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Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña

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Buscando intraemprendedores

El concepto intraemprendedor resulta cada vez más necesario dentro de las grandes empresas. Aún así, resulta relativamente nuevo hablar de ellos

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El concepto intraemprendedor resulta cada vez más necesario dentro de las grandes empresas. Aún así, resulta relativamente nuevo hablar de intraemprendedores, y mucha gente incluso discute el concepto.

Recuerdo que hace varios años, cuando publiqué un anuncio en el que indicaba que buscaba un emprendedor para poner en marcha un proyecto, explicaba que no buscaba un empleado, sino algo más que eso: alguien que pudiera llevar el día a día de una nueva empresa aportando su trabajo a cambio de un sueldo y un paquete accionarial del proyecto.

En aquel momento, recibí muchos comentarios según los cuales lo que buscaba no era un emprendedor, sino simplemente un empleado al que pagar en parte con acciones. Lo discutí hasta la extenuación y sigo pensando que mi demanda era lógica.

Generalmente son estas personas las que revolucionan y las que lanzan los proyectos más innovadores. Es su inquietud la que hace mover estructuras lentas y, en ocasiones, complejas

En mi opinión, en algunas empresas se requiere algo así como un directivo +, alguien que no se limite a realizar su función, sino que sea partícipe de la compañía y que pueda tomar parte en ella sintiéndola suya y teniendo interés en desarrollarla al máximo. Para mí, alguno de esos perfiles deben tener un incentivo más allá del económico.

Tienen que ser dueños de la empresa y vivirla cada día como suya. En muchos de esos casos hablamos de personas que quizás querían montar su propia empresa sin tener medios para ello, que pueden vivir así esa experiencia y hacerlo respaldados financieramente de una manera creativa.

Mejor, menos acciones y más salario

Siempre ha sido extraordinariamente difícil -incluso ahora que hay una alta tasa de desempleo- encontrar estos perfiles. En primer lugar, porque las personas aptas, generalmente más temprano que tarde, quieren montar su propio proyecto, y eso hace que haya pocos en el mercado.

En segundo lugar, porque los perfiles directivos tradicionales pretenden mantener un sueldo fijo elevado, y ése no es el concepto de estos puestos de trabajo, que están pensados para regalar, sin necesidad de inversión por parte del emprendedor, un importante porcentaje de la empresa, manteniendo un salario menos competitivo que si no fuera así.

Generalmente, en muchas de las reuniones de personal la postura más habitual era que preferían menos acciones -de hecho, no les importaba que fueran casi testimoniales-, pero un mayor salario fijo. Eso los incapacitaba para este tipo de puesto.

Un concepto que se está instalando en las firmas

En los últimos años el concepto intraemprendedor se está instalando en las grandes firmas. Es imprescindible tener un elevado porcentaje de personas innovadoras, creativas y con ganas de hacer cosas incluso dentro de estructuras burocráticas de miles de empleados.

Normalmente son estas personas las que revolucionan y las que lanzan los proyectos más innovadores. Es su inquietud la que hace mover estructuras lentas y, en ocasiones, complejas. Muchas veces es un trabajo ingrato, incómodo y, a menudo, incomprendido por parte de los compañeros, que lo consideran una amenaza, un trasgresor.

Conviene tener un sistema de remuneración y premios que, por sí mismo, genere más vocaciones y lance el siguiente mensaje a toda la plantilla: emprender

La dirección de estas compañías tiene tres grandes retos para fomentar estas figuras de intraemprendedores que les aportan tanto valor. El primero es detectarlos, ya que en muchas ocasiones acaban frustrados por la mediocridad de sus mandos superiores, temerosos de que el subordinado que destaca les pueda quitar el puesto. El segundo es darles las herramientas y medios suficientes para poder llevar a cabo su proyecto, sin enterrarles literalmente en un desesperante papeleo que les hará desistir de sus ideas.

Finalmente, conviene tener un sistema de remuneración y premios que, por sí mismo, genere más vocaciones y lance el siguiente mensaje a toda la plantilla: emprender, crecer en tu trabajo e innovar por cuenta ajena también puede tener su recompensa.

Si esto no sucede, el intraemprendedor tiene fecha de caducidad y, frustrado, se lanzará con menos medios a intentarlo por su cuenta.

El concepto intraemprendedor resulta cada vez más necesario dentro de las grandes empresas. Aún así, resulta relativamente nuevo hablar de intraemprendedores, y mucha gente incluso discute el concepto.

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