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Juan Soto Ivars

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El tren AVE se ha parado democráticamente

Pasajeros del AVE Sevilla-Madrid enfrentan horas de incertidumbre en un tren detenido, sin agua ni servicios, mientras se especula sobre un posible sabotaje o robo de cobre

Foto: El ministros de Transporte, Óscar Puente, revisa el lugar en que fue robado el cable en Toledo. (EFE)
El ministros de Transporte, Óscar Puente, revisa el lugar en que fue robado el cable en Toledo. (EFE)
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El tren AVE procedente de Sevilla con destino a Madrid se queda parado. Cae la noche en los campos de La Mancha. Olivares y colinas. El interior del vagón queda a oscuras y el personal de Renfe se agobia con las preguntas de los clientes. Pasa el tiempo, se anuncia por megafonía que va para cinco o seis horas, se habla de un robo de cobre, de un sabotaje, miran en internet, nadie sabe nada. No hay agua en todo el tren para tanto cliente sediento. En un vagón cantan los Morancos. Los váteres están impracticables. La gente duerme sobre las mesas, mira el móvil, se aburre, se desespera.

Vox

El tren AVE procedente de Sevilla con destino a Madrid en el que estoy montado es el enésimo síntoma de la decadencia fatal de España. Las infraestructuras estratégicas de nuestro país son destruidas por el socialismo, que nos equipara a las repúblicas bananeras y nos coloca como una miserable Venezuela en el Occidente de Europa. Todo se corroe en la calamidad mientras nos roban con impuestos que se reparten entre menas, bandas latinas y mamandurrias feministas. Cae la noche en los campos de La Mancha, miserables tierras de labranza aplastadas por las placas solares de la Agenda 2030. La oscuridad del vagón es la oscuridad de una nación que fue el faro moral de Europa, la fortaleza de la fe y la decencia. Por megafonía nos dicen que esto durará cinco o seis horas. Cinco o seis horas en las que seguirán robándonos a manos llenas para destruir España. Puede ser un robo de cobre de los gitanos y los rumanos, dicen, pero ojalá fuera un sabotaje de los patriotas, capaces de arriesgar sus vidas para colocar al sanchismo ante su espejo. Aquí no hay modo de cagar y de mear, los retretes huelen a PSOE y comunismo, que es la decadencia de un antro gay. Los buenos españoles, demasiado pacientes, duermen sobre las mesas. Ganado en un tren de camino al exterminio.

PSOE

El tren AVE procedente de Sevilla con destino a Madrid en el que estoy montado ha sufrido un pequeño retraso. Es un buen momento para pensar en el valor de la democracia mientras una noche dulce cae sobre los campos de La Mancha, en los que la mano del Partido Socialista ha dejado más huella que Miguel de Cervantes. Olivares y colinas, producción agraria, fuentes de energía renovable y generosidad de Europa: eso veo por las ventanas limpias de este tren de alta velocidad que empezó a desplegarse con el PSOE y es la envidia del mundo. Se nota que Renfe es una empresa pública, porque su personal es amable y transparente. Nos informan, a medida que el Gobierno averigua las cosas, y la oscuridad del vagón crea entre ciudadanos y ciudadanas un ambiente de intimidad y recogimiento. Pero hay motivos de alarma. Se habla de la posibilidad de un sabotaje fascista contra el gobierno. Los del "cuanto peor, mejor", cómo no. No contentos con difamar al presidente desde digitales de ultraderecha, ahora atacan nuestras infraestructuras con atentados terroristas. Alvise, Vox, Iker Jiménez y los youtubers incel estarán contentos. Pero nuestro ministro de transportes, Óscar Puente, repartirá zascas en redes sociales muy pronto. Los retretes no están atestados, como dicen algunos elementos provocadores, sino que han sufrido una ligera sobrecarga. La gente espera con civismo a que el Gobierno solucione la incidencia y todo el peso de la ley caiga sobre los saboteadores.

PP

El tren AVE procedente de Sevilla con destino a Madrid en el que estoy montado es una de tantas cosas que no funcionan en la España de Sánchez. En Andalucía y en Madrid hay al frente personas capaces, pero la línea entre los dos puntos está en manos de empresas públicas presididas por ineptos que no hemos colocado nosotros. Mala gestión, imprudencias, incapacidad y corrupción: esa es la causa del incidente que nos tiene paralizados. Paralizados como la economía en mitad de unos campos manchegos tan mal gestionados como el resto del país. El interior del vagón está a oscuras y alguien tendría que asumir responsabilidades. Debemos convocar al presidente del gobierno al Congreso y plantearle preguntas en la sesión de control. Informan de que va para cinco o seis horas, pero no son capaces de determinar si son cinco o son seis horas. Lo mismo hacen con las cuentas del estado: imprecisión, impericia, imprudencia, descontrol. Con los socialistas en el Gobierno, los cacos hacen su imperio. Roban el cobre sin que el ministerio del interior socialista se comporte con la responsabilidad de un ministerio del interior popular. Falta agua, como en Murcia, pero al menos están los Morancos cantando en un vagón con la alegría de vivir que les caracteriza. Tendrían que darles un programa en TVE. Pero el ente público, a falta de consejeros nuestros, está tan apestoso como los retretes. Hay que cambiar de gobierno para que España vuelva a funcionar.

Foto: Pasajeros afectados en la estación de tren de Santa Justa. (EFE/José Manuel Vidal)

Sumar

El tren AVE procedente de Sevilla con destino a Madrid no se ha parado. El paro no hace más que bajar gracias a nuestra ministra de trabajo. Los y las trabajadores y trabajadoras de Renfe realizan una labor encomiable, de modo que propondremos en el Consejo de Ministras y Ministros una subida del sueldo del 75% y una reducción de jornada del 40%, para que incidentes como estos no tengan como consecuencia una situación de explotación. Por la ventana se ven unos árboles. Son bonitos los árboles. No sé qué árboles son: pinos o algo parecido. Está oscuro, pero el precio de vivir en un país verde y renovable, justo y equitativo, es que de vez en cuando haya una ligera molestia. Hay que cultivar la paciencia y no ceder a la ansiedad típica de los clientes insatisfechos. Avanzamos juntas y juntos. Los baños, eso sí, están asquerosos. Se nota que los hombres orinan de pie, a la manera patriarcal. Buena ocasión para plantear en el Consejo de Ministras y Ministros una regulación que prohíba esta costumbre impropia de un país de todos y todas.

El tren AVE procedente de Sevilla con destino a Madrid se queda parado. Cae la noche en los campos de La Mancha. Olivares y colinas. El interior del vagón queda a oscuras y el personal de Renfe se agobia con las preguntas de los clientes. Pasa el tiempo, se anuncia por megafonía que va para cinco o seis horas, se habla de un robo de cobre, de un sabotaje, miran en internet, nadie sabe nada. No hay agua en todo el tren para tanto cliente sediento. En un vagón cantan los Morancos. Los váteres están impracticables. La gente duerme sobre las mesas, mira el móvil, se aburre, se desespera.

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