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Así pasamos la jornada de reflexión en un país podrido
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Juan Soto Ivars

España is not Spain

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Así pasamos la jornada de reflexión en un país podrido

Como diría Rajoy, aquí van a pasar unas cosas y otras cosas. La atomización de los parlamentos y de los ayuntamientos será garantía de vigilancia constante entre unos partidos y otros

Foto: El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. (Efe)
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. (Efe)

Voy a dedicar la jornada de reflexión en recordar, por ejemplo, que nuestro ministro Montoro usa Hacienda como un fusil de asalto contra sus enemigos políticos. Sólo que se hayan filtrado declaraciones de la renta tendría que ser suficiente para que dimita y deje paso a alguien con ganas y tiempo de encontrar a los culpables. Pero, por sus amenazas de hace unos meses, hay indicios para sospechar que Montoro es el responsable.

Sé que es rara la idea, señora. ¿Que un político puede ser responsable de algo? ¡Qué locura! Ellos se echarían las manos a la cabeza como Aguirre cuando proliferan los ladrones entre sus colaboradores directos, pero vamos a hacer un ejercicio de arbitrariedad, seamos locos y osados, pensemos que un político podría tener alguna responsabilidad.

Volvamos a Montoro. Si tuviera pelo y viviera en el Chicago de los años 30, sería de los que llegan a la reunión y ponen la pistola encima de la mesa. Después de amenazar a actores y rivales, lo cual sería grave como simple bravuconada, se dieron extrañísimas filtraciones. Por eso sería tentador creer que Montoro está detrás del asunto de Monedero, del de Urdangarín y la Infanta y, dadas las guerras internas del PP entre Soraya Sáenz de Santamaría y el ala esperancista, de que hayamos leído la declaración de la renta de Aguirre.

Si Montoro viviera en el Chicago de los años 30, sería de los que llegan a la reunión y ponen la pistola encima de la mesa

Pero todo esto, claro, son suposiciones, monstruos hijos de los sueños de la razón. Se ha demostrado que el PP tuvo siempre una contabilidad B y aquí Paz Padilla y después Gloria Serra. ¿Qué detective novato podría encontrar pruebas en un contenedor tan atiborrado de basura y podredumbre? ¿Y de qué servirían las pruebas cuando los culpables siempre ponen cara de humilde curilla y pasan a otra cosa?

Cuando uno vive en un tan país corrupto y hermético sólo le queda la suposición como fuente de conocimiento. Cantan los pájaros en las ramas y pasamos la jornada de reflexión con la expresión de gorilas taciturnos. El malvado escritor de novela policíaca sigue tecleando nuestro devenir nacional.

Sin habernos vueltos mexicanos, tenemos aquí a Villarejo, un comisario-empresario que, en agradecimiento por los favores recibidos, se dedica a asesorar a Ignacio González sobre su vida de hampón en una cafetería, a la vista de todos, y graba la conversación por si se les ocurre depurarlo.

¿Qué detective novato podría encontrar pruebas en un contenedor tan atiborrado de basura y podredumbre?

Esta apariencia de impunidad está justificadísima: cuando Marcelino Martín Blas, jefe de Asuntos Internos de la policía, se enfrenta a Villarejo, lo destituyen de manera fulminante, como les gustaría hacer a los jueces que investigan la corrupción.

Esta podredumbre, esta horrible depresión, se la debemos a dos empresas: el PP y el PSOE. El bipartidismo es un sistema donde los políticos interpreten su cargo como una línea del currículum. Cuando hablan de estabilidad están hablando de eso: el turnismo es la estabilidad de sus vidas profesionales. Nunca sienten la necesidad de dimitir o de dar explicaciones. Creen que el cargo les pertenece por derecho, no saben que los dueños de su puesto somos todos los electores. Y es normal, porque llevan casi cuarenta años trabajando así.

Pero las encuestas anuncian el fin de fiesta. La atomización de los parlamentos y de los ayuntamientos será una ligera garantía de vigilancia mutua entre partidos, a no ser que los nuevos se contagien y empiecen a estornudar. Aún así, que haya más partidos en la cumbre será bueno porque cambiará las expectativas personales de los políticos. Sus cargos serán efímeros y estarán sometidos a la mano izquierda de sus rivales. En un país de costumbres autoritarias, de "aquí estoy yo y mis cojones", representará toda una fuente de tranquilidad.

La atomización de los parlamentos y de los ayuntamientos será una ligera garantía de vigilancia mutua, una fuente de tranquilidad

Por favor, señora: mañana, cuando vaya a votar, no se crea ese cuento de la estabilidad. Mire a los ojos a quienes la celebran y defienden. Verá que hablan de estabilidad como los oficinistas de una empresa en quiebra, preocupados por su despido.

A estos pensamientos dedico mi jornada de reflexión. Cae la noche y termino el día con una sonrisa en la cara. Como expresaría Mariano Rajoy en su nulidad léxica y gramatical, aquí van a pasar unas cosas y otras cosas. Será para mejor.

Voy a dedicar la jornada de reflexión en recordar, por ejemplo, que nuestro ministro Montoro usa Hacienda como un fusil de asalto contra sus enemigos políticos. Sólo que se hayan filtrado declaraciones de la renta tendría que ser suficiente para que dimita y deje paso a alguien con ganas y tiempo de encontrar a los culpables. Pero, por sus amenazas de hace unos meses, hay indicios para sospechar que Montoro es el responsable.

Cristóbal Montoro Soraya Sáenz de Santamaría