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Yo quiero vivir en el país que sale en TVE
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Juan Soto Ivars

España is not Spain

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Yo quiero vivir en el país que sale en TVE

Uno pone el telediario de TVE1 y entre los titulares y el deporte se pregunta dónde ha estado viviendo los últimos años, en qué tiempo y en qué país

Foto: Mariló Montero, presentadora de TVE
Mariló Montero, presentadora de TVE

Mariló Montero ha estado estos días en boca de todos, como pasaba con el tabaco de picadura en los años cuarenta. Puede que la presencia de Mariló en los organismos haya sido igual de nociva para la salud. En un nuevo envite a la realidad y al sentido común, dijo la señora que si uno huele un limón se le puede curar el cáncer, pero lo mejor fue su rectificación: cuando los médicos se le echaron al cuello, la presentadora se puso bravísima y se trajo al plató de Saber vivir un artículo de internet que le daba la razón.

Lo leyó ante las cámaras trabándose un poco con las palabras más técnicas, con una dicción de colegiala que nos puso a todos muy felices. La cosa ha desembocado en una polémica con el defensor del espectador del Ente por este motivo y otros, como el tratamiento informativo acientífico en noticias sobre padres que no vacunan a sus hijos y demás rezagados del New Age. El hombre, el defensor, decimos, tiende a defenderse y se lava las manos en la medida de lo posible. No sabemos si con limón o sin limón. No es asunto nuestro.

En realidad lo de Mariló no es novedad, ni es nueva su jactancia. Antes que ella estaba aquel anciano con dentadura postiza, cuyo nombre he olvidado, que no dudaba en recetar toda clase de remedios patrocinados mirando fijamente a cámara con ojos de hipnotizador, hasta que las pobres ancianitas echaban a correr hasta la parafarmacia más cercana con la agilidad de los niños de Hamelín.

La seudociencia de Saber vivir es sólo uno de los espejos deformantes que TVE pone a disposición de los espectadores. La superposición de lentes torcidas en las cámaras de la tele pública ha sido un proceso gradual a medida que ha avanzado la legislatura del PP. Zapatero, al que tan poco queríamos, va ganando prestigio con los años gracias a las maniobras de Rajoy. Hay algo en lo que más o menos se pone de acuerdo la izquierda y la derecha: en tiempos de ZP, defenestrado Alfredo Urdaci, tuvimos una televisión pública que, sin ser la BBC, resultaba tolerable.

Bien, pasados tres años y pico, si no fuera por MasterChef, habría más detractores que audiencia en TVE1. Yo escucho las quejas, sé que media redacción de noticias ha estado en pie de guerra y que los alienígenas de Telemadrid han desembarcado en TVE como los CienMil Hijos de San Luis para teñir las campañas electorales de 2015 con un tinte rosa, no precisamente a favor de UPyD.

La telemadrización de TVE se ha acentuado tanto en los últimos meses que no descarto que un día de estos pongamos la uno y nos encontremos a ese Paul Auster con peluca que da las noticias de la noche en Telemadrid: Ana Samboal. Y aquí Paz Padilla y después Gloria Serra.

Uno pone el telediario de TVE1 y entre los titulares y el deporte se pregunta dónde ha estado viviendo los últimos años, en qué tiempo y en qué país

Bien. Creo que tenemos que cambiar nuestra forma de ver TVE. Hay una cosa que hasta los más críticos con las noticias me aceptarán: la España que se ve ahí es infinitamente mejor que la que vivimos cada día. Uno pone el telediario de TVE1 y entre los titulares y el deporte se pregunta dónde ha estado viviendo los últimos años, en qué tiempo y en qué país.

Hace unas semanas hubo, según dicen los malvados tuiteros, una manifestación en Sol. Allí, siempre creyendo la versión de los internautas, parece que habló el tiparraco ese de la coleta que sacan tanto por laSexta, el de los cuernos y el rabo. Dicen estos facciosos virtuales que Televisión Española conectó en directo cuando el personal se disolvía, que lo hicieron para que pareciera que no había gente, y hubo quien salió voceando por las redes sociales que eso estaba mal.

¿Cómo que estaba mal? Repitamos la escena: Sol vacío mientras habla Pablo Iglesias, ¿puede alguien imaginar algo mejor? Si Podemos no consiguiera llenar una plaza con su homeopatía política sería señal de que España ha vuelto a la bonanza, exactamente la versión que nos dan las noticias de TVE.

Digo yo: ¿por qué creer a los internautas o laSexta? ¿Por qué no abrazarnos a la visión panglosiana de TVE? Si la España de las noticias de la 1 es mejor que la nuestra, intentemos parecernos más y más a lo que sale en TVE.

Quiero vivir en ese país que se ve en Televisión Española, donde la crisis ha terminado porque un Gobierno inteligente nos saca siempre las castañas del fuego. Un país líder en casi todo, desde la investigación a las paellas multitudinarias. Un país donde no existen los desahucios ni la pobreza infantil ni más abusos que los excepcionales, que son perseguidos por la justicia con extrema diligencia. Un país donde se mezclan las misas y los conciertos de los Rolling Stones, donde canta Serrat y vuelve Jarcha mientras la gente deglute tortilla en festivas comilonas populares. Un país donde se abre una fábrica de coches cada semana, donde el pedrisco no ha sido tan grave, donde Fernando Alonso no enfila la autovía a Suiza con su Fórmula1, donde la izquierda radical la sigue conformando ese fondo de armario casposo de profesores de Antropología de los 90.

Voy tras esa España como Ulises rumbo a Ítaca, a esa tierra que huele rosquillas de anís por la mañana, ese país de hogazas y de pasteleros que dicen que les va el negocio en estas fechas señaladas.

Pero cómo se entra ahí, cómo se llega. Cómo alcanzar la Meca de Televisión Española. Me doy de cabezazos contra la tele, plasma, plasma, plasma, sin resultado. Y de pronto se me ocurre una idea, abro una senda como el primer jabalí que hoza el sotobosque. Les dejo la puerta abierta: cuando vean un cámara de Televisión Española por la calle, pónganse a tiro. Colóquense detrás de la presentadora, sonrían, saluden, pugnen por hablar. Notarán inmediatamente que les mejora el humor, les desaparecerán los bultos del cuello con un granizado de limón.

Un disparo de la cámara de TVE y todas sus penurias habrán terminado.

Mariló Montero ha estado estos días en boca de todos, como pasaba con el tabaco de picadura en los años cuarenta. Puede que la presencia de Mariló en los organismos haya sido igual de nociva para la salud. En un nuevo envite a la realidad y al sentido común, dijo la señora que si uno huele un limón se le puede curar el cáncer, pero lo mejor fue su rectificación: cuando los médicos se le echaron al cuello, la presentadora se puso bravísima y se trajo al plató de Saber vivir un artículo de internet que le daba la razón.

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