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Tiro al negro en El Tarajal
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Juan Soto Ivars

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Tiro al negro en El Tarajal

Es una modalidad olímpica. La inventó Jorge Fernández Díaz cuando dio explicaciones por la matanza ocurrida en la frontera de Ceuta en 2014

Foto: Varios guardias civiles recogiendo el cadáver de uno de los subsaharianos que murieron en El Tarajal. (EFE)
Varios guardias civiles recogiendo el cadáver de uno de los subsaharianos que murieron en El Tarajal. (EFE)

Hemos oído hablar a Hervé, superviviente de El Tarajal que se salvó de la competición de tiro al negro de 2014 en la frontera de Ceuta. ¿Estoy usando quizá términos duros, palabras feas? Dejad la corrección política para la gala de los Goya. La única palabra fea de la primera frase es 'superviviente'. Superviviente significa que un hombre se salvó. Y que un hombre se salvase significa que otros no tuvieron tanta suerte. Quince, en concreto. Y no fue en alta mar, como creen algunos lectores desinformados, no. No cayeron de la patera. Fue en la orilla, señora. Saltaron de un espigón y los mataron antes de traspasarlo a nado.

A los supervivientes que alcanzaron la orilla española después de sortear el espigón de pinchos de El Tarajal y la ensalada de tiros los devolvieron en caliente. Devolver en caliente es un anacronismo. Una forma de decir que los entregaron a los gendarmes marroquíes para que estos los calentasen a base de hostias. ¿Y por qué un anacronismo? Porque después de la Ley de Seguridad Ciudadana, devolver en caliente se llama “rechazar en frontera”. Y es legal. Así que dejad las palabras dulces para vuestras cuentas de Instagram. Es decir: a esos hombres se les aplicó la justicia retroactiva. Cuando los devolvieron era ilegal, pero cambiaron la ley y reescribieron la historia. Lujos que se permite el poder con quien no es ciudadano. Con quien está condenado a vivir extramuros.

Foto: Cerca de 400 personas participaron el pasado 7 de febrero en la marcha solidaria con motivo del aniversario de la tragedia de El Tarajal. (EFE)

Hablemos ahora de este bello deporte. El tiro al negro es una modalidad olímpica. La inventó Jorge Fernández Díaz cuando dio explicaciones por la matanza de El Tarajal. Las reglas son simples. Consiste en disparar pelotas de goma y botes de gas lacrimógeno a negros que apenas pueden respirar y mantenerse a flote en el mar. El exministro dijo que el uso de material antidisturbios contra GENTE METIDA EN EL AGUA era “proporcional”. Entendiendo esta proporcionalidad, si los negros hubieran estado en tierra firme, hubiera sido correcto dispararles con bazucas. El ministro hubiera podido decir también que los guardias civiles actuaron con “deportividad”.

En fin. Sobre El Tarajal no se ha hecho justicia ni se hará. Por más que se desgañiten las oenegés. Ya pueden pedirlo en verso. A lo mejor, si lo piden en Twitter, todavía las encierra la Audiencia por apología del terrorismo. No se hará justicia, no, y no se hará por una razón. Las víctimas de esta desproporción de fuerza no eran personas. Eran material deportivo, siempre bajo la óptica del exministro Fernández Díaz.

placeholder Falsas tumbas en una acción protesta por las 14 víctimas de Tarajal. (Reuters)
Falsas tumbas en una acción protesta por las 14 víctimas de Tarajal. (Reuters)

Hay una parte de la opinión pública que considera que subirse a un coche de policía en una protesta es terrorismo pero matar 15 negros que chapotean indefensos es proporcional. Estas personas creen que están defendiendo a la Guardia Civil. Se equivocan. Para defender a la Guardia Civil, que es un cuerpo responsable, salvador y necesario, lo primero que hay que hacer es investigar lo que ocurrió en El Tarajal. Dar un poco de sentido a esos vídeos donde se ve claramente cómo, al menos, un par de agentes disparan a los negros que chapotean. Y tomar medidas.

También sería necesario que alguien nos explicase qué significa “marcar la línea imaginaria fronteriza” en el mar con bombas de humo lacrimógeno. Esto es una curiosidad personal, lo admito. Pero es que, según el ministro y las autoridades, esto es precisamente lo que estaban haciendo los guardias civiles en 2014, mientras los hombres chapoteaban, sin lanchas de salvamento a la vista (llegaron horas después a la zona). Que nos expliquen, en concreto, cómo puede ver esa línea imaginaria un tipo que está nadando, agobiado, agotado.

Cuando los devolvieron era ilegal, pero cambiaron la ley y reescribieron la historia. Lujos que se permite el poder con quien no es ciudadano

La mayor parte de estos hombres había recorrido distancias dignas de Ulises para llegar hasta esa valla. La noche anterior habían cantado alrededor de una hoguera. Cuando podían, llamaban a sus familias para asegurarles que pronto empezarían a trabajar, a mandar dinero. No mentían. Lo creían de verdad. Eran tan ilusos como para pensar que España les daría trabajo y prosperidad. Entonces se encontraron con la valla, con la policía. Saltaron el mar, recibieron las pelotas de goma y las bombas de humo.

Todos aprendimos algo aquel día. A una persona que ha cruzado desiertos buscando la prosperidad no puedes disuadirla con una simple valla. Ni con pelotas de goma. Ni con humo. Una persona que ha atravesado desiertos saltará al mar. Y si disparas, está dispuesta a dar su vida con tal de llegar. Y si muere, la responsabilidad es tuya. Tuya y de nadie más.

Hemos oído hablar a Hervé, superviviente de El Tarajal que se salvó de la competición de tiro al negro de 2014 en la frontera de Ceuta. ¿Estoy usando quizá términos duros, palabras feas? Dejad la corrección política para la gala de los Goya. La única palabra fea de la primera frase es 'superviviente'. Superviviente significa que un hombre se salvó. Y que un hombre se salvase significa que otros no tuvieron tanta suerte. Quince, en concreto. Y no fue en alta mar, como creen algunos lectores desinformados, no. No cayeron de la patera. Fue en la orilla, señora. Saltaron de un espigón y los mataron antes de traspasarlo a nado.

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