'Pellets', el mirlo (o Prestige) blanco que el PSOE necesitaba

La palabra "pellets" suena tan a catalán que en Moncloa debieron tener un momento de duda, a ver si estaban a favor o en contra, pero se pusieron las pilas rápido. El caso es que, hace semanas, un paisano llamó a emergencias y dijo algo de unas bolitas de plástico en la playa. Eran los ya célebres pellets, vertidos por un carguero con bandera de Liberia frente a la costa de Portugal y arrastrados por la corriente, como si Poseidón hubiera decidido ayudar a Sánchez como fastidió a Ulises. ¡Era el mirlo (o Prestige) blanco que el PSOE necesitaba para la campaña de las elecciones gallegas!

La Xunta actuó burocrática y lacónicamente mientras docenas de paisanos, temiendo que el marisco se les volviera a morir y hallando bolas de plástico en los intestinos de los rodaballos, se iban a la playa con la escoba y el colador en un intento de evitar con sus propias manos una nueva catástrofe. Cualquier arúspice hubiera visto en esas vísceras la marea de demagogia que venía.

Pero, mientras tanto, al PP gallego le colgaban las bolitas. Difícil decir si el Gobierno autonómico podía hacer más por el medioambiente: lo que está claro es que el PP gallego podía hacer más por su campaña electoral. Como está Sánchez en la Moncloa, igual pensaban que el Gobierno central iba a mandar a la UME, a la legión y a la madre que nos parió, cuando estaba cantado que lo único que iban a mandar es reproche.

El Gobierno ha dicho que avisó a la Xunta y aquí no hay más que barrer: no veremos a Sánchez describiendo los pellets como pelotillas inocentes de plastilina porque la pelota está en el tejado de Rueda. ¿Cruce de acusaciones? No seamos ingenuos. Silencio, que el espectáculo ha empezado ya.

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El PP debería saber que cualquier vertido en Galicia tiene tres fases: en la primera, arriba a la arena la contaminación; en la segunda, vienen las frases lapidarias del PSOE, y en la tercera, aparece el chapapote definitivo: voluntarios gourmet podrían estar comprando ya billetes para ir a hacerse la foto al tiempo que lanzan el tóxico recogido en la cara del PP.

¡Nunca mais!, debiera haber gritado Rueda, pero se conoce que la Navidad adormece. En dos días, ya veréis, le embarrancan en la playa los Cetáceos del Compromiso y cuando se quiera dar cuenta han llegado flotando por la ría Alberto Sanjuán y Anabel Alonso. Ya verá entonces Rueda la diferencia entre bolitas y bolazas.

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Si el PP de Galicia fuera astuto, el presidente de la Xunta y su equipo de gobierno llevarían dos semanas en la playa rodeados de fotógrafos. Escoba y colador, y un outfit como de ataque bioquímico, con máscara antigás y buzo. En vez de eso, han dejado las playas expeditas para el desembarco del PSOE. ¡Quitaos de en medio, percebes, que vais a aprender cómo se rentabilizan las catástrofes!

Joder, que tienes enfrente a profesionales… En Podemos ya lo llaman “atentado” y desde Sumar, los de “desjudicializar la política”, le van a poner a la Xunta una querella mientras el PSOE vierte a las redes mogollón de contenido donde se ve a Rajoy con cara de pánfilo, como si en la Moncloa viviera otro.

¿Que las bolitas también están llegando a Asturias y allí gobierna el PSOE? Pero vamos a ver, señor, ¿desde cuándo importa lo que pasa? ¡Importa lo que te retuitea Óscar Puente! ¿No has visto la que han montado con el muñeco apaleado por unos frikis? ¿Le sirvió de algo a Almeida condenar a Ortega-Smith por el carpetazo o exigir etiquetas ecológicas a los coches que se meten por Madrid?

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Para desgracia nuestra, tiene razón Díaz Ayuso, quien dijo refiriéndose a los decretos que Junts y Podemos le regatean a Sánchez y que este quiere convalidar con Feijóo que con este PSOE no se puede ceder ni un milímetro. Sabe Ayuso que basta que un señor anónimo le toque el culo a una señora en un semáforo de la Gran Vía para que te venga en tromba la tríada PSOE-Sumar-Podemos a decir que has abandonado a su suerte a todas las mujeres.

Leo que las bolitas esas tienen tres milímetros de diámetro. Pues ya miden tres milímetros más de los que te van a dejar para maniobrar, cachocarne.