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Juan Soto Ivars

España is not Spain

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El Ministerio de la Verdad se traslada a Barcelona

Si algo ha contribuido tanto a la mala salud de la verdad como Facebook y la prensa, han sido Barcelona y el 'procés'. Esta ciudad es la capital mundial de la propaganda

Foto: Encendido de la Torre Glòries en Barcelona. (EFE)
Encendido de la Torre Glòries en Barcelona. (EFE)

La decisión de Facebook de instalar sus equipos de lucha contra las noticias falsas en la torre Glòries de Barcelona no ha de leerse como un movimiento de lavado de imagen, ni como una oportunidad para la ciudad, ni como un pelotazo inmobiliario ni como un balón de oxígeno. Ha de leerse como lo que es: poesía. Y de un verso tan osado como si la ONU montase la sede de la Paz Mundial en Somalia, el FMI trasladase sus oficinas a Cuba y la FAPE abriera un Instituto por la Libertad de Prensa en Pyongyang.

Si algo ha contribuido tanto a la mala salud de la verdad como Facebook y la prensa, han sido Barcelona y el 'procés'. Esta ciudad es la capital mundial de la propaganda. Desde el Mercat del Born, mausoleo de la manipulación histórica, hasta el gótico del siglo XX que los turistas se llevan en sus cuentas de Instagram, Barcelona funciona a nivel urbano como una desmemoria obcecada que borra lo que no sirve al negocio y convierte en propaganda hasta las farolas, lazo amarillo mediante.

Foto: (Montaje: Enrique Villarino) Opinión

Esa torre con forma de dildo, comúnmente conocida como Agbar porque tuvo allí el gobierno poco transparente de las aguas de la ciudad, va a convertirse ahora en la Torre de la Verdad. Huele a Orwell desde el Montseny, pero así y todo las vistas son más orwellianas aún. ¿Qué verán los de Facebook cuando se asomen a las ventanas?

Verán a lo lejos la sede de Ciudadanos en Hospitalet. Leo en una prensa (y no en la otra) que es “la más atacada” de Cataluña, lo que significa que le han arrojado excrementos nueve veces. Las fotos del último ataque muestran (en una prensa y no en la otra) la entrada encharcada. Describen en la nota (de la prensa A) el olor insoportable y cuentan que el operario vomitó tres veces.

Esa torre, conocida como Agbar porque tuvo allí el gobierno poco transparente de las aguas de la ciudad, va a convertirse en la Torre de la Verdad

En la prensa B leo, mientras tanto, que a Jenn Díaz, diputada de ERC, le han roto los cristales del coche. Supuestamente lo han hecho unos amigos de la concordia y la convivencia en Sant Andreu de la Barca, que no se ve desde la Torre de la Verdad pero cuyo eco llega a todas partes. Allí (según la prensa A pero no la B), unos profesores señalaron a los hijos de los guardias civiles para humillarlos después del 1 de octubre.

Mientras se investiga qué ocurrió en el instituto, la prensa A los condena y los llama los “9 maestros de la infamia” y reproduce sus caras y sus nombres. Según la prensa B, han sido objeto de pintadas amenazantes en la pared del instituto donde dan clase. De las manifestaciones a favor de estos maestros no he visto casi nada en la prensa A, pero en la B he leído que el pueblo y el centro están con ellos, y que los padres exageran.

Pero para exagerados los de la universidad, donde unos chavales (cuenta la prensa A) casi acabaron a hostias porque los de Societat Civil Catalana querían montar un acto y los 'indepes' se lo impidieron. En la prensa B dicen que los de SCC iban provocando, como pasó (según la prensa A) con los okupas del Ateneu Popular de Sarriá, que era un centro social 'indepe' hasta que las llamas de un incendio lo devoraron. Incendio atribuido (en la prensa B) a los españolistas, que no apareció en la prensa A.

Para ellos, la verdad y la mentira son curvas de una gráfica en la que no hay variación que los deje sin comer

Aguzando un poco la vista, los de Facebook verán desde allí arriba el parque de la Ciutadella y el Parlament, donde según la prensa B van a investir a Puigdemont, que es el presidente legítimo, o un criminal enloquecido si atendemos a los retratos de la prensa A. Abarcarán de un vistazo toda la ciudad, capital de una república de la prensa B que no existe para la prensa A. Verán, leyendo A, el escenario de un estallido social que es culpa de los que leen B. Verán, leyendo B, un sitio donde la paz está garantizada. Viejas simpáticas con lazo amarillo en B se convertirán en escuadrones borrokas en A.

Lo sé. Puede sonar un poco lioso, puede uno desorientarse, pero esto es pan comido para los de Facebook. Porque ellos saben muy bien qué es la prensa A y la prensa B, porque para ellos la verdad y la mentira son curvas de una gráfica en la que no hay variación que los deje sin comer.

La decisión de Facebook de instalar sus equipos de lucha contra las noticias falsas en la torre Glòries de Barcelona no ha de leerse como un movimiento de lavado de imagen, ni como una oportunidad para la ciudad, ni como un pelotazo inmobiliario ni como un balón de oxígeno. Ha de leerse como lo que es: poesía. Y de un verso tan osado como si la ONU montase la sede de la Paz Mundial en Somalia, el FMI trasladase sus oficinas a Cuba y la FAPE abriera un Instituto por la Libertad de Prensa en Pyongyang.

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