Es noticia
El miedo a Unidos Podemos ya provoca colas en los supermercados españoles
  1. Sociedad
  2. España is not Spain
Juan Soto Ivars

España is not Spain

Por

El miedo a Unidos Podemos ya provoca colas en los supermercados españoles

No se hablaba de otra cosa. ¿Han visto ustedes qué colas? ¡Esto es una vergüenza, esto es tercermundista! La gente está asustada. E Iglesias todavía no ha llegado al poder

Foto: Fotografía de archivo de venezolanos esperando entrar a un supermercado. (EFE)
Fotografía de archivo de venezolanos esperando entrar a un supermercado. (EFE)

Esta mañana, en Madrid, he ido al supermercado para adquirir algunos alimentos de primera necesidad como leche, huevos, carne y pasta, y también productos de higiene básicos como papel de culo y pasta de dientes. La escena allí ha sido dantesca. Un viernes normal y corriente si no fuera porque la campaña electoral ha arrancado y Unidos Podemos sube en las encuestas. Ya se notan los efectos de la devastación. Ya nos estamos bolivarianizando.

De entrada, dos mujeres discutían por el último 'pack' de alitas de pollo de un estante, que tenía a esas horas un aspecto desolado y frío, soviético. ¿Qué pasa con los reponedores esta mañana? ¿Acaso son partidarios de Leopoldo López? Temeroso de que el duelo de las señoras llegara a la sangre, porque dos mujeres desesperadas por alimentar con alitas de pollo a su familia pueden llegar a cualquier cosa en un momento de desesperación, cambié a otro pasillo con mi cesta vacía.

Entre la multitud que rebuscaba con expresión abatida entre los expositores, poco a poco he logrado hacerme con los productos necesarios para mi correcta nutrición, pero entonces ha llegado la debacle: las colas en los supermercados españoles están creciendo al mismo tiempo que el paro y la destrucción de la clase media. He tenido que esperar cerca de 40 minutos para llegar a la caja y una vez allí se les había terminado el cambio. Otros 10 minutos en la cola.

No se hablaba de otra cosa. ¿Han visto ustedes qué colas? ¡Esto es una vergüenza, esto es tercermundista! La gente está preocupada, asustada. Un señor que llevaba dos coca-colas de dos litros y unas bolsas de patatuelas, seguramente porque necesita abstraerse de la situación política, denunciaba que no hay descanso: pongas la tele donde la pongas aparece el Querido Líder Pablo Iglesias en la pantalla como una especie de Gran Hermano. ¡Y todavía no ha llegado al poder!

Salí del supermercado. Caminaba por la calle con mis bolsas, que pesaban mucho, y notaba cómo algunos mendigos me miraban con odio, deseosos de lanzarse sobre mí como un 'sorpasso' para arrebatarme las viandas. Saben que si Podemos gobierna será legal asaltar a los malogrados miembros de la clase media, ocupar sus casas, matarlos con la etiqueta de antirrevolucionarios. Empecé a caminar más aprisa, y en ese momento el calzado me hizo una pequeña herida superficial en el tobillo. Mi primera herida en la revolución.

-Esto hay que ir a que lo vea un profesional, dije para mis adentros, y me metí en la farmacia más cercana. ¿Adivinan? Una nueva cola del tamaño de los Cárpatos. La explicación oficial es que había una vieja liándose con las moneditas, pero basta un poco de conocimiento de la historia política para saber que esa señora, seguramente, trata de reunir el poco cobre que queda en su monedero después de que Podemos no haya llegado todavía al Gobierno pero se hayan congelado las pensiones tantos años.

Todos sabíamos en la cola que esa era la verdadera razón, pero nadie se atrevía a decirlo. Ya hay miedo a hablar en público: cualquiera puede ser un podemista dispuesto a delatarte ante el Sóviet de Matar a Gente que se Queja por las Colas (SOMAGEQC). Al fin ante la farmacéutica, he descubierto que un producto básico como el Compeed se había terminado. Me he tenido que llevar unas tiritas normales como si estuviéramos en Stalingrado.

Llegué a casa. Las facturas de la luz y del gas me esperaban en el buzón. Mi cuenta estará vacía mañana y si Podemos gana las elecciones díganme ustedes cómo vuelvo a llenarla de dinero. Así que he ido al aeropuerto. Quiero salir de este país. Quiero irme a Miami, pero ya es imposible, cientos de miles han pensado lo mismo que yo.

En España ya hay colas interminables que llegan a Venezuela.

Esta mañana, en Madrid, he ido al supermercado para adquirir algunos alimentos de primera necesidad como leche, huevos, carne y pasta, y también productos de higiene básicos como papel de culo y pasta de dientes. La escena allí ha sido dantesca. Un viernes normal y corriente si no fuera porque la campaña electoral ha arrancado y Unidos Podemos sube en las encuestas. Ya se notan los efectos de la devastación. Ya nos estamos bolivarianizando.

Campañas electorales