España is not Spain
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Mañana todos a la plaza de Oriente a defendernos del insulto de Milei
Es gracioso que estemos así, colectivamente insultados, cuando se supone que Begoña Gómez es una ciudadana totalmente normal que puede hacer negocios como le dé la gana y firmar las cartas de recomendación que ella considere necesarias
Quedamos convocados los españoles mañana miércoles, a las 12 del mediodía, en la plaza de Oriente, para una concentración simbólica y masiva de repudio contra las palabras de Javier Milei, fascista o neoliberal, no sé, pero despojo de la humanidad en cualquier caso, y vengar con golpes fuertes en el pecho y gritos de unidad nacional la ofensa contra todos, es decir, contra Begoña Gómez.
Pero ¿cómo que corrupta? Los españoles somos honrados. Basta ya de tanto insulto. Colectivamente y como nación hemos de defendernos de este ataque. Llamar a consultas a la embajadora española es un primer paso, pero habría que ser valientes y secuestrar al embajador de Argentina y a todos los camareros argentinos, y tirar la llave al mar. Por decirlo claramente, hay que rebajar el tono de una puta vez.
Es gracioso que estemos así, colectivamente insultados, cuando se supone que Begoña Gómez es una ciudadana totalmente normal que puede hacer negocios como le dé la gana y firmar las cartas de recomendación que ella considere oportunas. Es gracioso, digo, que para unas cosas seamos contingentes y para otras seamos innecesarios, tirando de la película de Cuerda.
Es decir: se coloca al pueblo español en esta plaza de Oriente simbólica pero luego se le aparta, a la hora de fiscalizar, porque hay personas que son individuales cuando conviene y colectivas si da rendimiento. Es como cuando Mónica García dice que presenta su candidatura al Comité Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud y justifica que lo hace por nuestro bien. Nos gobiernan por nuestro bien, cumplen con su labor pensando en nosotros y de esta forma nos encarnan.
Cobran dinerales por nuestro bien, vaya. Y abren observatorios por nuestro bien. Todo es por nuestro bien, pues todos somos ellos. Si les va bien, nos va bien. Si les va mal, estamos perdidos. Curioso, entonces, que el Gobierno se permita colocar a la mitad del país, con tanta frecuencia, en la basura: con Milei y demás dragones de ultraderecha machista y falangista internacional.
En este negocio Sánchez se muestra astuto, como de costumbre: aprovecha el improperio de Milei para agrandar el cerco de la defensa social de su mujer. Si anteayer informar sobre los negocios de Begoña Gómez era lo normal en democracia, pero ayer se convirtió en fango, ahora además de fango es ultraderecha argentina. Con esto, el insulto de Milei agranda el insulto de Sánchez, que es más sibilino, más sutil.
Cierto que, comparado con Milei, Sánchez insulta poco. Se dice que el argentino nos atacó a todos en la persona de Gómez. Bien: Sánchez solo insulta a la mitad de los españoles, a los que no le votan: los machistas, los retrógados, los malos. En términos absolutos, la diferencia es abismal. Imaginemos que, en vez de insultar, estos dos líderes matasen: Sánchez habría provocado una carnicería desagradable, sí, pero lo de Milei sería un holocausto.
Atacada Begoña Gómez, heridos todos. Como si operase en política una transubstanciación de las almas, un baile místico.
Corrupta no es, desde luego: nunca es corrupta una persona mientras no se demuestra en tribunales: tampoco Camps o Barberá. Pero lo cierto es que Milei no nos insultó a todos. Solo insultó a una española, Gómez, como Óscar Puente solo había llamado drogata a un argentino, Milei. De la misma forma, cuando Milei coloca al PSOE en el parámetro del socialismo homicida de Mao y Stalin, está siendo tan zafio como Sánchez o Díaz tratando de meter fascismo y neoliberalismo en el mismo tubo. Se me aclaren con la acusación, por favor. Tan difícil es ser libertario y fascista como comunista y del PSOE.
Aquí lo único que se insulta con total impunidad es la inteligencia de la gente. ¿A quién beneficia el viaje de Milei a España? ¿Qué hemos visto? Pensemos claro: yo digo hemos asistido a una paradoja la mar de graciosa. Dado que Vox no asusta tanto como antes, España importa ultraderecha sudamericana como recibimos limpiadoras, médicos o camareros argentinos. De esta forma, bajo la apariencia de un acto antiinmigración, Javier Milei es un inmigrante que aporta propanda de lucha antifascista como otros aportan mano de obra barata, y paga las pensiones: concretamente, las de algunos políticos. PSOE y Vox se benefician: el resto somos la excusa.
En fin. Ni me siento insultado cuando Milei llama corrupta a Begoña Gómez, ni me trago su discurso de que una sociedad se puede articular alrededor del principio de egoísmo aboliendo esa solidaridad que, incluso corrupta e hipertrofiada, es el estado del bienestar que nos ha dado las mejores décadas de nuestra historia. Más que las burradas que un argentino suelte sobre una ciudadana particular, me agrede ser usado como escudo humano por un Gobierno que defiende la dignidad de esa señora.
No cuenten conmigo para las salvas de la Plaza de Oriente. La estrategia de Sánchez me recuerda demasiado al peronismo. Normal que aspire a un adversario como Milei. Si no queremos un Milei en España, y yo no lo quiero, mejor imitar a los argentinos en todo menos la manera de gobernarse.
Quedamos convocados los españoles mañana miércoles, a las 12 del mediodía, en la plaza de Oriente, para una concentración simbólica y masiva de repudio contra las palabras de Javier Milei, fascista o neoliberal, no sé, pero despojo de la humanidad en cualquier caso, y vengar con golpes fuertes en el pecho y gritos de unidad nacional la ofensa contra todos, es decir, contra Begoña Gómez.
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