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Disciplinados, uniformados y abatidos: la Diada de los niños
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Juan Soto Ivars

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Disciplinados, uniformados y abatidos: la Diada de los niños

Siempre me asombra tanto uniforme, tanta disciplina en lo que se supone debería ser un grito de libertad. La revolución catalana es la única en todo el globo limitada al horario de oficina

Foto: Los manifestantes sostienen una estelada gigante durante la manifestación de la Diada. (Reuters)
Los manifestantes sostienen una estelada gigante durante la manifestación de la Diada. (Reuters)

Hace dos años, en la Diada más tensa, cuando el independentismo parecía un diamante, oías una ambulancia por la calle y pensabas: ¡el muerto! Porque mucha gente decía que faltaba un muerto para que todo se incendiase. Así que oías la ambulancia y lo primero que pensabas era en llamar a los bomberos. No se sabía si el muerto sería de los tuyos o de los suyos, pero la mera diferenciación demostraba que algo se había torcido irreversiblemente.

Un muerto es un muerto, vote lo que vote, pero hoy están aún más divididos. Los independentistas han empezado a segregar a los suyos, a un lado los de ERC y al otro los de Convergència, prueba de que el 'procés' se ha disuelto con los gritos de la Crida. Pero, donde en 2017 hubo miedo, hoy hay aburrimiento. Canjear el pavor por el tedio es salir ganando. Los muertos ahora son meramente simbólicos. Las aguas se calmaron. A una hora de las 17:14, la Diada ocupa un discreto puesto 17º de las tendencias de Twitter españolas.

Foto: Un lazo amarillo, en la Diagonal de Barcelona, tras la manifestación con motivo de la Diada del 11 de septiembre de 2018. (EFE) Opinión
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La indumentaria de este año es una camiseta de verde clarito, casi azul, un color triste, desvaído, que concuerda con los ánimos. Donde pedían independencia inmediata, hoy suplican a sus partidos unidad. Sin embargo, la ANC los ha colocado en distintos tramos para que no tengan que verse. Los más jóvenes hacen juerga, entre los mayores cunde el silencio. “Este año estamos un poquito más abatidos”, confiesan.

Para mí, es la Diada del gerundio. En la sintaxis y la gramática se esconde la verdad, y este es el tiempo verbal que más usan los asistentes. Poquito a poquito lo iremos consiguiendo, vamos avanzando, hay que seguir luchando, reclamando, protestando, esperando. Sin un Gobierno en Madrid y con los líderes presos, el enemigo se desdibuja y el demonio aparece a tu lado. Muchos critican a ERC, sobre todo los viejos, y las monedas de plata que Rufián entregó a Puigdemont regresan al bolsillo de su dueño.

Sin un Gobierno en Madrid y con los líderes presos, el enemigo se desdibuja y el demonio aparece a tu lado. Muchos critican a ERC, sobre todo los viejos

En la Gran Vía, entre camisetas azules, gritos para los presos y pancartas producidas en serie con la palabra 'absolución', se diría que hay menos movimiento que otros años. “El ambiente se va animando poco a poco”, dicen en gerundio. Acabará llenándose: la ANC es organizada y los autobuses han llegado toda la mañana a Barcelona. Sus pasajeros quedarán ordenados según su origen. Lo típico del nacionalismo, por otra parte.

A las cuatro y media, la megafonía suena a un volumen irracional: dan por grandes altavoces los discursos de los Jordis de otras ediciones, psicofonías. Es normal que pongan alto el volumen: este miércoles por la mañana, cuando Torra ha ido a poner flores al monumento, un vecino cabronías ha cascado el himno de España a todo trapo en su ventana. Ahora, mientras los altavoces dan proclamas y órdenes, los asistentes buscan su sitio.

Manifestación por la Diada

Siempre me asombra tanto orden, tanto uniforme, tanta disciplina en lo que se supone debería ser un grito de libertad. La revolución catalana es la única en todo el globo limitada al horario de oficina. En este sentido, poco se ha escrito sobre la influencia del Cau, los 'boy scouts' catalanes, en el espíritu gregario y disciplinado del procesismo.

Desde que la ANC se apropió del día de todos los catalanes y expulsó a los no independentistas, el resultado es un baile de campamento de verano. Los miembros de la Assemblea muestran siempre ese voluntarismo de monitores de Cau, tan característico de las alocuciones de Carme Forcadell en el Parlament. Como si leyera una redacción que ha escrito para subir nota.

No se puede uniformar a adultos con camisetas coloridas, no se pueden organizar bailes colectivos y esperar que el resultado sea adulto

Sus seguidores cantan 'Els Segadors' en corro alrededor de la estelada. Bailan cuando se les dice, visten como se les dice, hacen el 'castell' cuando se les dice y, sobre todo, callan cuando se les dice. Pero no se puede uniformar a adultos con camisetas coloridas, no se pueden organizar bailes colectivos y esperar que el resultado sea adulto.

Por este motivo, los niños y los adolescentes encajan tan bien en la Diada. Están por todas partes, con las caras pintadas, con banderas al modo de capas de Super López. Son los que más gritan lo de I, INDA, INDAPENDESI-Á. Nadie tiene más fe en la independencia que ellos. A este ritmo, con tanto gerundio, con tan poco ánimo, posiblemente sean los únicos que lleguen a verla.

Hace dos años, en la Diada más tensa, cuando el independentismo parecía un diamante, oías una ambulancia por la calle y pensabas: ¡el muerto! Porque mucha gente decía que faltaba un muerto para que todo se incendiase. Así que oías la ambulancia y lo primero que pensabas era en llamar a los bomberos. No se sabía si el muerto sería de los tuyos o de los suyos, pero la mera diferenciación demostraba que algo se había torcido irreversiblemente.

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