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Juan José Cercadillo

Feria de San Isidro

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Los tres toreros se emplearon muy por encima del descastado juego y la falta de entrega de una corrida de la divisa de La Quinta pasada de edad y de volumen

Foto: El diestro Rubén Pinar da un pase con la muleta a su primero. (EFE)
El diestro Rubén Pinar da un pase con la muleta a su primero. (EFE)

Plaza de toros de Las Ventas, martes 14 de mayo de 2019

1ª de feria. Media plaza en tarde agradable y sin viento.

Seis toros de La Quinta de entre 552 y 637 kilos, muy serios y cuajados, en el tipo de la ganadería en cuanto a pelajes pero con exceso de caja y peso en general. Muy serios por delante y todos con más de cinco años. El quinto, impresionante, aplaudido de salida. En general sin humillar y sin dar facilidades en la muleta, no han tenido demasiadas malas intenciones ni buenas maneras.

Rubén Pinar, de rosa palo y oro. Silencio y ovación.

Javier Cortés, de azul celeste y oro. Ovación y silencio tras aviso.

Tomás Dufau, de azul marino y oro. Silencio tras aviso y silencio.

Hace exactamente 130 años que se pusieron de acuerdo. Se juntan las mentes preclaras de hace siglo y medio que, supongo, no tendrían nada más importante que hacer en esos días, y convienen en guardar en una urna un trozo determinado de platino e iridio con la convicción de que a partir de entonces todo, o casi todo lo que pesa luego existe, lo vamos a referenciar a ese puñetero cilindro metálico. 'Gran k' decidieron llamarlo ante la evidente ausencia en el científico cónclave de publicistas y expertos en 'naming'. Y ahí sigue el tío, impertérrito y constante en la oficina de medidas y pesas de París como único objeto patrón que permanece hasta nuestros días, resistiendo ante las actualizaciones matemáticas del resto de medidas (longitud, tiempo, temperatura...) referenciadas a alguna característica física fundamental e imperturbable. Ahí está en su impoluta urna el kilogramo con sus dos... materiales, determinando cánones saludables, referentes de belleza, estándares de resistencia o carga, traduciendo a números entendibles y consensuados imágenes, objetos, volúmenes e incluso anatomías de personas y animales...

637 kilos pesó Ramonero, sexto toro de la tarde. Como no quiero ser pesado, todo quedaría dicho, entendido el volumen que podrían suponer 637 cilindros de platino e iridio saliendo por una puerta de chiqueros. Pero muy a mi pesar, y probablemente al del lector, para que se entienda bien el dislate tendré que extenderme en la comparación y en la referencia. De mis primeros recuerdos taurinos no hace tantas vueltas de la Tierra alrededor del Sol, y por aquellas primeras vueltas de las que recuerdo ser testigo el problema de los toros de procedencia Santa Coloma, como los de hoy de La Quinta, era dar el peso mínimo que imponía el reglamento para las plazas de primera: 465 cilindros de esos. Costaba juntar seis toros con reata y con hechuras, pero sobre todo con peso. Porque cuajo no les faltaba, trapío iban sobrados y movilidad, que es lo que asusta, es de lo que hacían más gala. Justo lo contrario de lo que hemos visto hoy.

placeholder El diestro francés Thomas Dufau, con su segundo. (EFE)
El diestro francés Thomas Dufau, con su segundo. (EFE)

Hasta dentro de unos días, concretamente el 20 de mayo, que entrará en vigor oficialmente una nueva definición de kilo referenciada a la constante de Planck que no consigo entender ni con ayuda de Google, la sensación que anticipas de que una corrida de La Quinta pese de media cerca de 600 kilos solo puede ser una: no vamos a ver buen toreo. El buen toreo solo es posible con la implicación del toro, y su implicación solo es posible con su capacidad de embestida, y su capacidad de embestida no tiene que ver solo con su peso, desde luego, pero ponle a Usaint Bolt 15 o 20 unidades básicas de masa en la chepa y pídele que embista, perdón, que corra como un poseso... 'Pos eso', que no pueden embestir toros de anatomías recortadas con lastres a sus costillas, las definas como las definas.

La sensación que anticipas de que una corrida de La Quinta pese de media cerca de 600 kilos solo puede ser una: no vamos a ver buen toreo

Dicho eso, alguno se movió, embistió a los caballos hasta derribarlos, persiguió la muleta con ahínco e implicación pero finalmente, y muy a su 'pesar' y el nuestro, sin constancia y sin fuelle. Me temo que tan poca raza y tantos kilos juntos no pueden dar resultados históricos, y este martes desde luego no los hemos tenido en la histórica primera tarde de la feria más larga de San Isidro jamás anunciada.

placeholder El toro derriba al picador durante el festejo inaugural de la feria de San Isidro. (EFE)
El toro derriba al picador durante el festejo inaugural de la feria de San Isidro. (EFE)

La disposición de los toreros, manifestada desde el brindis de Rubén Pinar al doctor Máximo García Padrós, que le atendió la pasada feria de otoño tras su grave cornada en esta misma plaza, hasta Javier Cortés con el brindis a su padre, ausente este martes en la plaza, prometiéndole su entrega total, o la porta gayola del francés Dufau para empezar su tarde, ha acreditado que merecen una mejor oportunidad ganadera para demostrar sus cualidades. Con el lógico empeoramiento de las condiciones de los toros a medida que la lidia pasaba, los tres pasaron dificultades para rematar ortodoxos sus faenas, lo que agravó la percepción de una, sin paliativos, mala tarde.

placeholder El diestro Javier Cortés, tras su segundo. (EFE)
El diestro Javier Cortés, tras su segundo. (EFE)

Por cierto, Malastardes se ha llamado el toro que ha abierto la feria de San Isidro, kilos no, quintales de guasa tiene que tener el santo Isidro si quería avisarnos de algo. Lo iremos sopesando.

Plaza de toros de Las Ventas, martes 14 de mayo de 2019