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Susana Díaz te pasa socialismo puro sin cortar con Podemonol
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Juan Soto Ivars

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Susana Díaz te pasa socialismo puro sin cortar con Podemonol

Díaz es la del “PSOE del bueno”, “socialismo 100%” y “más PSOE que nunca”, y no para de repetirlo porque no tiene otra cosa que contar

Foto: La presidenta andaluza, Susana Díaz, se hace un selfi con la asistente a un acto. (EFE)
La presidenta andaluza, Susana Díaz, se hace un selfi con la asistente a un acto. (EFE)

Cada vez que oigo hablar a Susana Díaz de socialismo, se me duermen los dientes y me dan ganas de ir corriendo al baño. ¿El motivo? La andaluza no para de repetir que ella te pasa PSOE puro y que los demás, compañeros todos queridísimos, en realidad te lo pasan cortado. Díaz es la del “PSOE del bueno”, “socialismo 100%” y “más PSOE que nunca”, y no para de repetirlo porque no tiene otra cosa que contar. A falta de argumentos, también habla de la renovación flanqueada por torvos diplodocus. Su insistencia en la pureza es cómica. Me la imagino pesando socialismo en una báscula electrónica, o llegando por la noche a Ferraz, metiendo la punta del dedo en la materia socialista y restregándoselo por las encías.

¿Pero de qué pureza habla esta señora que gobierna en Andalucía con la venia de Ciudadanos? ¿Cuál es la preciada esencia que piensa devolver al partido mientras la aplauden Rubalcaba, Guerra, González, Zapatero, 'ABC' y 'La Razón'? Cuando un político recurre tanto a las esencias, es porque quiere tapar la peste con perfume. Y en Ferraz hace tiempo que huele a cuco. Mucho antes de que llegase Pedro Sánchez.

Foto: La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, junto a Felipe González, Alfonso Guerra y el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. (Efe)

Sin embargo, parece que Díaz confía en el prestigio del PSOE. Pese a las cifras decrecientes de apoyo, considera Díaz que el PSOE es una marca capaz de recuperar la confianza del votante socialdemócrata. Sorprende que quiera emprender este viaje sin moverse un milímetro a la izquierda, negándose a cualquier punto de encuentro con Podemos y numantinizando la política territorial hasta volverla indistinguible de la del PP.

Ideológicamente, no hay grandes diferencias entre ella y Pedro Sánchez. La pelea viene marcada por sus egolatrías, pero también por la aparente predisposición de Sánchez a entablar diálogo con Podemos en futuros pactos de investidura. La pureza con la que Díaz se llena la boca se basa en la esperanza de adueñarse de la maceta donde ya ha echado raíces Pablo Iglesias. Según Díaz, lo que mancha al socialismo puro es Podemos. Estamos apañados.

Con estos mimbres, la disputa va a ser más fiera que una guerra entre dos narcos. Siempre se desata el apasionamiento cuando no existen diferencias racionales sobre las que discutir. La propuesta de Díaz se caracteriza por la falta absoluta de profundidad, la de Sánchez tiene de rebelde lo mismo que los Planetas a ojos de Víctor Lenore y, respecto a la de López, solo podemos decir que existe, según informan entre líneas algunos artículos de fondo de 'El País'.

Si la estrategia consiste en sacar de su espacio electoral a los morados y ensalzar la gran España, el PSOE acabará convertido en un partido andaluz

Podemos nació y creció por oposición a lo existente, y el proyecto de Díaz crece por oposición a Podemos. No hay otro futuro para la izquierda española que la unión de compromiso, pero Díaz fantasea con una gran Andalucía dispuesta a bailar ella en la feria de abril. Antonio Maestre escribía en 'La Marea' que la foto de Díaz con el aparato al completo es clave. Yo también creo que lo es, pero no solo si pensamos en la derechización. Entre esa gente, no hay uno solo que entienda lo pertinente de un acercamiento con los de Pablo Iglesias.

El 15-M fue la primera llamada de advertencia para el PSOE, que había abandonado a su suerte a la socialdemocracia. No hubo reacción, así que Podemos, con toda su matraca verbal, se limitó a ocupar el espacio. Así que es demasiado tarde para purezas. Sea lo que sea ese PSOE de las ensoñaciones de Susana Díaz, ya es incompatible con su antiguo electorado. Los hijos de los socialistas votan a Podemos.

Si la estrategia de Susana Díaz consiste en sacar de su espacio electoral a los morados y ensalzar la gran España, el PSOE acabará convertido en un partido andaluz. Al socialismo no le queda otra que contaminarse un poco. No de Podemos, sino de su propia realidad electoral.

Cada vez que oigo hablar a Susana Díaz de socialismo, se me duermen los dientes y me dan ganas de ir corriendo al baño. ¿El motivo? La andaluza no para de repetir que ella te pasa PSOE puro y que los demás, compañeros todos queridísimos, en realidad te lo pasan cortado. Díaz es la del “PSOE del bueno”, “socialismo 100%” y “más PSOE que nunca”, y no para de repetirlo porque no tiene otra cosa que contar. A falta de argumentos, también habla de la renovación flanqueada por torvos diplodocus. Su insistencia en la pureza es cómica. Me la imagino pesando socialismo en una báscula electrónica, o llegando por la noche a Ferraz, metiendo la punta del dedo en la materia socialista y restregándoselo por las encías.

Susana Díaz