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Juan Soto Ivars

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Franco vuelve a Barcelona y lleva una estelada

Las críticas no han llovido desde los nostálgicos del franquismo, que haberlos haylos, sino de políticos indepes que aspiran al monopolio del relato simbólico de Cataluña

Foto: La escultura ecuestre del general Franco sin cabeza ya está situada frente al edificio del Born de Barcelona. (EFE)
La escultura ecuestre del general Franco sin cabeza ya está situada frente al edificio del Born de Barcelona. (EFE)

A las seis de la tarde hay un cielo color NO-DO encima de Barcelona. Frente al Museo del Born, que Gregorio Morán apodó Valle de los Caídos del Independentismo, unas cancelas separan a los curiosos de los periodistas, arracimados cámara en ristre alrededor de un espectro escultórico. Componen el espectro dos estatuas puestas sobre raíles y enfrentadas. La primera es una Victoria del escultor Frederic Marés con el brazo en alto. La segunda, una ecuestre de Franco, obra de Josep Viladomat, que estuvo en Montjuic hasta que la enviaron al depósito municipal, previa decapitación.

Incidentes en la inauguración de la exposición 'Franco, Victoria, República' en Barcelona

El paradero de la cabeza de Franco es un misterio hoy día, como el de las cabezas de algunos líderes independentistas. Estas dos estatuas iban a ser el buque insignia de la exposición 'Franco, Victòria, República, impunitat i espai urbà', auspiciada por el ayuntamiento de Ada Colau, cuyo objetivo era denunciar los crímenes de la dictadura e instruir a la ciudadanía, particularmente a los jóvenes, sobre el uso que se hizo de las figuras del régimen en la ciudad. Pero en este mundo tan dado a la polémica instantánea y ciega, el tiro les ha salido por la culata.

Las críticas no han llovido desde los nostálgicos del franquismo, que haberlos haylos, sino de políticos indepes que aspiran al monopolio del relato simbólico de Cataluña. Estas eminencias insultaron a los promotores de la exposición con la acusación más inimaginable. Son los mismos que trataron de censurar el pregón de Pérez Andújar en las fiestas de la Mercé de este año: los partidarios de Cataluña Una, Pequeña y Libre de Impuestos. Dijeron que el ayuntamiento frivolizaba con la memoria histórica. Esta estupidez tendrían que repetírsela a los represaliados de la dictadura y supervivientes de Mauthausen que acudieron a la inauguración.

La exposición, todo hay que decirlo, es decepcionante. Cuatro paneles con papeles y recortes de prensa pegados encima, una composición errática, sin fuerza simbólica si la comparamos con las estatuas de la plaza. Se presumió ante los periodistas de austeridad, pero el resultado final, más allá del busto hiperrealista del escultor Eugenio Merino que hay dentro, es más bien cutre.

Si pones una estatua de Franco, te llamaré franquista por más que la uses para denunciar sus crímenes

Poco importa esto. Mientras se instalaban las dos estatuas en la plaza, un grupo de independentistas se tumbó en el suelo hasta que la policía los desalojó amablemente. Se lanzaron huevos al Franco decapitado, que los equipos de limpieza municipal tuvieron que limpiar con una manguera. Por la tarde, mientras el teniente de alcalde Gerardo Pisarelo se dirigía a la prensa, un paso de Semana Santa Indepe dio la vuelta al Borne con pancartas y tambores, y un grupo de chavales de Arrán se coló al Mercat para pitar, levantar el puño y llamar “fascistas” a las víctimas directas de la dictadura.

Me acerqué a los chavales para preguntarles por qué protestaban:

-Sabéis que esta es una exposición antifranquista, ¿verdad?

-¡Protestamos porque no queremos imágenes franquistas en las calles!

Cuando abandonamos el lugar, habían colocado una estelada encima del Franco sin cabeza

Lo cual puede traducirse en pensamiento Twitter puro. Si pones una estatua de Franco, te llamaré franquista por más que la uses para denunciar los crímenes de Franco. Se disculpa en jóvenes contestatarios —uno de ellos, por cierto, tuvo que ser evacuado en ambulancia por el brote de epilepsia que le pegó por los nervios—, pero el argumento es el mismo en políticos destacados que también echan espuma por la boca.

Como quien brama contra una noticia habiendo leído solamente el titular, la parte más cerril del independentismo ha considerado que una estatua decapitada de Franco puede considerarse 'ensalzamiento'. Claro: el peligro de las imágenes es que los tontos también las interpretan. Cuando terminó la presentación y abandonamos el lugar, habían colocado una estelada encima del Franco sin cabeza. Nuevo giro de los acontecimientos: el dictador portando una estelada podría dar pie a nuevas interpretaciones. Pero les voy a hacer un favor a los cerriles y me voy a callar.

A las seis de la tarde hay un cielo color NO-DO encima de Barcelona. Frente al Museo del Born, que Gregorio Morán apodó Valle de los Caídos del Independentismo, unas cancelas separan a los curiosos de los periodistas, arracimados cámara en ristre alrededor de un espectro escultórico. Componen el espectro dos estatuas puestas sobre raíles y enfrentadas. La primera es una Victoria del escultor Frederic Marés con el brazo en alto. La segunda, una ecuestre de Franco, obra de Josep Viladomat, que estuvo en Montjuic hasta que la enviaron al depósito municipal, previa decapitación.

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