron las importaciones, por el efecto anticipación que realizaron muchas empresas antes de la entrada en vigor de los aranceles. Enero y febrero registraron un incremento de la llegada de mercancías, una cuantía que se resta directamente en el cálculo del PIB. La exportación neta de bienes y servicios restó 4,8 puntos al PIB anualizado, uno de los peores datos de la serie histórica.
Ya no hay excusas para la primera economía mundial que ha sufrido una brusca ralentización, ya que estaba creciendo a un ritmo del 2,4%. Pero, siempre hay una excusa para Donald Trump que ha culpado a su predecesor, Joe Biden de estos datos económicos a través de la red Truth Social. "No asumí el cargo hasta el 20 de enero", justifica el presidente, "tenemos que deshacernos del exceso de Biden. Esto llevará un tiempo, no tiene nada que ver con los aranceles, simplemente, él nos dejó con malos datos. Cuando el boom comience, el auge será como ningún otro". Y les pide a los votantes "tened paciencia". Paciencia de más de 100 días, que no parecen suficientes, para saber si Donald Trump es el deus ex machina.
*Ramón Casilda Béjar, profesor del Master de RRII del IEB y miembro del IELAT-Universidad de Alcalá.
En el teatro de la Antigüedad, deus ex machina, literalmente es el personaje que representaba a una divinidad y que, mediante un mecanismo, descendía al escenario para resolver situaciones complicadas o trágicas. Donald Trump es el deus ex machina que salvará a Estados Unidos (EEUU) con su política comercial basada en aplicar a sus socios una batería multivariada errática de "aranceles", que proyecta intensamente una política intervencionista.