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A los pajilleros de la indignación no les gustan las sirenas
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Juan Soto Ivars

España is not Spain

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A los pajilleros de la indignación no les gustan las sirenas

¿Cuál hubiera sido el homenaje perfecto y nada 'romantizado' a Anna y Olivia? ¿Un óleo hiperrealista de dos criaturas en descomposición?

Foto: El buque Ángeles Alvariño, encargado de la búsqueda de Anna y Olivia. (EFE)
El buque Ángeles Alvariño, encargado de la búsqueda de Anna y Olivia. (EFE)

Tras el asesinato de las niñas de Canarias, vinieron cuatro olas sucesivas: la primera fue de horror, la segunda de compasión, la tercera de propaganda y la cuarta, todavía surfeable, de literalidad. Es de esta cuarta ola de la que voy a hablar, porque si echo por la tercera —las manipulaciones del Ministerio de Igualdad y la prensa aliada, la discriminación de los niños asesinados según el sexo del autor del crimen, la hipocresía de las plañideras institucionales con el paralelismo con Juana Rivas como cima infecta— me cabrearé, y no me apetece. Vayamos al zoológico de las redes para observar a los aborígenes más literales de la jungla.

La historia empieza con un dibujo publicado en Instagram por una tal MadeByCarol: es el que veis ahí abajo. La cosa se viraliza, y mucha gente lo empieza a compartir en el velorio digital. Pero, ¡ah!, lo que a simple vista parece un homenaje se convierte, de pronto, en el epicentro de una tormenta de ofensa. Aunque resulte difícil de creer, aparece una legión de memos cargados de ley. Uno dice: “Una niña ha sido asesinada siendo ahogada en el mar y deciden hacer un dibujo romantizando su asesinato comparándola con una sirena, de vd [verdad] que es lo más turbio que he visto en mucho tiempo”. Esta bobada obtiene 34.000 'likes'.

Me dio por pensar que la capacidad de abstracción y representación está yéndose a tomar por culo a una velocidad de vértigo

Y claro, vienen los coristas. “Me da vergüenza que tenga que decir esto: pero creo que sobra bastante la imagen que se ha viralizado en la que aparecen las dos niñas como sirenas. Dejad de romantizar el maltrato y asesinato machista y vicario. No es bonito, ha sido un crimen” (22.000 'likes'). “¿Dos niñas han sido asesinadas y tiradas al mar y ustedes consideran bonito dibujarlas como sirenas? ¿PERO ESTÁN TONTOS O QUÉ?” (6.000 'likes'). “Un cabrón hunde a unas niñas en el fondo del mar y a una tremenda cantidad de gente le parece una buena idea hacer viral un dibujo que las representa como sirenas, es increíble esto” (15.000 'likes').

Etcétera. Leyendo los chillidos y examinando la cosecha de 'likes', me dio por pensar que la capacidad de abstracción y representación, antaño consustancial de nuestra especie, está yéndose a tomar por culo a una velocidad de vértigo. No sé si será por el exceso de imágenes, por el fracaso de los sistemas educativos o por el narcisismo alucinante de los pajilleros de la indignación. Pero me parecía muy llamativa la palabra 'romantizar', que unos y otros se iban copiando, como si la representación de dos víctimas como dos sirenas fuera una especie de llamada a tirar a nuestros hijos al mar para que vayan a visitar al Rey Tritón.

¿Cuál hubiera sido el homenaje perfecto y nada 'romantizado'? ¿Un óleo hiperrealista de dos criaturas en descomposición? Por un lado, pasa que una desconfianza paranoica se ha instalado en nuestra sociedad, y de ahí un sinfín de censores 'amateur' aseguren, con una 'tajancia' fruto de quien no duda ni piensa, que una imagen como esa puede tener el efecto de hacer bonito y deseable el filicidio. O, al menos, eso es lo que dicen, porque lo más alucinante del caso es su repercusión. He leído a gente pedir perdón a gritos por haber compartido el dibujo, y chorros de reproches en quienes lo mantenían publicado.

Foto: omás Antonio Gimeno, de 37 años, Olivia Gimeno Zimmermann, de 6, y Anna Gimeno Zimmermann, de 1. Foto: Sos Desaparecidos

Las reacciones de histeria virtuosa ante una imagen metafórica simple están también, creo, íntimamente relacionadas con otros fenómenos recientes, como la incapacidad pasmosa de separar lo ficticio de lo real, de interpretar el sentido de los chistes o captar las ironías y dobles sentidos, y de desentrañar metáforas. Ven dos sirenas y suponen que la autora del dibujo expresa que a las dos crías les ha salido cola de pescado y están, tan contentas, chapoteando. Si un artista hiciera una alegoría de las víctimas de un accidente aéreo con alitas de ángeles, ¿sufrirían los muy bobos el mismo impacto?

En fin. Cargados como estaban de virtud, de seguridad en sus obtusas interpretaciones del mundo y de sed de protagonismo, disertaron en Twitter sobre lo mal que está 'romantizar' un ahogamiento, se dieron la razón unos a otros y proclamaron la buena nueva de que, porque a ellos les sale de los cojones, la Ofelia ahogada de Millais es incompatible con el buen gusto. Como se les ocurra entrar en el cementerio de Père Lachaise con una maza, no dejan una estatua entera.

Tras el asesinato de las niñas de Canarias, vinieron cuatro olas sucesivas: la primera fue de horror, la segunda de compasión, la tercera de propaganda y la cuarta, todavía surfeable, de literalidad. Es de esta cuarta ola de la que voy a hablar, porque si echo por la tercera —las manipulaciones del Ministerio de Igualdad y la prensa aliada, la discriminación de los niños asesinados según el sexo del autor del crimen, la hipocresía de las plañideras institucionales con el paralelismo con Juana Rivas como cima infecta— me cabrearé, y no me apetece. Vayamos al zoológico de las redes para observar a los aborígenes más literales de la jungla.

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