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Cinco motivos por los que no estamos ante una burbuja tecnológica
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Carlos Otto

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Cinco motivos por los que no estamos ante una burbuja tecnológica

El Nasdaq ha alcanzado los 5.000 puntos, una cifra que no se veía desde el año 2000, cuando la burbuja de las puntocom estalló. Pero esto no es motivo de preocupación

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Estos últimos días, el Nasdaq (la bolsa de valores de las compañías electrónicas) ha alcanzado los 5.000 puntos, una cifra que no se veía desde el año 2000, cuando la burbuja de las puntocom estalló y sembró la duda sobre todas las grandes compañías tecnológicas.

Como a los periodistas nos encanta lanzar cuestiones, la pregunta en este caso es obligada. ¿Estamos ahora ante una nueva burbuja tecnológica? Como también nos gusta dar nuestra opinión, yo tengo la mía propia: No, no estamos en una nueva burbuja. Pero ni de coña, vamos. Y fundamento mi opinión en motivos como los siguientes:

1.- Internet es un mercado (muy) maduro. En el año 2000 había entre 100 y 200 millones de internautas en el mundo. A día de hoy, ese índice supera los 2.400 millones de personas. ¿Qué quiere decir esto? Que así como por aquel entonces internet era un suceso incipiente pero aún minoritario, a día de hoy no lo es. Ahora mismo el ciudadano medio dispone de una o varias conexiones a internet y hace uso de ellas constantemente.

Internet está en nuestro día a día. Nos sirve tanto a nivel personal (comunicarnos con amigos y relacionarnos con otras personas) como a nivel laboral (consultar el correo electrónico y hacer gestiones de trabajo) y social (leer noticias y consultar el tiempo). Ahora mismo, el mercado de internet está lo suficientemente maduro como para que no debamos temer una nueva burbuja que salte por los aires.

2.- Las empresas son rentables. En la época de la burbuja puntocom, eran muchas (muchísimas) las empresas tecnológicas que no facturaban un solo euro, bien porque su modelo de negocio no estaba claro (esto le sigue pasando a unas pocas actuales), bien porque no había masa suficiente de usuarios. Sin embargo, ahora mismo disponemos de un mercado grande que compra a diario la tecnología de todas estas empresas a las que señalamos con el dedo en señal de alarma.

Sí, vale, es cierto que estamos viendo valoraciones multimillonarias de empresas que aún no han facturado ni un duro, pero no nos engañemos: son la excepción. Y el problema es que en el año 2000 eran la norma. Ahora podremos fijarnos en Snapchat, Uber, o Instagram pero, ¿qué hay de Google, Apple, Microsoft, Amazon o Facebook? Son empresas tremendamente rentables, y con previsiones de serlo aún más.

3.- La Bolsa ha aplacado la posible burbuja. En la época de la anterior burbuja había OPVs a diario, las tecnológicas salían a bolsa como quien sale a por churros. Además, sus valores no hacían más que subir de manera vertiginosa: entraban unos accionistas, compraban, vendían poco después mucho más caro a unos segundos accionistas, los segundos accionistas vendían poco después mucho más caro a unos terceros... Aquello era un viva la Virgen que parecía no tener fin.

Ahora no es así. El 18 de mayo de 2012 Facebook salió al Nasdaq, constituyendo un hito tecnológico y un referente para los demás. Sin embargo, su primer día apenas consiguió mantener su valor (y quizá haciendo trampa), y a los pocos días empezó a caer. Tres meses después, el valor de Facebook en bolsa se había desplomado casi un 50% respecto a la valoración inicial. Si había un mínimo peligro de posible burbuja, el Nasdaq se ha encargado de aplacarlo.

4.- El empleo es cada vez más digital. ¿Recuerdas si en el año 2000 conocías a alguien que trabajase en algo relacionado con internet? Lo más probable es que no. Y si lo conocías, vaya un tío raro que estaba hecho, ¿eh? Seguro que ni sabías a qué se dedicaba exactamente, más allá de sentarse delante de un ordenador.

Sin embargo, a día de hoy el empleo es cada vez más digital. No sólo porque prácticamente todos usemos un ordenador en nuestro trabajo, sino porque el sector digital está creando empleo a un ritmo visiblemente alto. Probablemente en tu círculo de amigos y conocidos haya varios community manager, expertos en SEO o SEM, o que se dediquen al marketing digital, o que sean programadores web, o que hagan aplicaciones, o que trabajen en un portal de comercio electrónico. Internet ya no es un ente abstracto, sino algo palpable por todos.

5.- ¿Burbuja de valoraciones? Va, voy a concederte una duda: ¿es posible que no estemos ante una burbuja tecnológica, pero sí ante una burbuja de valoraciones? Pues chico, mira, ahí sí que no sé qué decirte, no lo veo tan claro. Porque, la verdad, todos flipamos en colores cuando vimos que Facebook pagaba 19.000 millones de dólares por Whatsapp, o cuando Snapchat rechazó 3.000 millonazos de dólares cuando no generaba un solo euro, o ahora que Uber vale 13.000 millones de euros cuando su modelo está siendo cuestionado en medio mundo... ¿Puede ser eso una burbuja? Pues oye, quizá, vete tú a saber.

Hay otro factor que podría llevarnos a pensar en una posible burbuja de valoraciones: a día de hoy está invirtiendo en internet mucha gente que en su vida lo había hecho. Muchísima. Como decía Jesús Encinar: “Demasiado dinero de venture capital buscando dónde meterse. Mal augurio”. Cada vez son más los fondos de inversión tradicionales que deciden probar suerte en esto de internet, y claro, cuanto más dinero existe, más pelea hay por colocarlo. Resultado: las valoraciones de las empresas acaban creciendo.

En España podemos encontrar varios ejemplos. En verano de 2014, las familias Polanco y Koplowitz debutaron en la inversión tecnológica aportando 14 millones de dólares a Jobandtalent; en 2011, personalidades de la política como Cristina Garmendia o de la televisión como Andreu Buenafuente hicieron lo propio con Bananity; además, hace tiempo que los futbolistas o los actores también se han unido a esto de invertir en empresas de internet. ¿Perjudica esto a los inversores veteranos de internet, poniendo más caro el preciod e las inversioens? Pues oye, quizá. ¿Perjudica a las startups españolas que han recibido esos fondos? Ellas lo sabrán, pero estoy radicalmente convencido de que no.

No obstante, intentemos ver esto con un poco de distancia: ¿te acuerdas de 2006, cuando nos escandalizábamos de que Google pagase 1.650 millonazos de euros por YouTube? ¿A que ahora no puedes imaginarte internet sin YouTube? De hecho, el portal de vídeos ya es (muy rentable) desde hace más de cuatro años. Entonces, ¿hay burbuja de valoraciones? Ay, chico, no sé.

Estos últimos días, el Nasdaq (la bolsa de valores de las compañías electrónicas) ha alcanzado los 5.000 puntos, una cifra que no se veía desde el año 2000, cuando la burbuja de las puntocom estalló y sembró la duda sobre todas las grandes compañías tecnológicas.

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