Es noticia
¿Por qué la Cumbre de Sevilla ha sido un hito en la agenda de financiación del desarrollo?
  1. Mundo
  2. Tribuna Internacional
Iliana Olivié

Tribuna Internacional

Por

¿Por qué la Cumbre de Sevilla ha sido un hito en la agenda de financiación del desarrollo?

Los mismos países enfrentados en cualquiera de los conflictos bélicos actuales o en la carrera tecnológica han coincidido en un texto de unas 40 páginas con una visión común sobre cómo debería ser el sistema económico internacional

Foto: Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla. (Europa Press/Rocío Ruz)
Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla. (Europa Press/Rocío Ruz)

Hoy termina en Sevilla la 4ª Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, convocada por la ONU y acogida por España. Ha reunido a miembros de Naciones Unidas, instituciones financieras de desarrollo, organizaciones multilaterales, empresas privadas, organizaciones de la sociedad civil, think tanks, universidades, filántropos y otros expertos. Hemos debatido sobre el futuro de la financiación del desarrollo, con la mirada puesta en las posibles vías para cubrir el déficit de medios, estimado en más de 4 billones de dólares estadounidenses al año.

Pocos días antes, los Estados miembros de la OTAN debatían el compromiso de subida del gasto en defensa al 5% del PIB, en un entorno de guerra comercial y recrudecimiento del conflicto en Oriente Medio.

En este contexto de fragmentación geopolítica, competición estratégica y crisis multilateral, cabría preguntarse: ¿Por qué debería importarnos esta cumbre?

Uno. El problema es sistémico. En las cumbres de financiación del desarrollo – ésta es la cuarta, tras Monterrey (2002), Doha (2008) y Addis Abeba (2015) – se debaten políticas que ya se negocian en otros espacios de gobernanza: G20, OCDE, reuniones de primavera del FMI y el Banco Mundial, Club de París, foro TOSSD o juntas de accionistas de la banca multilateral. A pesar de ello, o precisamente por eso, reunir estos debates fragmentados bajo un mismo paraguas permite mostrar el carácter sistémico de la financiación del desarrollo. De poco sirven las reformas fiscales nacionales sin mayores esfuerzos en cooperación fiscal internacional. Los mecanismos de pausa de deuda son meros parches si no se abordan las condiciones de financiación de los países del Sur Global. La financiación climática sólo aliviará las finanzas públicas de los países pobres si no sustituye la financiación del desarrollo.

Foto: Sanitarias vacunan contra la malaria a un niño en Burundi. (Unicef/Aristide Muco) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
¿Un mundo sin ayuda?
Chema Vera

Dos. No es sólo la ayuda oficial al desarrollo. Además, en un contexto de repliegue de los donantes occidentales, la Cumbre de Sevilla expresa la necesidad de abordar los fines del desarrollo (la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible) con la totalidad de los medios financieros. Ayuda, sí, pero también movilización de recursos domésticos; cooperación fiscal internacional; gestión de la deuda; cadenas globales de valor; gobernanza comercial; apoyo oficial total al desarrollo sostenible (TOSSD); financiación climática; bancos multilaterales y nacionales de desarrollo; ciencia, tecnología e innovación; inversión de impacto; remesas internacionales de migrantes; movilización del sector privado; o arquitectura financiera internacional.

Tres. Persiste el sistema multilateral (aunque necesite reformas). El desenlace de la Cumbre no era un misterio. Los 8.000 participantes que, a inicios de esta semana, fuimos llegando a una Sevilla a más de 40 grados – por si andábamos cortos de argumentos para aumentar los presupuestos de financiación climática – sabíamos que el texto de conclusiones, el llamado Compromiso de Sevilla, ya había sido (pre)aprobado en sede de Naciones Unidas un par de semanas antes. Pese a los pronósticos adversos, las conclusiones de esta cumbre salieron adelante por consenso, evitando así una votación que hubiera visibilizado las fisuras del sistema multilateral. El consenso fue posible, claro, sólo previa retirada de Estados Unidos del proceso negociador. Esto ocurría poco después de que desde Estados Unidos se propusieran más de 400 enmiendas al texto que llevaba en consultas y negociaciones desde el pasado mes de enero. Entre las enmiendas, algunos clásicos de la Administración Trump, como los que orientaron el cierre de los programas de USAID – eliminación de referencias a la Agenda 2030, la equidad de género y el cambio climático – pero también todo aquello que supusiera un cuestionamiento del statu quo del sistema internacional – reforma de la Organización Mundial del Comercio y de la arquitectura financiera internacional o lucha contra las desigualdades internacionales.

Foto: La bandera de EEUU junto a la de la agencia USAID. (Reuters) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
Ayuda al desarrollo e intereses nacionales
Iliana Olivié*

Por una parte, este consenso (de todos menos uno) desafía la idea de que el mundo se esté reorganizando – si es que no se ha reorganizado ya – en un sistema multi- o bipolar de bloques relativamente estancos e inamovibles. Los mismos países enfrentados en cualquiera de los conflictos bélicos actuales o en la carrera tecnológica han coincidido en un texto de cerca de 40 páginas que expresa una visión común acerca de a qué se tendría que parecer el sistema económico internacional.

Sin embargo, la ausencia de Estados Unidos lo ha cambiado todo. Con su salida del proceso, han caído del documento algunas de las piezas más importantes para una reforma ambiciosa del sistema, que son aquellas que dependen directamente del mandato del Fondo Monetario Internaciona y del Banco Mundial, donde Estados Unidos tiene un poder ineludible, lo que viene a evidenciar de nuevo la necesidad de reformas.

Cuatro. Sevilla es el punto de partida, no el de llegada. El compromiso de Sevilla tiene el grado de generalidad y ambigüedad propio de los textos de conclusiones de Naciones Unidas, que aúnan las perspectivas de casi todos los estados del planeta. Es por este motivo que el impacto de Sevilla, de tenerlo, se medirá en las iniciativas que se adopten a partir de hoy. Con una lógica minilateralista, de alianzas líquidas, bloques porosos, o coalitions of the willing – como prefiramos llamarlo –, a diferencia de lo que ocurrió con las tres conferencias anteriores y con el impulso nada desdeñable de España, la cumbre arrancó ya con una agenda para la acción, la Sevilla Platform for Action (SPA), que busca avances concretos, ahí donde se pueda, por parte de grupos de países (u otro tipo de actores) dispuestos a liderarlos, y que se ha ido nutriendo ya de iniciativas específicas. Desde swaps de deuda hasta impuestos a los superricos. Desde un plan de movilización de financiación privada hasta la creación de un foro internacional de deudores.

Foto: Una cosechadora en un campo de maíz. (Getty/Scott Olson)

Las propuestas están encima de la mesa. Queda pendiente el saber y poder articular un mecanismo que garantice su avance y, sobre todo, su capacidad para responder a las enormes brechas de financiación (y de gobernanza) para el desarrollo internacional.

*Iliana Olivié, investigadora principal en el Real Instituto Elcano.

Hoy termina en Sevilla la 4ª Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, convocada por la ONU y acogida por España. Ha reunido a miembros de Naciones Unidas, instituciones financieras de desarrollo, organizaciones multilaterales, empresas privadas, organizaciones de la sociedad civil, think tanks, universidades, filántropos y otros expertos. Hemos debatido sobre el futuro de la financiación del desarrollo, con la mirada puesta en las posibles vías para cubrir el déficit de medios, estimado en más de 4 billones de dólares estadounidenses al año.

ONU
El redactor recomienda