El asesinato de Charlie Kirk: una advertencia para la política dividida de Estados Unidos
La pregunta es si los políticos pueden emular el enfoque de Kirk y elevar el debate, o si seguirán atrapados en la hipérbole, la cultura de la cancelación y la retórica divisiva
Católicos de Phoenix se reúnen para rezar por Charlie Kirk, asesinado de un disparo en Utah. (Reuters/Caitlin O'Hara)
Se dice que la pluma es más poderosa que la espada, pero una vez más, esta idea parece haber sido desmentida por la violencia. Charlie Kirk, quien era conocido por debatir temas divisivos con calma y lógica, respondiendo preguntas de audiencias de izquierda o derecha sin recurrir a ataques o etiquetas, promoviendo que es saludable discutir ideas sin hostilidad, un enfoque que contrasta con la crispación política actual, fue asesinado el 10 de septiembre de 2025 por un francotirador durante un evento en la Universidad de Utah Valley, en un ataque que recuerda los atentados fallidos contra Donald Trump.
Kirk, activista conservador estadounidense de 31 años y fundador de Turning Point USA, hablaba ante estudiantes cuando un disparo desde un tejado lo alcanzó mortalmente en el cuello. Testigos describieron el caos mientras la seguridad protegía el escenario. Como en el intento de asesinato contra Trump en julio de 2024, el tirador usó una posición elevada, disparando desde unos 183 metros con un rifle de alta potencia, según el FBI y fuentes universitarias. Kirk murió en el lugar, conmocionando al movimiento conservador y avivando temores de violencia política en Estados Unidos, un país ya extremadamente polarizado. El presidente Trump, en Truth Social, condenó el acto como "otro ataque mortal" y prometió justicia. La primera ministra italiana Giorgia Meloni calificó este "atroz asesinato" como una herida a losprincipios democráticos, un eco de preocupaciones globales sobre la polarización. En el momento de la redacción de este artículo, ni Pedro Sánchez ni el Gobierno español han comentado oficialmente sobre el asesinato.
El ascenso de una estrella conservadora
Kirk se hizo famoso al fundar Turning Point USA (TPUSA) en 2012, a los 18 años. Su organización para movilizar jóvenes conservadores en campus creció hasta ser multimillonaria y su fama explotó en redes sociales, con millones de seguidores en X, Instagram, TikTok y YouTube. Sus debates en vivo, capturados en videos virales, lo convirtieron en un ícono al defender posturas sobre armas, inmigración, aborto y libertad de expresión. Autor de The MAGA Doctrine y presentador radial, Kirk conectó el trumpismo con la nueva generación. Sus eventos en campus liberales, como el de Utah, atraían apoyo y críticas. Su marca de diálogo abierto y su alianza con Trump lo hicieron una figura polarizante y un blanco.
Llamados a la paz interrumpidos
Tras el asesinato, líderes de ambos partidos pidieron detener la violencia política, afirmando que no tiene lugar en una democracia. El expresidente Biden llamó a la unidad, y el presidente de la Cámara, Mike Johnson, pidió "calmar los ánimos". Sin embargo, un minuto de silencio en el Congreso por Kirk fue interrumpido por gritos de legisladores demócratas y republicanos, acusándose por el asalto al Capitolio del 6 de enero o incitamiento izquierdista. Este caos, transmitido en vivo, mostró un Congreso más interesado en atacar que en reconciliarse, un reflejo de la división que España también conoce bien tras años de polarización política. Grupos como Brady Campaign pidieron regulaciones de armas, mientras medios conservadores señalaron la agresión izquierdista y su polémica extremista profundizando la polarización.
El problema fundamental de la polarización radica no en ideas sino en la retórica extrema, un fenómeno que también resuena en debates políticos europeos. Políticos y medios usan términos como "fascistas" o "traidores", deshumanizando rivales. Las redes sociales amplifican el odio, premiando contenido inflamatorio. Los medios contribuyen: el ciclo de noticias de 24 horas exige "noticias de última hora" constantemente, presentando cada evento como una emergencia. No todo es una crisis; no cada propuesta legislativa es el fin de la democracia. Kirk, quien abogaba por el diálogo sin etiquetas, fue vilipendiado como "extremista" por sus posturas sobre raza y género. Los legisladores estadounidenses que interrumpieron el minuto de silencio con acusaciones son parte del problema, no de la solución. Sanar requiere moderar el lenguaje y debatir con buena fe, como Kirk promovía, pero esto requiere un cambio sistémico: menos hipérbole, más respeto. Sin esto, tragedias como esta se normalizarán.
Estereotipos y violencia
La izquierda americana ha contribuido al problema globalmente al tildar a los seguidores de Trump como "deplorables", como dijo Hillary Clinton en 2016, llamándolos racistas e ignorantes, un punto bajo en el discurso político que recuerda las divisiones ideológicas en España durante la Transición (y a lo mejor a más recientes). La izquierda siempre se presenta como el partido de la equidad y la virtud, pero al mismo tiempo cancela a cualquiera que no comparta sus opiniones, saltando inmediatamente a acusaciones extremas de "fascista" o "nazi", afirmando que toda acción de la derecha señala "el fin de la democracia" y otras afirmaciones incendiarias. Irónicamente, cuando se examina la definición de fascismo—un sistema político autoritario que prioriza el control estatal, la supresión de disidencia y el nacionalismo extremo—es la izquierda actual americana (y a lo mejor en otros países que conozcáis), con su intolerancia a la disidencia y su impulso hacia políticas centralizadas, la que a menudo se acerca más a esta descripción que la derecha.
Los recientes ataques armados, como los llevados a cabo contra Trump y Kirk, han venido de agresores de izquierda, no de derechas. La expresentadora americana Rosie O’Donnell, quien abandonó Estados Unidos por vivir en Inglaterra, se retractó recientemente de afirmaciones sobre un tirador en el tiroteo de una iglesia católica en Minneapolis a quien acusó de ser de derechas, que resultó ser un perpetrador de izquierda con motivaciones anti-Trump y anticristianas, evidenciando cómo las narrativas distorsionan la realidad. Esto desafía la superioridad moral de la izquierda y subraya cómo las etiquetas incitan a la violencia.
Un llamado a las palabras que unen
En Don Quijote, Cervantes exploró el debate entre las armas y las letras, mostrando cómo las palabras de las historias de caballería moldearon la vida y la locura del caballero andante, demostrando que las palabras dan forma a las acciones, inspiran o destruyen. Kirk, con su enfoque en el diálogo racional, reflejaba este ideal de usar las palabras para construir, no para dividir. Fue asesinado por alguien que dejó que las palabras le moldearan de forma perversa e inhumana. Hoy, la pregunta es si los políticos pueden emular el enfoque de Kirk y elevar el debate, o si seguirán atrapados en la hipérbole, la cultura de la cancelación y la retórica divisiva.
Con cada año que pasa, tengo menos fe en los políticos. Lo que falta es liderazgo desde arriba: un presidente que no use un lenguaje extremo, sino lógica, y una oposición que haga lo mismo. Temo que esos días han quedado atrás. Bienvenidos a la nueva normalidad.
*J.K. Franko, abogado estadounidense que ha escrito libros y artículos sobre política y derecho, especializándose en derecho constitucional de EEUU. Vive en Dallas, Texas, y es autor de varias novelas, incluyendo la trilogía Ley del Talión (Ojo por ojo, Diente por diente, Vida por vida) y su novela recientemente publicada Hasta que tu muerte nos separe (Ed. Roca, 2024).
Se dice que la pluma es más poderosa que la espada, pero una vez más, esta idea parece haber sido desmentida por la violencia. Charlie Kirk, quien era conocido por debatir temas divisivos con calma y lógica, respondiendo preguntas de audiencias de izquierda o derecha sin recurrir a ataques o etiquetas, promoviendo que es saludable discutir ideas sin hostilidad, un enfoque que contrasta con la crispación política actual, fue asesinado el 10 de septiembre de 2025 por un francotirador durante un evento en la Universidad de Utah Valley, en un ataque que recuerda los atentados fallidos contra Donald Trump.