Es noticia
Así es la España en la que quisiera vivir
  1. Sociedad
  2. España is not Spain
Juan Soto Ivars

España is not Spain

Por

Así es la España en la que quisiera vivir

España está pidiendo a gritos una regeneración, pero ningún grupo parece dispuesto a ponerse de acuerdo sobre el significado de la palabra regeneración

Foto: Banderas de las comunidades autónomas a las puertas del Senado. (EFE)
Banderas de las comunidades autónomas a las puertas del Senado. (EFE)

Uno de los grandes temas del momento es qué clase de país queremos para vivir, como si el país fuera un producto de supermercado que se puede agarrar del estante y dejar en el carrito. España está pidiendo a gritos una regeneración, pero ningún grupo parece dispuesto a ponerse de acuerdo sobre el significado de la palabra regeneración. Como no tenía nada mejor que hacer y estoy de buen humor, he anotado unas ideas.

He pensado que quiero vivir en una España donde el día siguiente a unas elecciones no haya gente furiosa ni asustada. Donde el miedo no cambie de bando, sino que se esfume. Donde los mosqueos políticos se diriman entre políticos y no entre ciudadanos. Donde las banderas no sirvan para señalar a los que no la cuelgan en el balcón, ni vengan llenas de ideología. Donde no se te ocurra dejar de hablar a un vecino cuando averiguas lo que ha votado. Donde se te olvide qué leches votan tus amigos, o te dé igual.

Quiero vivir en una España donde las banderas no sirvan para señalar a los que no la cuelgan en el balcón, ni vengan llenas de ideología

Quiero vivir en una España donde el tesoro de las lenguas sirva para comunicarse y no para fomentar la incomunicación. Donde el orgullo se deba a la variedad y no a la monotonía. Donde una chavala de Córdoba quiera aprender cuatro cosas en catalán para ligarse a un barcelonés, donde un chico de Murcia memorice palabras en euskera para compadrear con sus amigos vascos, donde un chico de Girona decida que prefiere escribir su novela en español. Quiero vivir en un país que no confunda la riqueza con una maldición.

Quiero vivir en una España en la que haya un puente entre los jóvenes y los viejos, donde las generaciones no se miren con resentimiento, donde los mayores ayuden a levantarse a los jóvenes y los jóvenes cedan el asiento a los ancianos. Un país donde los que han cotizado toda la vida tengan una jubilación digna y donde los que no pudieron cotizar suficiente no tengan que irse a vivir debajo de un puente. Donde los mayores sientan curiosidad por los novatos, y los novatos reivindiquen el legado de los mayores.

Un país donde se ayude a las mujeres obligadas a ponerse un velo a romper el cepo de la religión, pero se respete a las que quieren llevarlo

Quiero vivir en una España en la que ese moro con chilaba de la esquina provoque más curiosidad que recelo, y donde sepa lo que significa vivir en una democracia laica. Un país donde se ayude a las mujeres obligadas a ponerse un velo a romper el cepo de la religión, pero se respete a las que quieren llevarlo. Donde ninguna tradición familiar quede por encima de la orientación sexual de un hijo, donde un budista o un musulmán o un hindú se sienta tan seguro como los cristianos de Siria antes de que estallase la calamidad.

Quiero vivir en una España donde nadie reciba una multa, ni un linchamiento, ni un grito por su disfraz de carnaval. Donde un chiste malo solo provoque falta de risa, y todo el mundo sepa que cada cual se ríe de lo que le apetece. Un país donde el que quiere otra clase de país no tenga miedo de decirlo en voz alta, donde ningún grupo castigue a ningún individuo por sus opiniones, donde no existan riesgos por decir la verdad. Un país donde nadie sea perfecto, un país sin héroes, donde nadie tenga que lamentar demasiado meter la pata ante de los demás.

Quiero vivir en una España donde el que quiere otra clase de país no tenga miedo de decirlo en voz alta, donde no existan riesgos por decir la verdad

Quiero vivir en una España en la que ninguna persona que trabaja a jornada completa tenga que hacer malabarismos para llegar a fin de mes. Donde los impuestos que pagas sean proporcionales a lo que ganas, no a lo que trabajas. Donde sepas cuánto cuesta al Estado que te curen el cáncer, que te limpien la calle, que te pongan un contenedor. Donde ningún médico, profesor o policía tenga que servir amargado por la desigualdad salarial. Un país en el que ni el trabajo en el vertedero sea un trabajo basura.

Quiero vivir en una España en la que tu abuelo rojo o tu abuelo facha no sean tu pretexto para justificar tu pedigrí. Donde la historia trágica se entienda como tragedia, y donde sepa valorarse el progreso y el mérito colectivo. Un país en el que las culpas y los odios dejen de ser enfermedades hereditarias, donde sepamos mirar adelante habiendo aprendido a mirar hacia atrás. Un país donde las víctimas de la injusticia reciban a tiempo su compensación. Donde hablar de “todas las violencias” deje de ser un pretexto para que no se hable de determinadas violencias.

Quiero vivir en un país en el que las culpas y los odios dejen de ser enfermedades hereditarias

Quiero vivir en una España donde nadie confunda derechos básicos con privilegios. Donde no existan trabas para ningún hombre ni para ninguna mujer. Donde cada uno sea responsable de sus logros y recuerde, sin paralizarse por la culpa, cuáles le debe a una desigualdad. Un país donde mis hijos no tengan que pelear por lo mismo que peleamos nosotros, y mucho menos por lo que tuvieron que pelear sus antepasados.

Espero que no sea mucho pedir.

Uno de los grandes temas del momento es qué clase de país queremos para vivir, como si el país fuera un producto de supermercado que se puede agarrar del estante y dejar en el carrito. España está pidiendo a gritos una regeneración, pero ningún grupo parece dispuesto a ponerse de acuerdo sobre el significado de la palabra regeneración. Como no tenía nada mejor que hacer y estoy de buen humor, he anotado unas ideas.