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Juan Soto Ivars

España is not Spain

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Mi nombre es Richard Gere

Pese a que la actividad filantrópica de Ábalos, Santos y Koldo está perfectamente clara, gente que no ha sacado a una sola prostituta del arroyo se atreve a dar lecciones desde un punto de vista moralista

Foto: Santos Cerdán. (EFE)
Santos Cerdán. (EFE)
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Todo el mundo está irritado con el puterío en el PSOE, todos a insultar a Ábalos, Cerdán y Koldo, y aquí nadie entiende lo que estos tres caballeros se traían entre manos. Vale que contrataban los servicios de señoritas, tal vez con dinero público. Vale que hablaban de ellas como los pescaderos pujando en la lonja por la merluza. Vale que tienen, los tres, la facha del cliente vip de una whiskería.

Esto es lo evidente. Pero quedarse en lo evidente es de parguelas. Que un partido que quiere abolir la prostitución haya tenido dos secretarios de organización seguidos con más horas de vuelo en puticlubs que Monedero lamiendo las moquetas de Caracas es algo que se presta a confusión. Sin embargo, la indignación es ceguera, y yo he nacido para aportar a este mundo la claridad.

Atended. Ábalos, Koldo y Cerdán son socialistas. Esto significa que son feministas, y por lo tanto están contra la prostitución. Hay quien piensa que por pasarse el día y la noche de putas y llegar a casa oliendo a ambientador de pino hay como cierta incongruencia, pero es justo lo contrario. Durante años, estos tres dedicaron todos sus esfuerzos a la noble tarea de sacar a esas pobres mujeres del arroyo.

Es como Richard Gere en Pretty Woman, pero en masa. Julia Roberts que se cruzó con ellos, Julia Roberts que terminó en Ineco, Adif o diplomada en odontología. “Ariatna”, Alini, Ely, Tatty, Iris, la colombiana nueva, Jésica, Carlota (que se enrolla que te cagas) son sólo una pequeña muestra del volquete de mujeres que, entre los tres, lograron arrancar de las garras de los proxenetas. ¿Cuántas? Nadie sabe.

Foto: El exministro de Transportes José Luis Ábalos, tras declarar como imputado por el caso Koldo en el Tribunal Supremo. (Europa Press/Eduardo Parra) Opinión
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¿Lo hicieron a cargo del erario público? ¡Sólo faltaba que tuvieran que pagar de su bolsillo la tarea filantrópica! Yo pago impuestos más contento si es para sacar a mujeres del prostíbulo que si se lo lleva el Ministerio de Igualdad. Si los audios de la UCO son, como se dice, una punta del iceberg, a saber cuántas Jésicas más hay ahora mismo con contrato indefinido en Correos, Aena o la Biblioteca Nacional.

El modus operandi era siempre el mismo: conocían a las chicas en los prostíbulos más sórdidos o las contactaban por páginas para puteros, contrataban sus servicios y, en cuanto trababan confianza con ellas, establecían una relación a riesgo de destruir sus matrimonios, y luego movían Roma con Santiago para ponerles piso y darles trabajo en empresas públicas. Si había que hablar con Pardo de Vera, se hablaba con Pardo de Vera. Si había que ocultarlo a Ferraz, se ocultaba.

Foto: Jéssica, la pareja de José Luis Ábalos, cuarta por la izquierda. (EC)

No me quito de la cabeza que José Luis Ábalos fue a la graduación de Jésica, y a los compañeros de clase, cuando preguntaron qué hacía ahí un ministro de Fomento, les contestó que era su tío. Es decir: no sólo les proporcionaban una vida digna, sino que supervisaban que concluyeran sus estudios.

¿Una denuncia? ¿Una querella? Una estatua. Eso es lo que hay que ponerles. Una estatua en la puerta del Instituto de la Mujer. Esos señores crearon, discretos y sin aplauso, la mayor red de salvamento de mujeres en situación de explotación sexual que se ha visto en España. Mientras las feministas del PSOE pugnaban por abolir con la ley, ellos abolían puticlub a puticlub. Por sus actos los conoceréis.

Pero claro, nadie es profeta en su tierra. Pese a que la actividad filantrópica de Ábalos, Santos y Koldo está perfectamente clara, gente que no ha sacado a una sola prostituta del arroyo se atreve a dar lecciones desde un punto de vista moralista. Nadie los entiende. Nadie los comprende. ¡Que les pregunten a ellas! ¡Que le pregunten a Coral si prefiere seguir en el Marlboro o en Tragsa!

El más hipócrita de todos es Pedro Sánchez, que acompañó a los tres en rutas interminables de Peugeot por todas las carreteras secundarias del país. Dice ahora que esto “no le representa” y se hace el sorprendido. ¿Sorprendido? Dormiría en el coche, en el parking de un hostal de neón, en aquella epopeya socialista en la que sólo los tres confiaron en él, y trabajaron tan duro, noches enteras, entre Casa del Pueblo y Casa del Pueblo, como Richard Gere.

Todo el mundo está irritado con el puterío en el PSOE, todos a insultar a Ábalos, Cerdán y Koldo, y aquí nadie entiende lo que estos tres caballeros se traían entre manos. Vale que contrataban los servicios de señoritas, tal vez con dinero público. Vale que hablaban de ellas como los pescaderos pujando en la lonja por la merluza. Vale que tienen, los tres, la facha del cliente vip de una whiskería.

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