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Cartas de amor a Charles Manson
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Juan Soto Ivars

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Cartas de amor a Charles Manson

Cae la noche y los hermanos, apenas dos niños, huyen del predicador Harry Powell. Han escapado de la casa familiar porque ahora pertenece a una ahogada

Foto: Afton 'Star' Burton y Charles Manson
Afton 'Star' Burton y Charles Manson

Cae la noche y los hermanos, apenas dos niños, huyen del predicador Harry Powell. Han escapado de la casa familiar porque ahora pertenece a una ahogada y a un hombre con el bien y el mal tatuados en los nudillos. Corriendo han alcanzado la caseta del pescador, el único adulto que puede salvarlos, el único al que no ha hipnotizado el predicador. Sin embargo, encuentran al pescador borracho, está tirado en el suelo y pide perdón al retrato de su difunta mujer. Mientras el chico intenta reanimarlo, el ciclón negro del bien y el mal se aproxima envuelto por la oscuridad.

Entonces se da la escena más terrorífica de La noche del cazador: en apenas cinco segundos, Pearl, la hermanita de John, se ha tumbado y está profundamente dormida. Estirada en la cama del pescador con las piernas y los brazos tiesos, parece una muñeca de porcelana.

Vídeo: La noche del cazador

¿Cómo puede haberse dormido Pearl en un momento así? John la despierta y consiguen escapar en la barca, con el predicador metido en el agua hasta la barbilla y alargando los brazos hasta rozar el casco. El bote los transportará por las aguas de un Ohio onírico y poblado por criaturas gigantes y adormecidas hacia la casa de la señorita Cooper, el hada madrina, quien pronunciará la frase capital: “No es país para pequeñas criaturas”. (*)

La noche del cazador no es solamente una de las mejores películas de la historia del cine: es un estudio preciso acerca de la seducción que arrastra a algunas mujeres hacia los brazos de los asesinos. Durante mucho tiempo me pregunté por qué Pearl se dormía en un momento de tanta tensión y pensé que, con ese recurso, Charles Laughton convertía toda la película en una verdadera pesadilla. En las pesadillas, las piernas se detienen y desobedecen, los pasillos se alargan como plastilina y una mano peluda asoma por debajo de la cama, impidiéndonos correr.

Pero una reflexión más tardía me llevó a entender que Laughton tenía mucho más que decir con ese plano, porque la niña es un personaje complejo y fascinante: encarna el femenino puro y absoluto de la literatura, está construida de ingenuidad, bondad y una lealtad que tiende a confundirse. Antes de que John y Pearl huyan de la casa, la hemos visto tranquila sobre las piernas del asesino de su madre, abrazándolo mientras su hermano John, que encarna la desconfianza masculina, se las ingenia para salvar la vida de los dos.

Bien: la película se rodó en 1955. Catorce años después, los fanáticos de Charles Manson asesinaban a Sharon Tate, la mujer de Roman Polanski. Y ahora, cuando el monstruo tiene ochenta años y se pudre en la cárcel, una joven de 26 llamada Afton ‘Star’ Burton quiere casarse con el predicador. En el vídeo que grabó la chica para explicarnos que Charles Manson no es un asesino he visto a Pearl un poco crecida, aunque sigue siendo la misma, solo que esta vez no tiene a John para alejarla de su error.

Vídeo:"Papá, me voy a casar con Charles Manson"

Este fanatismo enamorado de algunas mujeres atraídas por el mal me resulta fascinante. Afton ‘Star’ Burton es una joven delgada que se expresa con la verdad luminosa de una niña. Hoy posee una melena larga que la embellece, pero hace seis años se rapó y se hizo una cruz gamada en la frente con un cuchillo para parecerse a su ídolo. En el vídeo, descubrimos que Star está totalmente dispuesta a defender al mal de sí mismo: nos dice que los medios de comunicación han extendido la leyenda de que Manson es un loco peligroso, pero ella opina que no lo es.

Podemos encontrar en estas palabras reminiscencias de otros parlamentos trágicos, porque cuando una mujer describe al hombre perverso que ama es capaz de retorcer las palabras hasta que la perversidad se evapore por completo.

El amor de Star hacia Manson es aterrador pero también maravilloso y vital. Encarna el ideal romántico del satanismo. En su libro sobre el demonio, Giovanni Papini nos explica que el Romanticismo es la edad de oro de la fascinación de los seres humanos por el mal. Hasta entonces es difícil encontrar literatura que intente explicar la psicología de Satanás, pero con la llegada de los suicidas, los empecinados y los hipersensibles proliferan las defensas al diablo como las lenguas de fuego en un incendio forestal.

Aparecen entonces poemas de amor que son cantos luciferales, ensayos que defienden al maligno y se ponen de su parte contra Dios, de la misma manera que lo hace Afton ‘Star’ Burton en su declaración de amor.

Contra el cinismo, el desapasionamiento y la distancia crítica de nuestra época, contra esta defensa que aleja a los ciudadanos morales de la sangre, el crimen y la revolución, está el amor de Star por Charles Manson. El romanticismo auténtico no nos abandona, su campana de bronce resuena en la oscuridad de las aguas, puesta sobre una boya.

Desde que ingresó en prisión en 1971 para cumplir la cadena perpetua, Charles Manson ha recibido millones de cartas de decenas de miles de admiradores. En general, chicas en la flor de la juventud que se sienten atraídas por la verborrea de Manson de la misma forma que la madre de John y Pearl queda fascinada con las prédicas de Harry Powell en La noche del cazador. Ahora, a los ochenta años, el predicador ha elegido a la muchacha que se convertirá en su esposa.

Ante la noticia hay quien se echa las manos a la cabeza, quien se escandaliza de que la semilla del diablo siempre encuentre un vientre en que germinar. A esos, a los espeluznados, les pillarán por sorpresa las calamidades que todavía están por venir.

(*) Siempre he creído que esta sentencia inspiró la novela de Cormac McCarthy No es país para viejos.

Cae la noche y los hermanos, apenas dos niños, huyen del predicador Harry Powell. Han escapado de la casa familiar porque ahora pertenece a una ahogada y a un hombre con el bien y el mal tatuados en los nudillos. Corriendo han alcanzado la caseta del pescador, el único adulto que puede salvarlos, el único al que no ha hipnotizado el predicador. Sin embargo, encuentran al pescador borracho, está tirado en el suelo y pide perdón al retrato de su difunta mujer. Mientras el chico intenta reanimarlo, el ciclón negro del bien y el mal se aproxima envuelto por la oscuridad.

Charles Manson Cormac McCarthy