Otegi es a la paz lo que Rajoy al fin de la corrupción

He visto a Otegi en Salvados‬ todavía me tiemblan las manos. Évole ha hecho una entrevista insuperable, preguntó lo que tenía que preguntar, puso a las víctimas para que preguntasen a través de él.

Y Otegi... En fin. Cuando escribí sobre su salida de la cárcel hubo amigos que me dijeron que había sido injusto. Yo reaccioné contra su uso de la imagen de Nelson Mandela y me cachondeé; me reprocharon estos amigos que no dijera nada sobre sus últimas condenas. Y sí, sus últimas condenas fueron desproporcinadas. No lo digo yo: lo decían magistrados de la Audiencia Nacional.

Por eso he visto su entrevista desprejuiciado, pero aún así creo se ha demostrado como un tipo absolutamente inmoral.

Yo esperaba otra cosa. Habló de los etarras escondidos en el extranjero como refugiados, como si huyeran de una guerra. Empleó para referirse a los atentados de ETA palabras como catástrofe y tragedia, como si el daño hubiera venido de los cielos, de la voluntad divina.

Yo esperaba otra cosa. Habló de los etarras escondidos en el extranjero como refugiados, como si huyeran de una guerra

Una de las víctimas de ETA le preguntaba a través del iPad de Jordi Évole: si hubo un momento en que la violencia no te parecía la vía, ¿cuál fue ese momento? Y la pregunta, en realidad, era más terrible: ¿cuántos muertos justificas? Porque cada mes, cada año sin condena, es un año traducido en nombres, rostros, historias y familias rotas.

Después de esta entrevista, que vi con auténticos deseos de humanizar a Otegi, digo que sí, que ha luchado por la paz. Tanto como Rajoy por limpiar España de la corrupción. Quiere atribuirse un fin del terrorismo en el que la izquierda abertzale fue una parte cuando no quedaba en Europa un solo grupo terrorista.

Esquivó la palabra condena como si quemase porque no sabe lo que es la ética: sabe lo que es la táctica. Y hoy quiere mirar al futuro porque no tiene narices de mirar atrás.