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En la OTAN se hablará de Putin, Turquía y los socios de Sánchez
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Esteban González Pons

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En la OTAN se hablará de Putin, Turquía y los socios de Sánchez

La reunión estaba prevista para celebrar los 40 años del ingreso de nuestro país, pero también para aprobar las nuevas directrices político-militares de la Alianza en la próxima década

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Julien Warnand)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Julien Warnand)
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Cuando se decidió celebrar la próxima cumbre de la OTAN en Madrid, ni la OTAN ni España se encontraban en la situación crítica de hoy. Además de la guerra en Ucrania, porque Ucrania quiere pertenecer a la Alianza, entre otros delirios de Putin, la OTAN se presenta en Madrid con Turquía vetando el ingreso de dos nuevos socios, deseados por todos, y jugando a provocar un conflicto con Grecia. Mientras que el Gobierno español, por su parte, la va a recibir después de haber desestabilizado con su torpeza diplomática el Mediterráneo occidental y con medio Gobierno manifestándose en la calle contra la propia OTAN.

Si la bilateral entre Sánchez y Biden llega a producirse, ¿qué le responderá el español al norteamericano cuando le pregunte por qué sus ministros están fuera insultándole? Ah, sí, qué tonto soy, que la culpa es del PP. Y luego le sonreirá como si fuera a venderle un crecepelo. El caso es tan patético que el Gobierno de España, por un lado, comprende a sus miembros si se oponen a la OTAN y, por otra, tilda de estorbo al PP cuando ofrece un pacto de Estado sobre el tema. Y deben pensar que los jefes de Estado extranjeros aterrizan en Madrid sin preguntar antes si aquí sigue habiendo ministros que no condenan la invasión de Ucrania. Así nos va.

Foto: Avión de combate JAS Gripen C de la Fuerza Aérea sueca. (Saab)

La reunión estaba prevista como homenaje para celebrar los 40 años del ingreso de nuestro país, pero también para aprobar las nuevas directrices político-militares de la Alianza en la próxima década, el llamado Concepto Estratégico. Aunque todo esto seguirá ocurriendo, el contexto ha cambiado drásticamente.

En tiempos de crisis, miramos a nuestros amigos, a nuestros aliados. Y este parece ser el mayor éxito de la OTAN: la seguridad de cada miembro frente a todas las amenazas, tanto internas como externas. Sin embargo, puedo decir con certeza que hay algunos países dentro de la Alianza que no comparten este sentimiento de confianza, tal y como lo describen los dirigentes de la OTAN. Permítanme que me explique.

Me gustaría empezar mencionando a los países más cercanos a Rusia y las amenazas que el presidente Putin ha estado lanzando contra ellos a lo largo de su reciente invasión a Ucrania. No es ningún secreto que países bálticos y Polonia se han puesto en alerta máxima desde que el primer tanque ruso entró en Ucrania. Lo mismo puede decirse de Finlandia y Suecia, dos países tradicionalmente partidarios de la neutralidad, que ahora están a punto de convertirse en miembros de la OTAN. La histórica equidistancia de Finlandia, que le permitía mantener el equilibrio entre Europa y Rusia, se ha desvanecido por completo tras observar la actitud agresiva y expansionista de Moscú, y ha puesto de manifiesto una nueva geopolítica de alineación de sus estructuras de seguridad con Occidente. Ambos países, tan próximos a Rusia, lo están arriesgando todo, literalmente, por entrar en la OTAN. Por tanto, la Alianza tiene el sagrado e histórico deber de cumplir su promesa y trabajar para que Suecia y Finlandia sean miembros de nuestra esfera de estabilidad y seguridad.

Foto: Un campo de trigo en Kiev, Ucrania. (EFE/Oleg Petrasyuk)

Además, al analizar las amenazas reales de Moscú, también tenemos que reconocer la importancia de apoyar a los miembros más pequeños de la OTAN que tienen frontera con Rusia. Me refiero, obviamente, a los Estados bálticos. Lituania, Estonia y Letonia son naciones prósperas, miembros tanto de la Unión Europea como de la OTAN. Sin embargo, debido a su pequeño tamaño, sus capacidades militares, a la luz de las recientes amenazas de Putin, son sustancialmente limitadas. Por ello, estos tres países miran a sus aliados en Occidente para que actúen con firmeza como garantes de su seguridad e independencia. A su vez, el Kremlin está constantemente intentando encontrar excusas para amenazarlos, ya sean verdaderas o no. El blanco más reciente ha sido Lituania. La máquina propagandística rusa afirma que el gobierno lituano ha bloqueado Kaliningrado (el pequeño territorio ruso al oeste) del resto de la Federación Rusa. En otras palabras, Rusia está de nuevo inventando pretextos para generar tensiones con sus países vecinos. Por ello, los dirigentes de la OTAN deberían utilizar la próxima cumbre de Madrid para garantizar a Lituania que no se tolerarán amenazas ni campañas de desinformación por parte de Rusia.

Siempre he destacado que la OTAN es una alianza en la que sus miembros no solo se protegen, sino que se respetan mutuamente. Por desgracia, en fechas recientes, este no es el caso de Turquía. Nadie puede negar que lo que Turquía ha estado haciendo en Siria y en el mar Egeo es contrario a los valores que justifica la Alianza Atlántica. En el último mes, Turquía se ha adentrado en una batalla diplomática con Grecia por supuestas reivindicaciones en el mar Egeo. En concreto, el presidente Erdogan ha amenazado de forma constante la integridad territorial de su país vecino, argumentando que algunas islas griegas deberían pertenecer a Turquía. Además, los aviones de combate turcos violan con regularidad el espacio aéreo griego, una táctica tradicional que lleva ocurriendo durante décadas. Este tipo de actos de agresión hacia un compañero aliado de la OTAN no debe tolerarse en ninguna circunstancia. No olvidemos tampoco que Turquía es el único país de la OTAN que está actualmente intentando bloquear el acceso a la misma de Suecia y Finlandia. España debería situarse claramente del lado de Grecia. Yo lo hago.

Foto: El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. (EFE/Stephanie Lecocq)

Resulta irónico que los próximos 29 y 30 de junio se vaya a celebrar precisamente en España la Cumbre de la OTAN, la cual se supone debe abordar todas las cuestiones que he mencionado antes, en tiempos en los que el país está gobernado por una mayoría política que incluye a la extrema izquierda y a los independentistas, que tan en contra de la Alianza se manifiestan.

Afortunadamente, España es ahora uno de los miembros cruciales de la OTAN, ya que tiene la gran ventaja de contar con una posición geoestratégica clave para la defensa de Europa Occidental, separando el mar Mediterráneo del océano Atlántico. Durante décadas, ha aportado a la organización sus fuerzas militares y ha conseguido estrechar las relaciones y reforzar el vínculo entre Europa y América Latina, Oriente Medio y el norte de África. Hoy esta adhesión cobra nuevamente importancia, cuando vemos cuánto de inestable se ha vuelto el norte de África.

Foto: Eduardo de Castro, presidente de Melilla. (Ciudad Autónoma de Melilla)

Por desgracia, resulta evidente que la actual posición internacional de nuestro país no es, ni mucho menos, la mejor. Es una lástima que lleguemos a esta ocasión con un Gobierno colapsado, sospechoso a ojos de nuestros socios por sus traiciones casi insistentes a los servicios diplomáticos y de inteligencia del Estado. Sin embargo, un mal Gobierno no debe ser motivo para desmerecer una cumbre de vital importancia, ni impedir que un gran país como España esté a la altura de esta gran Alianza, de la que forma parte y a la que contribuye y apoya desde hace 40 años.

Cuando se decidió celebrar la próxima cumbre de la OTAN en Madrid, ni la OTAN ni España se encontraban en la situación crítica de hoy. Además de la guerra en Ucrania, porque Ucrania quiere pertenecer a la Alianza, entre otros delirios de Putin, la OTAN se presenta en Madrid con Turquía vetando el ingreso de dos nuevos socios, deseados por todos, y jugando a provocar un conflicto con Grecia. Mientras que el Gobierno español, por su parte, la va a recibir después de haber desestabilizado con su torpeza diplomática el Mediterráneo occidental y con medio Gobierno manifestándose en la calle contra la propia OTAN.

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