España is not Spain
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Con la C, idioma en el que no son válidas las respuestas de 'Saber y ganar'
Se ha viralizado el fragmento de un concurso infantil de TV3, 'Atrapa'm si pots', donde el presentador da por nula la respuesta de una niña en una prueba que consiste en hallar la palabra catalana que corresponde a una definición
Jordi Hurtado está siendo víctima de un linchamiento digital porque hizo cumplir las reglas de 'Saber y ganar' y dio por incorrecta una palabra en catalán con la que un concursante quería superar la prueba de 'El reto'. Esta prueba consiste en encontrar la palabra que encaja con unas letras determinadas para una definición, todo ello en español. El concursante intentó decirla en catalán porque no se le ocurría en castellano, y Jordi Hurtado se negó a darla por buena. Todo siguió su curso en el programa, pero en las redes sociales empezaron a quejarse los de siempre, y a tildar a Hurtado de traidor y colono.
En realidad, no es esto lo que ha pasado, pero supongo que así se va a entender mejor lo que pretendo argumentar. Hoy me toca escribir una columna de esas que a uno no le apetecen nada porque sabe que trata de sembrar en suelo yermo, un terreno de batalla requemado donde nadie cede un milímetro al adversario. La cosa va de un concurso de la tele y de gente que se desvive por convertir los idiomas en armas políticas arrojadizas. En fin, qué pereza.
En Cataluña hay un montón de gente emperrada en que las lenguas apestan. Ni el español ni el catalán tienen visos de desaparecer por más que los políticos se suban a una caja para anunciar las siete trompetas, y por más obstáculos que la Generalitat ponga al castellano en su visión purista y monolítica de Cataluña. El vértigo de la extinción hace imposible discutir los problemas que surgen en el modelo, como la injusticia que supone que, en las plazas públicas de las regiones con lenguas cooficiales, no pueda opositar en igualdad de condiciones uno de Soria con los nativos, que sí pueden opositar sin traba alguna en Soria. Problemas hay aunque algunos los nieguen. Y son complejos.
De ahí que me resulte desasosegante que la gente se empeñe en inventarse otros problemas falsos, enmerdando más todavía la situación y colocando los reales a la cola, detrás de polémicas absurdas que se vuelven virales y con muchos golpes en el pecho por el camino. Llamar 'hablantes' a los que sienten alergia por otra lengua y solo quieren que se hable en la suya es demasiado decir: mejor sería referirse a ellos como ladrantes.
Ejemplos de histeria lingüística tenemos unos cuantos por el lado nacionalista: desde hiperventilaciones graves por una sentencia que obliga a dar un cuarto (¡un cuarto!) de las horas lectivas en español, con el hostigamiento de la familia de Canet como expresión máxima del delirio, a gente quejándose en Twitter porque una camarera ecuatoriana del Bocatta no domina la lengua de Pere Calders. Qué bonito sería que todos los burros estuvieran en un lado, ¿verdad? Pero qué tozuda es la realidad.
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Se ha viralizado el fragmento de un concurso infantil de palabras de TV3, 'Atrapa'm si pots', donde el presentador, Llucià Ferrer, da por nula la respuesta de una niña en una prueba que consiste en hallar la palabra catalana que corresponde a una definición. La niña responde con un vocablo en español: trigo, cuando la respuesta correcta es, en catalán, 'blat'. Repito para que se me entienda: “concurso de palabras” donde hay que “hallar la palabra catalana que responde a una definición”. Como 'Pasapalabra', vaya, pero en otro idioma. Aquí no hablamos de cooficialidad, ni de política, ni de Canet ni de obsesiones. Hablamos de las reglas de un concurso.
Regresando a mi anzuelo del primer párrafo: ¿aceptaría el catalán Jordi Hurtado que un concursante superase 'El reto' con una palabra en gallego o en catalán porque no la sabe en español? ¿Se quejaría del fracaso del concursante alguien que no fuese un talibán? Los concursos tienen reglas. Es indudable que la presencia del español en TV3 tiende a ser residual y que se producen episodios ridículos, como el de poner traductores simultáneos para un entrevistado de Valladolid que no entiende el catalán, cuando la presentadora podría preguntarle perfectamente en esa otra lengua que ambos (y toda la audiencia) conocen. Pero respetar las reglas de un concurso no entra en esta ecuación.
Hago una sección en 'Els Matins' de TV3 desde hace años, y la hago en español, porque es el idioma en el que me expreso con más facilidad. Mi situación es casi excepcional en la cadena, y cada vez que en un artículo me meto con los políticos independentistas sale una horda de gente que dice que a mí tendrían que echarme. Además, de tarde en tarde, aparecen otros artículos en la prensa 'indepe' donde se me cita como uno de los infiltrados que corrompen la pureza y la misión de TV3, que es ser una televisión íntegra en catalán. Puede imaginarse el lector, entonces, cuál es mi opinión sobre estos puristas.
Y cuánta pereza siento al observar cómo sube la espuma de una polémica absurda, inane, que no hace sino regalar argumentos para recurrir al 'y tú más' cuando los que no me tragan en Cataluña decidan montar el próximo pollo lingüístico. En fin, son ganas de rebajarse a uno mismo en un conflicto ya de por sí pisoteado. Pero lo que está mal en un lado está mal en el otro, y todo lo demás es militancia.
Jordi Hurtado está siendo víctima de un linchamiento digital porque hizo cumplir las reglas de 'Saber y ganar' y dio por incorrecta una palabra en catalán con la que un concursante quería superar la prueba de 'El reto'. Esta prueba consiste en encontrar la palabra que encaja con unas letras determinadas para una definición, todo ello en español. El concursante intentó decirla en catalán porque no se le ocurría en castellano, y Jordi Hurtado se negó a darla por buena. Todo siguió su curso en el programa, pero en las redes sociales empezaron a quejarse los de siempre, y a tildar a Hurtado de traidor y colono.
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