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La pugna entre feministas PSOE y feministas Podemos explicada a mi padre
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Juan Soto Ivars

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La pugna entre feministas PSOE y feministas Podemos explicada a mi padre

Permítame, mi señor padre, que le cuente con sencillez, y discúlpeme mi señora madre si caigo en alguna simplificación excesiva. Esto va para principiantes. Agárrense

Foto: Participantes en la manifestación del 8-M de Madrid, conmemorando el Día Internacional de la Mujer. (EFE)
Participantes en la manifestación del 8-M de Madrid, conmemorando el Día Internacional de la Mujer. (EFE)
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Señor padre. Como usted es mayor, pasa de las redes sociales y no está muy puesto en las corrientes del feminismo, posiblemente le hayan llegado un par de noticias por la prensa y no entienda muy bien de qué va la cosa. La primera describe una pelea a machetazos digitales entre feministas extranjeras, con la exigencia de entrega inmediata de la cabeza de una famosa autora de literatura juvenil, y la segunda unos roces en el Gobierno de coalición.

Noticia 1: la autora de 'Harry Potter', JK Rowling, ha sido vapuleada en las redes, repudiada por su comunidad de fans, abroncada por los actores que hicieron las películas, y algunas trabajadoras de la editorial Hachette han exigido que deje de publicarle los libros. Todo, por unos tuits de Rowling en que decía, agárrese, que para el término 'persona menstruante' normalmente había una palabra que empezaba por 'm' y que utilizaba todo el mundo

Noticia 2: arisca tensión, aunque discreta, entre el PSOE y Podemos a cuenta de un solemne comunicado en el que los socialistas declaran repentinamente, sin que nadie les haya preguntado, que ellos creen que el sexo de los humanos es un asunto biológico, y que esto es precisamente lo que lo distingue del género.

Foto: La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, junto a varios ministros y dirigentes socialistas, en la pasada manifestación del 8-M, en Madrid. (EFE)

¿Por qué —se preguntará usted— se ha vuelto polémico decir que la persona que menstrúa suele llamarse mujer, o que el sexo de los humanos tiene, como en todas las especies animales, un suelo biológico? ¿No es, acaso, una verdad tan simple como las de Perogrullo? Pues no. Estamos en el siglo XXI y hace mucho tiempo que Simone de Beauvoir dijo que no se nace mujer sino que se llega a serlo. En el eco de aquellas palabras, resuenan los tiros de hoy.

El feminismo, aunque a usted le llegue compacto como una bota en las fotos del 8 de marzo, está en realidad formado por corrientes diferentes e incluso antagónicas. Dado que la mayor parte de las feministas son gente de izquierdas, les pasa lo de siempre: pequeñas variaciones teóricas o ideológicas, minucias y desencuentros, se dirimen con frecuencia a machetazos dialécticos y graves declaraciones de traición.

Este meollo ontológico, el 'ser mujer', es algo que todavía puede hacer que la sangre llegue al río

Bien: las noticias que refiero al inicio no giran en torno al poder, sino que giran en torno a la filosofía. Una de las grandes preguntas filosóficas del feminismo que todavía no se han podido responder satisfactoriamente parece sencilla: ¿qué es una mujer? Sobre el heteropatriarcado, el techo de cristal, la violencia de género y tantos otros temas complejos suele haber puntos de encuentro, pero este meollo ontológico, el 'ser mujer', es algo que todavía puede hacer que la sangre llegue al río.

Esto es exactamente lo que está pasando: una tensión filosófica. Permítame, mi señor padre, que le cuente con sencillez, y discúlpeme mi señora madre si caigo en alguna simplificación excesiva. Esto va para principiantes. Agárrense.

Foto: Félix Ovejero. (Fotos: Edgar Melo)

Diferencia, igualdad y 'queer'

Desde los años sesenta, las feministas de la igualdad y las feministas de la diferencia fueron distanciándose y llegó el momento en que no se podían ni ver: formaban parte de departamentos segregados en muchas universidades de humanidades. Las feministas de la diferencia, digamos más tradicionales en cuanto a su visión de la mujer, creían en las virtudes intrínsecas de la femineidad. Para ellas, el valor de lo masculino debía compensarse con el valor de lo femenino, hasta alcanzar una sociedad donde el hombre y la mujer pudieran desarrollarse sin renunciar a su identidad de género ni pisotear a la otra.

Las feministas de la igualdad iban más allá. A grandes rasgos, eran favorables a la disolución de los géneros, es decir, a la androginia política. La sociedad del futuro sería una donde el género no tuviera peso y no rigiera nuestros destinos. A la mujer había que liberarla del macho, sí, pero luego había que liberarlos a todos del imperio de los roles de género. Para las feministas de la igualdad, el futuro no se dividía entre hombre y mujer. Para llegar a esto había, claro, que destruir por completo el patriarcado.

Foto: Una camiseta a favor del feminismo. (Reuters)
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Tras la famosa cita de Simone de Beauvoir, aquello se llenó de marxistas y constructivistas, es decir, de gente convencida de que el ser humano construye la realidad emancipado de la naturaleza. Desarrollaron teorías sobre el género cada vez más complicadas, arraigaron y florecieron en los Estados Unidos, donde evolucionaron. Con el paso de los años, apareció en las filas del feminismo de la igualdad un perro verde, Judith Butler, que lo revolucionó todo siguiendo el hilo de Kosofsky Sedgwick.

Butler dio un giro en que el feminismo ya no sería un territorio propio de las mujeres sino también de la comunidad LGTB, con las infinitas variaciones del género que allí se multiplican. Esto se llamó movimiento 'queer', y en España está representado en el filósofo Paul B. Preciado, que antes era la filósofa Beatriz Preciado.

Foto: Celebración del día internacional contra la homofobia y la transfobia

Para el movimiento 'queer' no hay dos sexos y ni siquiera hay dos géneros. Es la cultura heteropatriarcal y capitalista la que ha producido esta escisión tiránica que nosotros entendemos como niño y niña. Llaman a estas categorías CIS y les parecen opresivas para la inmensa variedad de géneros en que los humanos podríamos fluir si fuéramos libres. Para el movimiento 'queer', todo es una construcción social. La biología, con la que las feministas radicales siempre han tenido sus roces, para ellas es directamente Belcebú.

Pues bien: entre feministas radicales y el movimiento 'queer' se plantea esta batalla.

Noticias del frente

Posiblemente ande usted anonadado, señor padre. Le entiendo perfectamente. Solo le estoy dando a cuentagotas un poco de contexto y usted ya quiere saltar por la ventana. La filosofía es complicada, y los requiebros mentales propios de este debate exigen mucha agilidad mental. Puede que crea que todo esto son disquisiciones chaladas, sin interés material para el profano. Pero se equivoca. Se equivoca muchísimo.

Recordará que hace unos años hubo una enorme polémica por un autobús del 'lobby' católico HazteOir, que iba pintado con un mensaje que decía que los niños tienen pene y las niñas tienen vulva. Recordará que aquella polémica llegó al extremo de que el Ayuntamiento de Madrid, entonces gobernado por la coalición de Manuela Carmena, llegó a prohibir al vehículo que circulase si no cambiaban el mensaje.

Foto: Marquesina con la campaña.

Recordará también —y si no lo recuerda, se lo digo yo— que hace unos meses el Partido Feminista fue expulsado de Izquierda Unida y su presidenta, Lidia Falcón, tachada poco menos que de fascista por una parte de la militancia. Y quizá le llegase por WhatsApp un vídeo viral en que la feminista Alicia Miyares se refería como 'tíos' a los activistas transgénero, y remataba con una frase categórica: “Digo tíos porque son tíos”.

Mientras feministas radicales como Falcón y Miyares tiran con ese arcabuz al movimiento 'queer', los activistas 'queer', que son mucho más jóvenes que las radicales y tienen un peso brutal en el contexto de Estados Unidos, han popularizado en las redes el insulto TERF (feministas radicales trans-excluyentes), con el que pretenden desactivar a las señoras mayores que siguen creyendo que ser mujer es algo inmóvil.

Unas u otras terminarán llevándose, aquí en España y en todo Occidente, el gato al agua en la futura legislación para las relaciones entre los sexos

¿Y por qué debería importarle? Pues porque unas u otras terminarán llevándose, aquí en España y en todo Occidente, el gato al agua en la futura legislación para las relaciones entre los sexos. Las fricciones entre el feminismo del sector Podemos, más cercano a lo 'queer', y el del sector PSOE, donde abundan las radicales, tienen mucho que ver con todo esto. Así que no estará de más que usted ande informado, por lo que se pueda legislar.

Señor padre. Como usted es mayor, pasa de las redes sociales y no está muy puesto en las corrientes del feminismo, posiblemente le hayan llegado un par de noticias por la prensa y no entienda muy bien de qué va la cosa. La primera describe una pelea a machetazos digitales entre feministas extranjeras, con la exigencia de entrega inmediata de la cabeza de una famosa autora de literatura juvenil, y la segunda unos roces en el Gobierno de coalición.

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