Es noticia
Alberto Garzón, reflejado en Cristalerías Chamberí
  1. Sociedad
  2. España is not Spain
Juan Soto Ivars

España is not Spain

Por

Alberto Garzón, reflejado en Cristalerías Chamberí

Siempre existió la sospecha de que Rajoy gana las batallas por aburrimiento

Foto: El coordinador federal de IU, Alberto Garzón. (EFE)
El coordinador federal de IU, Alberto Garzón. (EFE)

Ayer fue un día de rutina democrática gracias a un prodigo: a Twitter le daba un poco igual lo que dijera Ferreras. El agitador televisivo desplegó todo su repertorio de gestos, pero los ánimos en las redes, por lo general, se mantuvieron deprimidos. La monotonía posconcilio del PSOE ha desencadenado este ambiente de aburrimiento. Durante el fin de semana, mientras los socialistas se digerían a sí mismos, hubo esta emoción tan española del “a-ver-si-cae-a-ver-si-cae”, pero una vez caído, el lunes nadie se acercaba a comprobar si respiraba. Ferreras miraba a la cámara con una intensidad frustrada. No había nada que hacer.

Paréntesis: yo creo que lo que nos pasa es que vemos venir a Rajoy y el cuerpo lo nota. Se acerca muy lentamente, como una ventanilla de Hacienda, como la puerta de una gestoría que se abre. Envenenado el PSOE, dividido Podemos, desactivado Ciudadanos, vuelve a llover el polvo sobre los teclados. ¿Dónde estuvo ayer ese cabreo generalizado, el muera Maura, el Arriba España y el No Pasarán? En Twitter, no.

Envenenado el PSOE, dividido Podemos, desactivado C's, vuelve a llover el polvo sobre los teclados. ¿Dónde estuvo ayer ese cabreo generalizado? En Twitter, no

Allí la Guerra Civil virtual dio una tregua. Las polémicas cubiertas por sábanas, el olor a cerrado, el silencio. En los mentideros de Facebook se percibía el mismo olor, como a chaqueta de Cánovas y lamparón de Sagasta. ¿Será un descanso? ¿Un receso? Siempre existió la sospecha de que Rajoy gana las batallas por aburrimiento. ¿Podemos confirmarlo, Ferreras? 'E ora, chi si prende cura di noi?'.

El Rey iba revisando los dientes de los partidos pequeños que desfilaron, mustios, sin mucho que decirle al monarca ni a la cámara. Se empezó a discutir sobre el Balón de Oro y corrió el rumor de que Errejón quiere salir de Podemos y montar su propio partido: cuatro gatos secundaron el bulo, y lo hicieron a desgana. Homs aseguró que ante cada agresión del Estado, ellos van a dar una respuesta contundente: se oyó el cri-cri de los grillos.

Si un hombre como él, tan talentoso para despertar la furia y el aprecio, se propone arrastrar a las masas a la calle pero no las lleva ni a Twitter, ¿qué nos queda?

Por la tarde, los columnistas empezábamos a desanimarnos. Nos mirábamos unos a otros. Nos encogíamos de hombros. Cómo demonios se le puede dar a esta anemia un poco de color.

—¡Va a hablar Garzón! —murmuraron de pronto.

Y sí, llegó Garzón. Con una voz pastosa de escolar que lee una redacción en clase, hizo una llamada a ocupar las calles el día de la investidura de Rajoy. La convocatoria estaba perfectamente sincronizada con la nueva estrategia a la 'gauche' de Podemos. ¿Se desatará por fin la polémica?, pensé, ¿volarán los garrotes camino de las boinas? Nos frotábamos las manos, cipotudos y coñones, pero constatamos que Garzón no había despertado más que tímidas protestas y adhesiones dubitativas.

Y digo yo: si un hombre como él, tan talentoso para despertar la furia y el aprecio, se propone arrastrar a las masas a las calles pero no consigue llevarlas ni a Twitter, ¿qué nos queda, una legislatura crispada y malhumorada? ¿La burocracia como una losa encima de la política? ¿O fue simplemente un lunes de resaca y de cansancio?

Yo pensaba que iríamos a otro 'Black Mirror' colectivo y al final terminamos ante el escaparate de Cristalerías Chamberí.

Foto: El mensaje original de Juanes. (Foto: Twitter)

Ayer fue un día de rutina democrática gracias a un prodigo: a Twitter le daba un poco igual lo que dijera Ferreras. El agitador televisivo desplegó todo su repertorio de gestos, pero los ánimos en las redes, por lo general, se mantuvieron deprimidos. La monotonía posconcilio del PSOE ha desencadenado este ambiente de aburrimiento. Durante el fin de semana, mientras los socialistas se digerían a sí mismos, hubo esta emoción tan española del “a-ver-si-cae-a-ver-si-cae”, pero una vez caído, el lunes nadie se acercaba a comprobar si respiraba. Ferreras miraba a la cámara con una intensidad frustrada. No había nada que hacer.

Alberto Garzón Mariano Rajoy