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Juan Soto Ivars

España is not Spain

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Pedro nuestro, que estás en los cienos

Koldo, Cerdán, Ábalos. Que te falle uno es mala pata. Que te fallen dos, gafe. Pero que te fallen los tres, y de este modo, es un desafío de Dios. Es como si hubieran tenido un accidente en el Peugeot y ahora sólo quedase él vivo

Foto: El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, a su llegada a la rueda de prensa. (Europa Press/Gabriel Luengas)
El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, a su llegada a la rueda de prensa. (Europa Press/Gabriel Luengas)
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Nuestro presidente, que es un santo, apareció ayer pasadas las cinco de la tarde en medio de un día terrible. Se había conocido el informe devastador de la UCO, y tanto la Ser como El País pidieron la cabeza de Santos Cerdán, y de pronto toda la sincronizada se sincronizó para exigirle explicaciones a él. La mayor parte de los españoles de buena voluntad esperábamos la aparición del presidente para aclararnos, visto que ya no se puede uno fiar ni de Àngels Barceló.

Tal salto coordinado de ratas fuera del barco me hizo pensar que ya existe un movimiento interno en el PSOE para decapitarlo. Son capaces de todo, en el partido. Ya lo intentaron una vez y casi lo consiguen. En aquel entonces, El País ponía a Sánchez a caer de un burro todos los días en el editorial, y él tuvo que demostrarles de qué pasta está hecho y al final se rindieron a sus pies, lo mismo que el PSOE.

Con su encanto personal y su honradez a prueba de bombas lapa, Sánchez cabalgó triunfal en un Peugeot acompañado por las únicas personas que creyeron en él: Santos Cerdán, José Luis Ábalos y Koldo. Aquellos momentos duros sin duda pasaban por su cabeza cuando, cariacontecido, se plantó con valor ante los periodistas.

Estaría pensando en esos tres, Koldo, Cerdán, Ábalos. Que te falle uno es mala pata. Que te fallen dos, gafe. Pero que te fallen los tres, y de este modo, es un desafío de Dios. Es como si hubieran tenido un accidente en el Peugeot y ahora sólo quedase él vivo. ¿Por cuánto tiempo? Las legiones de pelotas buscan nuevo referente porque han visto a Bruto con el cuchillo en la mano. ¿Será Madina? ¿Será Page? La repentina dureza de quienes croaron a coro la amnistía y tildaron de bulo y fango las “inventadas” de Aldama es muy mala señal.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), y el presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa, en la la XXVIII Conferencia de Presidentes. (Europa Press/David Oller) Opinión
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Llegó a la rueda de prensa con una cara que no sé cómo no se levantaron los periodistas de la sala para darle un abrazo. Era la expresión del marido honrado al que de pronto todos acusan de haber sido infiel sólo porque se publicaron unas fotillos en las que se besa con otra mujer, pero ella no significa nada para él. La diferencia es que, aquí, a quien han burlado es a Sánchez. La historia de su presidencia es una traición detrás de otra.

Sin embargo, nada más abrir la boca, pidió perdón a la ciudadanía y a su partido. ¿Por qué?, me preguntaba yo. A ver si va a tener uno que pedir disculpas por haber salvado a su país de la pandemia, del volcán de la Palma, de la guerra de Ucrania, de la DANA, del apagón y de la ultraderecha. El destino le ha puesto una prueba tras otra y las ha superado. Sea como sea, grité a la tele: ¡claro que te perdono! ¡Lo que tú me pidas, Pedro!

Foto: Imagen: EC.

Tenía la cara floja y descompuesta de un santo en el martirio y los ojos como pozos negros de frustración. Sacó fuerzas de flaqueza y dijo que iba a renovar la ejecutiva del partido y que pedirá una auditoría externa para que revisen las cuentas. Esa es la diferencia entre él y nosotros: hasta en los peores momentos toma las decisiones más inteligentes.

Su único pecado es fiarse demasiado de la gente. A Koldo le confió los avales de su candidatura y mira cómo se lo agradece. A Aldama lo saludó con la máxima cortesía, le dejó entrar en la zona VIP y permitió que hiciera negocios con su mano derecha, y ahora lo pone a caer de un burro y se inventa cosas. A José Luis Ábalos lo nombró secretario de organización y ministro de Fmento y nada más que pensaba en sus negocios. Y ahora para colmo parece que Santos iba por el mismo camino.

Tampoco es culpa suya que su hermano hiciera valer su apellido para que la Diputación de Badajoz le crease un puesto, ni que su mujer, Begoña, se encaprichase con convertirse en un tiburón de los negocios y se metiera en líos con Air Europa y se hiciera crear unas pocas aplicaciones por empresas del Ibex. A veces la gente que te quiere te mete en líos. Es el precio del amor.

Luego hay otros que lo han empeorado todo tratando de ayudarle. Leire Díez, la fontanera, se extralimitó claramente en sus funciones cuando se puso a recabar por su cuenta informaciones sobre la UCO, sin que él se lo pidiera ni lo supiera ni nada. El fiscal general del Estado también se extralimitó en su labor de limpiar el honor de la Fiscalía. Seguro que no filtró datos de un delincuente confeso, pero como luego se le borró el móvil y se le cayó al váter, ahora todo el mundo está convencido de que reveló secretos porque se lo había pedido Sánchez.

¿Dónde están las pruebas? El presidente lo dijo muy claro ante los periodistas: que algunos rumores parezcan ser ciertos no implica que todo lo demás sea verdad también. Él sigue siendo una víctima de los bulos de ultraderecha y de los poderes ocultos del Estado.

Pese a que tiene motivos para desconfiar de todo el mundo, Sánchez permitió que le hicieran cuatro preguntas los periodistas y contestó a todo con la máxima sinceridad. Dijo que pretende que la legislatura aguante hasta 2027, pero veremos. Aquí a la mínima te clavan cuarenta puñaladas traperas tus socios, por más que les hayas dado competencias, amnistías, indultos, exenciones fiscales, control de fronteras, pinganillos y hasta un puesto de ministra de Trabajo para la tía más incompatible con el trabajo de toda España.

Si es que, de bueno que es uno, lo toman por tonto.

Nuestro presidente, que es un santo, apareció ayer pasadas las cinco de la tarde en medio de un día terrible. Se había conocido el informe devastador de la UCO, y tanto la Ser como El País pidieron la cabeza de Santos Cerdán, y de pronto toda la sincronizada se sincronizó para exigirle explicaciones a él. La mayor parte de los españoles de buena voluntad esperábamos la aparición del presidente para aclararnos, visto que ya no se puede uno fiar ni de Àngels Barceló.

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