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Estas imágenes desataron el caos en una universidad sueca
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Estas imágenes desataron el caos en una universidad sueca

Este pacífico campus del país más civilizado del mundo se ha convertido en el epicentro de una polémica racial surrealista

Foto: Las imágenes que desataron la polémica. (cedidas)
Las imágenes que desataron la polémica. (cedidas)

Si menciono la Universidad de Malmö, en Suecia, tienes todo el derecho del mundo a imaginarte un lugar aburrido en el que nunca pasa nada. Pues bien: este pacífico campus del país más civilizado del mundo se ha convertido en el epicentro de una polémica racial surrealista. El motivo, las imágenes que tienes arriba, que la profesora de sexología Mariah Larsson mostró en una clase sobre estereotipos raciales en Zoom.

Leo en el diario 'Sydsvenskan' una nota, escrita en tono escandalizado, que recoge las palabras de los estudiantes ofendidos y dice que la clase comenzó “con un PowerPoint con caras negras y amarillas. La palabra N también se mencionó en varias ocasiones”, y además se vieron fotos de “hombres negros bien dotados”. Esto último es falso. Como veremos en seguida, también en la apacible Suecia hay 'clickbait' y noticias exageradas para expandir la ofensa. De hecho, como recuerda el escritor Javier Benegas en 'La ideología invisible', Suecia es uno de los países del mundo más marcados por la corrección política y la cultura de la ofensa.

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Al ser impactados por las imágenes, los estudiantes se dividieron. Unos consideraban que la cosa estaba muy interesante, pero otros, de la militancia 'woke', estallaron con la furia habitual y empezaron a protestar. No eran niños de 18 años recién llegados al mundo, sino estudiantes talludos, de posgrado, algunos de más de 30 años, mujeres blancas en su mayor parte. Para los ofendidos, mostrar caras de gente de otras razas en una clase sobre estereotipos raciales es una provocación. Algo parecido a un ataque racista.

Mientras las primeras diapositivas pasaban por las pantallas de Zoom, la profesora Mariah Larsson se dio cuenta de que el chat se llenaba de comentarios: “Tengo un problema con la representación del racismo”. “Creo que podemos saltarnos la palabra N”. “Cualquiera que quiera incluir imágenes racistas y verlas tal vez pueda buscarlas en Google. Así que las personas con su propia experiencia de racismo no tienen por qué ver estas fotos”, decían estas estudiantes.

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Larsson paró la presentación de diapositivas y trató de seguir la charla, pero la llama estaba prendida. La cosa venía de lejos. Los estudiantes ofendidos llevaban tiempo quejándose de que en su educación no hay suficiente perspectiva poscolonial. Polémicas como esta han azotado las universidades suecas en los últimos años. Para muchos alumnos, el nivel de corrección política no es lo bastante alto en clase, de modo que ocurren cosas como esta, es decir: se les presenta material didáctico que no ha pasado por los filtros necesarios de censura.

La universidad responde

Tras la clase virtual de Larsson, el ambiente de la universidad se enrareció a toda velocidad. Dado que no todos estaban ofendidos, en seguida se formaron dos tribus en guerra. “Ha sido tan tenso que muchos alumnos se sienten inseguros en clase y prefieren quedarse callados que estar expuestos a suspiros, ojos en blanco y ataques personales” dicen en 'Sydsvenskan', que ha dedicado varias noticias a la polémica. “Algunos ya han decidido dejar la educación debido al conflicto”.

Pero entonces ocurrió algo insólito que terminó de enrarecer el ambiente: la universidad, en lugar de plegarse a los deseos de sus estudiantes más ofendidos, se puso de parte de Larsson. En una carta de la dirección a la clase de posgrado, recordaron a los alumnos que “interrumpir o tratar de obstaculizar la enseñanza de los profesores puede ser tema de medidas disciplinarias en la universidad”. Estas palabras se recibieron como una amenaza grave por parte de los ofendidos, que decidieron recurrir a la prensa y las redes sociales.

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La estudiante Josefin Björck dice en otro artículo de 'Sydsvenskan' que aquella carta de la dirección “fue como una puñalada en el estómago. Estaba decepcionada y un poco asustada. Era un tono desagradable y amenazador”. Sin embargo, Maria Hjortsjö, jefa del departamento de Trabajo Social, dice en el mismo medio que la dirección de la facultad se había limitado a recordar a los estudiantes la Ordenanza de Educación Superior.

No importa. Para algunos alumnos, la universidad no está para enseñar desafiando los prejuicios del estudiante, y mucho menos para imponer orden después de una polémica agria para la convivencia, sino para plegarse a sus intuiciones y caprichos sentimentales. La negativa de la institución a tomar medidas exteriorizó, con la ayuda de los estudiantes convertidos en activistas, el conflicto. Anna Tenfält, directora de proyectos del Orgullo LGTB en Malmö, ha amenazado a la universidad con romper la colaboración con la institución si no se toman medidas de inmediato.

“Es muy importante para nosotros que todas las organizaciones con las que trabajamos tengan los mismos valores básicos. En primer lugar, es inaceptable que haya racismo y discriminación durante las conferencias”, ha dicho Tenfält. “Queremos colaborar con la universidad y nos gustaría tenerlos en el World Pride, pero después de todo esto les hemos pedido que apliquen un plan de acción y expliquen cómo pretenden manejar las inquietudes y problemas que existen”. Según publica la prensa, varias organizaciones más, además de políticos e investigadores de la Universidad de Malmö y otras, han expresado su apoyo a la protesta estudiantil. Incluido el foro de justicia afrosueco, que calificó de "deplorable" la respuesta de la dirección y exigió que la universidad no solo se disculpe, sino que también elabore un "plan de acción y directrices sobre el racismo y otras formas de opresión".

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Pero ¿existen esos problemas? Es decir: ¿realmente hay racismo en la Universidad de Malmö? Por desgracia, responder no es sencillo en el siglo XXI. Cuando entran "otras formas de opresión", los hechos no cuentan para nada. Hablamos de un racismo cuántico que solo existe cuando alguien lo siente, independientemente de lo que haya ocurrido. “Algunos alumnos lo perciben, luego hay otros que no lo perciben así. La situación es muy compleja”, expresaba en un artículo la jefa del departamento de Trabajo Social, sin mojarse demasiado.

La profesora toma la palabra

No ocurre todos los días en Suecia que una facultad se ponga de parte de una profesora invitada tras una polémica que implica el racismo. De modo que contacto con Mariah Larsson.

PREGUNTA. ¿Cuál es su opinión general sobre esta polémica?

RESPUESTA. Mi problema es principalmente pedagógico: quiero que mis alumnos se sientan seguros en el aula, y quiero que puedan protestar y expresar preguntas críticas, pero mi trabajo no es ponerlo todo en segundo plano para protegerlos. Es difícil darles los mismos resultados de aprendizaje sin mostrar, por ejemplo, esas imágenes. ¿Cómo puedo enseñar un material visual sin utilizar un material visual?

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P. En la prensa se habla de “hombres negros bien dotados”. ¿Podrías explicar cuáles eran las imágenes?

R. Es falso que hubiera hombres negros bien dotados. Más adelante, había algunas imágenes de tono erótico, pero ni siquiera llegué a mostrarlas, todo se interrumpió antes. Las imágenes eran: un envoltorio de caramelo sueco que cambió su diseño a principios de la década de 2010; el emperador Ming de 'Flash Gordon' (1980) interpretado por el actor Max von Sydow con la cara pintada de amarillo; Fu Manchu interpretado por Henry Brandon; un personaje de un libro infantil sueco llamado Lilla Hjärtat (Corazón Pequeño) que causó revuelo en 2012, y la portada de uno de los libros de Pippi Calzaslargas, de Astrid Lindgren.

P. ¿Dirías que hay un problema de susceptibilidad entre los alumnos?

R. Entre algunos alumnos, no todos. En el plano más amplio, tales conflictos pueden llevar a los profesores a andar de puntillas en temas controvertidos e incluso, en situaciones de enseñanza, a evitarlos por completo. Esto, diría yo, es un gran problema, y puedo remitirle a la declaración de Chicago. [Se refiere a un alarmante documento publicado sobre los casos de censura en los campus estadounidenses].

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P. ¿Los estudiantes hablaron contigo personalmente o simplemente se quejaron en público?

R. Esto sucedió en Zoom. Aproximadamente a los cinco minutos de conferencia, descubrí que habían estado protestando en el chat. Dejé de compartir la pantalla y escuché sus comentarios un rato. Luego intenté dar la conferencia sin el PowerPoint. No salió muy bien, en mi opinión. Después, escribieron un artículo de opinión que se publicó en el periódico y luego, más tarde, fueron entrevistados por un periodista de ese mismo medio, que escribió un artículo muy escandaloso, tergiversando mi PowerPoint y haciendo que mi conferencia pareciera sobre pornografía 'hardcore' racista. No lo es. Concluía con una discusión sobre la pornografía interracial y dos ejemplos de la historia del cine pornográfico, pero la mayor parte trataba sobre la historia del arte, el cine y la historia de las ideas.

P. ¿La universidad finalmente actuará? ¿Te has sentido apoyada por la institución?

R. Sí, me he sentido apoyada. La Universidad de Malmö tomó medidas, respondiendo a los estudiantes que protestaban, y mediante un artículo de opinión más general coescrito por los respectivos rectores de las universidades de Malmö y Lund. Ha habido casos anteriores en Suecia similares al mío, en que la universidad en cuestión no apoyó al profesor. Esta es, creo, la primera vez en Suecia que una universidad toma partido por un profesor o un conferenciante invitado.

Si menciono la Universidad de Malmö, en Suecia, tienes todo el derecho del mundo a imaginarte un lugar aburrido en el que nunca pasa nada. Pues bien: este pacífico campus del país más civilizado del mundo se ha convertido en el epicentro de una polémica racial surrealista. El motivo, las imágenes que tienes arriba, que la profesora de sexología Mariah Larsson mostró en una clase sobre estereotipos raciales en Zoom.

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