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La guillotina de Ada Colau
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Juan Soto Ivars

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La guillotina de Ada Colau

El primer pleno de Ada Colau en el consistorio barcelonés se ha saldado con la cabeza de Juan Carlos I. Visto el ambiente del pleno, apuesto a que sustituirá al Rey emérito un busto de Peret

Foto: Dos operarios municipales retiran el busto del Rey Juan Carlos I que hay en el Salón de la Reina Regente. (EFE)
Dos operarios municipales retiran el busto del Rey Juan Carlos I que hay en el Salón de la Reina Regente. (EFE)

El estreno de Ada Colau como alcaldesa en el ayuntamiento de Barcelona sirvió para tomar algunas decisiones relacionadas con el bienestar de los barceloneses: se debatieron medidas para la lucha contra la desigualdad y se organizó un Consejo Municipal de Turismo y Ciudad, un órgano que aglutinará vecinos, expertos y regidores para repensar el modelo turístico de Barcelona. Sin embargo, este debate se demoró. El salón de la Reina Regente del ayuntamiento había amanecido con un rey decapitado.

Ayer, Felipe VI andaba por la ciudad repartiendo titulares de prensa y títulos judiciales. Colau, siempre atenta a la dimensión pública de las cosas, aprovechó para hacer ante los medios una demostración de su guillotina simbólica: el busto de Juan Carlos I que presidía el salón de plenos se retiró ante las cámaras no una, sino dos veces. El ensañamiento se debe más al abotargamiento de los reporteros gráficos bajo la canícula que a la crueldad de Colau. Los fotógrafos pidieron al verdugo que restituyera la cabeza en la peana para retirarla otra vez, más despacio.

Se obedeció a la voluntad fotográfica. Fue la primera vez en la historia que un monarca pierde dos veces seguidas la cabeza. Suerte de Luis XVI que Robespierre no se hizo famoso en tiempos de la sociedad de la información.

El lector podrá imaginarse cómo desviaron estas fotos el arranque del pleno extraordinario, pero difícilmente se hará a una idea de los prodigios que se congregaron ante la peana vacía. A algunos les había gustado el espectáculo: Alfred Bosch, de ERC, felicitó a Colau por “limpiar a fondo” el pleno de simbología “borbona”. Todo hacía pensar que Trías iría por el mismo camino, pero el ex-alcalde todavía sufre el mal asiento que la democracia ha colocado debajo de las posaderas. Desde la bancada de madera y mirando con incomodidad el trono de la reina Colau, un Trías desmejorado y tembloroso recriminó a la alcaldesa que decapitara al monarca sin contar con él. A punto estuvo, por despecho, de largar una defensa de la monarquía, pero el hombre logró controlarse.

La lucha contra la desigualdad y el cambio de modelo turístico esperaban respetuosamente a que todos los dirigentes expresaran su opinión sobre el guillotinamiento. En esta línea, el socialista Collboni acusó a Colau de eclipsar los asuntos fundamentales con su concepción de la política-espectáculo. Se apresuró a asegurar al resto de regidores sus convicciones republicanas, pero criticó la fiesta mediática del día anterior. Y es que Colau no sólo había decapitado a un rey, sino que había quemado un convento. La misa fue eliminada de los actos oficiales de las fiestas del barrio de la Mercé.

El único monárquico confeso de la sala se apellida Fernández Díaz. El viejo lobo del PP barcelonés había pasado la campaña electoral con cara de policía e hizo una defensa de la legislación vigente en el pleno. Le recordó a Ada Colau que una imagen del jefe de Estado ha de presidir todos los plenos del ayuntamiento y, por este motivo, se había traído un retrato de Felipe VI para que lo colgaran de alguna alcayata que hubiera por ahí. Puso tanto énfasis en que debía colocarse el retrato, que dio la sensación de que era obra suya.

No pudimos comprobarlo y fue una suerte: de haber estado presente el retrato de Felipe VI, es seguro que hubiera enfermado de cólera ante las palabras del regidor de la CUP, palabras que Carina Mejías, de C's, pidió que constasen en acta literalmente. El dirigente de la CUP felicitó a la alcaldesa por retirar al “vell cap dels torturadors com va dir Otegui”, es decir:“al viejo jefe de los torturadores, como dijo Otegui”.

“Se ha retirado un busto no del jefe del estado, sino de un ex-jefe de estado”, interpretó la alcaldesa, y añadió: “si algunos están tan preocupados por las normas, hacía un año que no se cumplía la ley y nadie había propuesto nada”. Ya estaba Fernández Díaz fantaseando con colgar su retrato de Felipe VI cuando Colau le aguó la fiesta. Se abrirá un proceso de participación para decidir qué simbología es más idónea para presidir los plenos según la opinión de todos los grupos.

Visto el ambiente del pleno, apuesto a que sustituirá a Juan Carlos I un busto de Peret.

El estreno de Ada Colau como alcaldesa en el ayuntamiento de Barcelona sirvió para tomar algunas decisiones relacionadas con el bienestar de los barceloneses: se debatieron medidas para la lucha contra la desigualdad y se organizó un Consejo Municipal de Turismo y Ciudad, un órgano que aglutinará vecinos, expertos y regidores para repensar el modelo turístico de Barcelona. Sin embargo, este debate se demoró. El salón de la Reina Regente del ayuntamiento había amanecido con un rey decapitado.

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