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No quiero provocar gasto al Estado insultando a Óscar Puente

Óscar Puente dejó caer, intuyo que involuntariamente, que había puesto a trabajar a su equipo del ministerio para que recopilen columnas de opinión donde se insulta a su persona

Foto: El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente. (Europa Press/Eduardo Parra)
El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente. (Europa Press/Eduardo Parra)
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Uno es feliz pagando impuestos, porque los impuestos van siempre para cosas importantes: para carreteras, para escuelas, para hospitales, para mantener a nuestra clase política entretenida y que no vayan por ahí apedreando gatos, y para hacer un Excel con la gente que insulta a Óscar Puente en los periódicos. No sabría colocar estos elementos en orden de importancia, la verdad: Óscar Puente es más importante que la educación pública, está por encima de la educación misma, pero no sé si es más importante que las carreteras por más alquitrán que tenga en la lengua.

Lo de los insultos lo explicó él mismo en el programa de Alsina. Dejó caer, intuyo que involuntariamente, que había puesto a trabajar a su equipo del ministerio para que recopilen columnas de opinión donde se insulta a su persona. El monto de horas funcionariales dedicadas a esta labor me imagino que será bastante elevado, porque a Puente se insulta de forma proporcional a su agresividad tuitera, pero todo el dinero que nos cueste este observatorio me parece panoja bien gastada.

Alsina, un poco estupefacto, le preguntó si tiene utilidad ese trabajo, a lo que Puente, todavía más estupefacto por la estupefacción del periodista, respondió que "claro que la tiene". Y como Alsina quería saber cuál era esa utilidad, Puente le dijo que "desde luego la tiene para mí". Y no sé por qué Alsina no volvió a preguntar “¿pero qué utilidad tiene para usted?”, porque es lo único que yo me pregunto ahora.

Dado que Puente no tiene tiempo para buscar su nombre en Google (porque está en Twitter) se ve obligado a lanzar estímulos a las células burocráticas de su ministerio. A una orden suya, los monitos voladores de color azul salen por las ventanas del edificio y cuentan en los kioscos las veces que lo han comparado con un australopiteco. Luego me imagino que vuelcan la información en un ordenador y van poniendo palitos: Jorge Bustos, dos palitos; Cristian Campos, tres palitos; Rebeca Argudo, seis palitos. Y así hasta que Óscar Puente dispone de toda la documentación en una carpeta de color beige.

Foto: El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente. (EFE/Pedro Puente Hoyos) Opinión
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Sin embargo, ¿qué hace Óscar Puente con la carpeta? ¿La introduce en una licuadora con leche y se hace un batido victimista? ¿Memoriza los insultos para repetirlos más tarde en sede parlamentaria cuando toca sesión de control a la oposición? ¿O se acuesta revolcándose en ellos? Es posible que en futuras entrevistas conozcamos la respuesta. Hasta entonces, por favor, que nadie piense en listas negras de periodistas.

Puente se parece en esto a Pedro Sánchez: son dos vanidades colocadas en hombres de diversa composición física. Semanas atrás se destapaba la noticia de que el presidente también destina dinero público a la cosa de la belleza, en su caso con una cuenta de Twitter que lo llama guapo y que maneja una asesora que -por lo que sea- se apellida Gusano. De ahí que nadie pueda extrañarse de que Televisión Española haya saltado en pedazos debido a la necesidad de elogio de estas personas.

Foto: Susanna Griso en 'Espejo público'. (Atresmedia)

Hartos de que en El Hormiguero se haga lo contrario que en el programa de Wyoming, frustrados por la constatación de que nadie quería ver el programa de Jorge Javier Vázquez por mucho amor que derramase sobre el Partido Socialista, se han lanzado en tromba a por David Broncano con la esperanza de que este joven cómico derroque el imperio de Pablo Motos y han aceptado la oferta más salvaje que se ha visto en la televisión pública: 15 millones de euros al año, durante tres años, para un exterminador de hormigas.

Repito: yo pago mis impuestos muy contento. Carreteras, hospitales, escuelas y sobre todo el onanismo de unos gobernantes necesitados de piropo. Como ciudadano responsable que soy, no insultaré jamás a Óscar Puente, pues no deseo generar un gasto superfluo a las arcas del Estado.

Uno es feliz pagando impuestos, porque los impuestos van siempre para cosas importantes: para carreteras, para escuelas, para hospitales, para mantener a nuestra clase política entretenida y que no vayan por ahí apedreando gatos, y para hacer un Excel con la gente que insulta a Óscar Puente en los periódicos. No sabría colocar estos elementos en orden de importancia, la verdad: Óscar Puente es más importante que la educación pública, está por encima de la educación misma, pero no sé si es más importante que las carreteras por más alquitrán que tenga en la lengua.

Óscar Puente Pedro Sánchez David Broncano
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