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AdBlock, el programa maldito del 'lobby' publicista
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Alfredo Pascual

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AdBlock, el programa maldito del 'lobby' publicista

El sector de la publicidad está presionando al navegador Firefox para que evite el uso de bloqueadores de anuncios en su sistema.

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AdBlock, el programa maldito del 'lobby' publicista

La primera vez que conecté con internet el Atlético aún no había conseguido su tan cacareado doblete. Por entonces la red, al menos en el ámbito de información en español, se parecía demasiado al Teletexto: pocas letras y menos imágenes, todo ello servido con una lentitud exasperante. Lo recuerdo bien porque todavía se podían leer titulares de previa una semana después de que Pantic consumase de cabeza la Copa del Rey ante el Barcelona.

En los casi veinte años que han transcurrido desde entonces soy incapaz de enumerar apenas una muestra de los programas que he descargado, probado y -normalmente- desinstalado. De todos ellos solo considero indispensables tres: Photoshop para los retoques gráficos, un descompresor tipo WinZip para optimizar el disco duro y AdBlock Plus para navegar por internet. Es más, si tuviera que quedarme con un solo programa, me quedaría con este último.

En mi PC la web es limpia, carga a toda velocidad y sorprende por su refinado diseño. Sin AdBlock Plus es Mordor

¿Qué es AdBlock Plus? Se trata de un plugin, o extensión del navegador, que bloquea la publicidad de la web. No solo eso, también evita la instalación no requerida de cookies (datos de navegación) y erradica las impresentables ventanas emergentes. El flechazo fue en 2007. Gracias a AdBlock Plus la web volvió a ser amable y respetuosa conmigo: de nuevo pude leer tranquilo sin que elementos distorsionantes me asaltasen los sentidos. Las trampas para clicks incautos, las publicidades que demoran más de lo que dura un vídeo o eso que llaman "interstitial" y que consiste en obligarte a ver un anuncio a pantalla completa cuando querías leer el periódico, para mi solo existen en el ordenador de los otros. En mi PC la web es limpia, carga a toda velocidad y sorprende por su refinado diseño. Sin AdBlock Plus es Mordor.

La ciudad sin ley y el 'lobby' indignado

Uso Mordor como epíteto del caos porque la publicidad en internet hace tiempo que perdió el norte. No me refiero a los anuncios que se pueden ver en los medios de comunicación ni en los grandes portales, sino a los demás, a los de muchos blogs, de páginas de descarga de películas o de pornografía, que son sitios que, sin visitas declaradas, rompen los audímetros digitales. Para hacernos una idea del volumen, solo las tres webs porno más grandes generan más tráfico que todos los medios de comunicación del planeta juntos, y el usuario se encuentra desprotegido legalmente, expuesto a publicidad intrusiva y/o engañosa, cuando no a la instalación de malware en su equipo. Visitar estos parajes de la WWW sin un software de seguridad corriendo en segundo plano es una conducta imprudente.

La publicidad no regulada empuja a los usuarios a echarse en brazos de programas como AdBlock Plus, que no solo bloquean el contenido ilegal, sino la totalidad. En los últimos años la popularidad del programa se ha disparado hasta alcanzar los 10 millones de usuarios, cifras que preocupan, y mucho, en el gremio de la publicidad

Sucede que, como en el caso de la piratería, pagan justos por pecadores. La publicidad no regulada empuja a los usuarios a echarse en brazos de programas como AdBlock Plus, que no solo bloquean el contenido ilegal, sino la totalidad. En los últimos años la popularidad del programa se ha disparado hasta alcanzar los 10 millones de usuarios, cifras que preocupan, y mucho, en el gremio de la publicidad. Tras unos años de silencio, quizá motivado por aquello de que el mejor desprecio es no hacer aprecio, las grandes agencias han levantado la voz. 

La semana pasada el CEO del Interactive Advertising Bureau, uno de los mayores lobbies publicistas del mundo, acusaba formalmente al navegador Firefox de "haber perdido sus valores" por recomendar a sus usuarios la instalación de bloquadores de la publicidad. En esta línea, el bureau estima en un 50% las pérdidas económicas de sus clientes en algunas partes del mundo donde los bloqueadores de publicidad están más extendidos. También sostiene que se trata de una actividad "probablemente ilegal que priva a una cascada de empresas de sus legítimos ingresos". Naturalmente esta andanada no viene sin hilo y es previsible que el asunto acabe más pronto que tarde en los tribunales.

¿Es siempre positivo el avance tecnológico?

Nos encontramos, una vez más, ante el dilema tecnológico por excelencia: ¿se han de prohibir las tecnologías que desbaratan un sector económico? La lógica dice que no. Que el cassette y el VHS, 'vendidos' como inventos de Satanás para la industria, finalmente reportaron beneficios a todos. El quid no está en si debe usarse o no AdBlock, que por otra parte es completamente legal, sino en si la publicidad ha de ser, por fuerza, un estorbo para el usuario. Si se cumple esta condición, que a nadie le quepa duda de que siempre se intentará evitar de un modo u otro.

Quizá la evolución está llamando a la puerta del sector publicitario. A lo mejor ha llegado el momento de superar el impertérrito banner en favor de otras formas promocionales más efectivas, que no provoquen rigidez en el dedo de clicar ni un sonoro lamento cada vez que se presiona involuntariamente. 

La primera vez que conecté con internet el Atlético aún no había conseguido su tan cacareado doblete. Por entonces la red, al menos en el ámbito de información en español, se parecía demasiado al Teletexto: pocas letras y menos imágenes, todo ello servido con una lentitud exasperante. Lo recuerdo bien porque todavía se podían leer titulares de previa una semana después de que Pantic consumase de cabeza la Copa del Rey ante el Barcelona.

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