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Juan Soto Ivars

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Ya bailan sobre tu tumba, Barberá

Me acuerdo de Jep Gambardella, que enseña a su amante Ramona a sacar el máximo rendimiento de un entierro en una de las escenas más incómodas de 'La gran belleza', de Paolo Sorrentino

Foto: El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y el portavoz de Podemos en el Congres, Íñigo Errejón, en el Congreso. (EFE)
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y el portavoz de Podemos en el Congres, Íñigo Errejón, en el Congreso. (EFE)

Barberá ha muerto, y me acuerdo de Jep Gambardella, que enseña a su amante Ramona a sacar el máximo rendimiento de un entierro en una de las escenas más incómodas de 'La gran belleza', de Paolo Sorrentino. Jep explica dónde hay que colocarse en la iglesia para que todo el mundo te vea, y cómo tienes que componer el rictus de amargura, quedándote parado, reposado bajo la luz que entra por la vidriera, como si reflexionases sobre las fronteras que separan la vida de la muerte cuando en realidad estás acrecentando tu notoriedad.

Están eligiendo ropa para Ramona, cuyo gusto para vestir se ha demostrado vulgar, porque han de asistir juntos al entierro del hijo loco de una amiga, que se ha suicidado con el coche. En el funeral, Ramona quedará impresionada por la hipocresía de Gambardella, que despliega todas sus armas para convertirse en el protagonista, y demuestra que la vulgaridad no está reñida con la extrema elegancia. Jep acabará llorando, pero no sabremos si lo hace fulminado por su sensibilidad o de forma calculada, en el fingimiento. Cuando poco después muera la bella Ramona, el poder de Thanatos abrasará al Eros despreocupado y frívolo. Jep abandonará su ensimismamiento, su melancolía juguetona, y quedará indefenso ante sí mismo.

Es posible que los diputados de Unidos Podemos hayan visto 'La gran belleza' y no hayan entendido nada. Deliberadamente, en los pasillos del Congreso, han decidido convertirse en los protagonistas de los pésames por la muerte de Rita Barberá, fulminada de un infarto este miércoles, el mismo en que la polémica consigue adelantar a la noticia por el carril rápido de la vulgaridad.

Podemos confunde malévolamente el pésame con el homenaje político. Me da asco. Enhorabuena, Pablo, todos somos capaces de ver tu vulgaridad

Pero no debemos ser injustos del todo cuando nos referimos a Jep. El personaje de Tony Servilo se burla de la solemnidad impostada de los entierros, de las manos que lavan el cuerpo yaciente para lavarse a sí mismas a ojos de la comunidad. En su impostura ante la muerte hay una desacralización, pero es menos desacralización de la muerte que de la vida. Jep todavía no cree en la trascendencia en este punto de la película, pero llegará a él de forma súbita, subida a su propia memoria. Quiero decir con esto que 'La gran belleza' conduce a la sensibilidad. No así lo que está pasando en España.

Podemos abandona el minuto de silencio porque confunde malévolamente el pésame con el homenaje político. Me da asco, y me recuerda a unas palabras recientes de Pablo Iglesias, que decía que, aunque sea políticamente incorrecto, él iba a hablar de enemigos y no de adversarios. Bien, Pablo, lo demuestras. Bailas sobre la tumba de tu enemiga Rita Barberá, pero no lo haces por convicción, sino que quieres que todos te miremos a ti. Enhorabuena, lo has conseguido, todos somos perfectamente capaces de ver tu vulgaridad. Un baile ridículo e inoportuno.

Barberá no era una santa, pero tampoco mató a nadie. Merece, como cualquier ser humano, respeto y silencio. Dejad de bailar, payasos

Pero también vemos el baile de los otros, porque así son las polémicas de la España histérica de las redes sociales. A un gesto, los asistentes al funeral empiezan a murmurar, encantados de que alguien haga el ridículo porque el entierro también es una manifestación de unión de la comunidad, y para que exista esa unión siempre tiene que haber traidores a los que insultar. ¿Por qué no ignoran al imbécil que baila? Porque todos aprovechan la muerte para hacer un poco de electoralismo. Buitres.

Rita Barberá no era una santa, pero tampoco mató a nadie. Su trayectoria política es conocida, pero la muerte del ser humano merece su silencio y su respeto. Si no somos capaces de separar una cosa de la otra, eso quiere decir que estamos perdiendo nuestra humanidad, que estamos anteponiendo la fiesta de la polémica a los sentimientos más elementales que solían colocarnos en el mismo lado en días como hoy.

Foto: Rita Barberá. (EFE) Opinión
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Jep Gambardella, al menos, finge un respeto ante los familiares. Su condolencia hace llorar a la madre con lágrimas sinceras. Su vulgaridad es un secreto que solo conocen Ramona y el espectador. Pero Jep, para su propio beneficio, se encarga de consolar a los que sufren.

No se puede decir lo mismo de los diputados de Unidos Podemos. Mi reproche tiene más que ver con la dignidad profesional que con cualquier otra consideración. Barberá era una corrupta y todo el mundo lo sabe. A mí tampoco me gustaría hacer el papelón en el Congreso, pero lo haría por sus compañeros, por los pocos que estén dolidos sinceramente. Los tienes sentados al lado, y no estamos en guerra. Nos hemos vuelto totalmente locos. Dejad de bailar, payasos. Dejad que otros tengan su minuto de gloria. La decencia es algo que se debería fingir si no se tiene. Aprended algo de Jep.

Barberá ha muerto, y me acuerdo de Jep Gambardella, que enseña a su amante Ramona a sacar el máximo rendimiento de un entierro en una de las escenas más incómodas de 'La gran belleza', de Paolo Sorrentino. Jep explica dónde hay que colocarse en la iglesia para que todo el mundo te vea, y cómo tienes que componer el rictus de amargura, quedándote parado, reposado bajo la luz que entra por la vidriera, como si reflexionases sobre las fronteras que separan la vida de la muerte cuando en realidad estás acrecentando tu notoriedad.

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