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Juan Soto Ivars

España is not Spain

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Desmontando a Pablo Casado

El PP quiere inducir con esta marioneta animatrónica una idea de renovación y fin de la caspa, pero no hay renovación en las ideas, solo del lenguaje y la cara visible

Foto: Pablo Casado. (Ilustración: Raúl Arias)
Pablo Casado. (Ilustración: Raúl Arias)

Cada vez que Pablo Casado sonríe yo me lo imagino en su casa, frente al espejo, con una foto de una clínica dentista en una mano y tratando de imitar esa contracción de los músculos cigomáticos que tanto gusta a los infraseres. Tú sonríe mucho, le habrán dicho, y vierte en todas tus actuaciones ante la cámara una sensación vertiginosa de dinamismo. Mueve las manos, muévelas más, habla sin parar, sin ton ni son. Menciona palabras modernas y deslúmbralos, que no entiendan nada. En el siglo XXI, cuando las viejas patrañas quieren venderse como nuevos hallazgos, el discurso político queda invadido por el léxico pervertido de la tecnológica vacuidad. Voy a transcribir sus palabras:

“Ya me habéis escuchado alguna vez hablar, en el tema sanitario, en el tema educativo, en el tema del transporte, en el tema de la longevidad, de las pensiones, ¿no? Órganos artificiales, análisis de retina, la inteligencia artificial, la robótica, la computación cuántica, etcétera, etcétera. Pero hay un punto al que yo quiero ir, y que vamos a proponer en esta reforma de la Administración, que es el Blockchain administrativo. Me explico. El Blockchain sabéis que es la certificación punta a punta. Lo que utilizan, por ejemplo, las criptomonedas. Esto que se oye mucho, bueno, que ya lo habéis oído. Y también los bancos ahora, ¿no? La certificación de transacciones punta a punta. ¿Por qué no se puede hacer eso en la Administración?”.

Foto: Pablo Casado tras ser elegido nuevo presidente del PP en sustitución de Mariano Rajoy. (EFE)

El discurso engañaviejas del yerno perfecto. 'Spoiler': solo quiere llevarse vuestra herencia. Tratad de contar las veces que Casado se referirá a la tecnología y a internet. Intentad apuntar todas sus referencias banales a lo nuevo y lo viejo de aquí a las elecciones, a la vitalidad, a la energía. Necesitaréis un algoritmo. El PP quiere inducir con esta marioneta animatrónica una idea de renovación y fin de la caspa, pero no hay renovación en las ideas, solo del lenguaje y la cara visible. Tras el Marianato corrupto y gris, el Casadismo viral. Cualquier día lo veremos pedaleando en una bicicleta de reparto de Glovo de la misma forma que lo vimos subido a un tractor para engatusar a los agricultores. Aires nuevos, sí: como cuando Ruffus Shinra se adueña de Midgar tras el asesinato del padre en 'Final Fantasy VII'. Incluso le han puesto un corazón con la bandera de España al logo: el PP se ha hecho 'emoji'.

Cada vez que este hombre sube al estrado presenciamos el odioso fingimiento de la novedad y la velocidad, pero si atendemos al contenido, resulta tan viejo como las loas al ferrocarril y el motor de combustión en los poemas futuristas de los años veinte. Casado, que sonríe como quien se pone una máscara, es una máscara para un partido que intenta sacarse un Rivera de la chistera para combatir la sangría de jubilados que Vox le podría practicar en las provincias de la España vacía. Las encuestas de intención de votos son preocupantes. El zorro se acerca a Palencia, Murcia y Burgos, y el PP es el granjero octogenario que corre en pijama con una escopeta en una mano y el orinal en la otra para ahuyentar al depredador del corral de las gallinas.

Casado es una máscara para un partido que intenta sacarse un Rivera de la chistera para combatir la sangría de jubilados que Vox le podría practicar

Pero me basta rascar con una uña mordida para desmontar a Pablo Casado. Ponedle con la imaginación una corbata verde y descubriréis que su dinamismo y su verborrea llena de referencias al futuro están plagiados del dinamismo y la verborrea llena de referencias al futuro de los agentes de Tecnocasa. Lo oigo hablar del aborto y es como si quisiera hacerme creer que en Silicon Valley están en contra. El tipo sube encíclicas papales a la nube. Dice: “Yo, que tenía que ver una ecografía todos los días a partir de esas semanas 20, 21, simplemente creo que es bueno conocer que lo que llevas dentro ya es una vida autónoma, ¿no? Yo cuento mi experiencia personal, que es verdad que la política cada vez es más personal y cada vez es más de tus circunstancias, como pasa en Estados Unidos”.

Como pasa en Estados Unidos, sí: decía Santiago Alba Rico que la derecha lleva siendo una fuerza revolucionaria desde 1989 y que la izquierda todavía no ha aprendido que su potencial será, en un mundo donde el futuro es un vendaval financiero que erosiona lo ganado, el de representar un freno conservador. Algo parecido a lo que dice Juan Manuel de Prada desde su postura católica, reaccionaria y sentimental: que los vendedores de robots de la derecha son, pese a su oposición al aborto, los verdaderos destructores de la familia. Casado no es más que el portavoz de los destructores de los vínculos. Te defenderá al feto no nacido porque no le interesa lo visible: las consecuencias de este abominable dinamismo globalizador.

Casado no es más que el portavoz de los destructores de los vínculos. Te defenderá al feto no nacido porque no le interesa lo visible

Advertía Juan de Mairena, es decir, Antonio Machado, que no es lo mismo ser original que novedoso. La cita podría ilustrarse con una foto de Pablo Casado. Es la manufactura de esta temporada. El chándal de los noventa inspirado en los videoclips de Rosalía. La nada, pero una nada metastásica. Devoradora.

Cada vez que Pablo Casado sonríe yo me lo imagino en su casa, frente al espejo, con una foto de una clínica dentista en una mano y tratando de imitar esa contracción de los músculos cigomáticos que tanto gusta a los infraseres. Tú sonríe mucho, le habrán dicho, y vierte en todas tus actuaciones ante la cámara una sensación vertiginosa de dinamismo. Mueve las manos, muévelas más, habla sin parar, sin ton ni son. Menciona palabras modernas y deslúmbralos, que no entiendan nada. En el siglo XXI, cuando las viejas patrañas quieren venderse como nuevos hallazgos, el discurso político queda invadido por el léxico pervertido de la tecnológica vacuidad. Voy a transcribir sus palabras:

Pablo Casado