Es noticia
'Startups' que diseñan retretes (y cambian vidas)
  1. Tecnología
  2. Quince minutos
Javier Arroyo

Quince minutos

Por

'Startups' que diseñan retretes (y cambian vidas)

Jasmine Burton, fundadora de WishforWash, tenía 18 años cuando supo que había niñas que abandonaban la escuela por no tener cuartos de baño. Decidió que diseñar un retrete sería su misión

Foto: (Foto: Reuters)
(Foto: Reuters)

Solemos pensar que las 'startups', quizás porque no hemos españolizado el nombre o porque son fuente de un ingente postureo tecnológico, suelen ser negocios de ideas complicadas relacionadas con el Big Data o con modelos disruptivos y revolucionarios. Y es verdad. Pero también pueden ser empresas basadas en algo tan mundano y necesario como hacer caca.

Es el caso de la 'startup' WishforWash, cuyo lema y etiqueta en redes sociales se explica por si solo: #everybodypoops. Que el mundo progresa, ahora que llegamos al balance de fin de año, es un hecho. Que queda mucho por hacer, también. Hay millones de personas que no tienen manera de hacer caca en condiciones y, sin embargo, los japoneses van a acabar teniendo retretes con mandos a distancia.

Muchas niñas abandonan la educación porque sencillamente no tienen un baño en el que se sientan a gusto en el colegio

Sean básicos o muy tecnológicos, los retretes son de primera necesidad. Y no es una frase gratuita: la OMS estima que hay miles de muertes al año por problemas de higiene asociados a este, diríamos, déficit estructural. De hecho, si se analiza el dato macro, se llega a otras cifras que explican algo sorprendente: muchas niñas abandonan la educación porque precisamente no tienen un baño en el que se sientan a gusto en el colegio.

Jasmine Burton, la fundadora de WishforWash, tenía 18 años cuando supo que había niñas que abandonaban las clases por no tener cuartos de baño. Fue entonces cuando decidió que diseñar un retrete sería su misión en la vida. Se hizo diseñadora industrial en Georgia Tech. Allí, en 2014, con unas compañeras, diseñó el Safichoo y ganó con él la competición más importante para inventores universitarios en EEUU.

En esta entrevista cuenta cómo al estudiar diseño industrial también aprendió sobre antropología. Y se dio cuenta de que quería ser una diseñadora humanitaria. Por eso ahora está en Zambia, pensando en cómo extender el uso de los retretes. Fue después de escuchar, recién llegada a la universidad, una conferencia de Susan Davies, especialista en el asunto, cuando llamó por teléfono a su casa y le dijo a su madre: “Sé a qué me voy a dedicar. Voy a diseñar retretes”. Y eso hizo.

Tres años después, en un proyecto de cooperación, pudo diseñar el primer piloto para un campamento de refugiados. Eso fue el Safichoo. Ahora, en Zambia, están probando la tercera versión en otro piloto y necesitan dinero vía 'crowdfunding'. Me ha gustado que en la entrevista, cuando le preguntan a Jasmine Burton por consejos para emprendedores sociales, ella dice que hay que aprender muy bien una habilidad fundamental, ya sea programación o una ingeniería.

Y eso es justo lo que intentamos decir a los niños y padres con los que tenemos el gustazo de colaborar: que las matemáticas, entre otras muchas cosas, pueden mejorar el mundo. Que las mentes curiosas, como las de Jasmine, son las que piensan que, a lo mejor, se puede luchar contra el abandono escolar femenino en África mejor con un retrete que con otros medios. Porque, como dice el lema de su empresa, al final, todo el mundo hace caca. Y si podemos usar retretes, pues mejor, como explican también en este artículo académico.

Puede que el retrete de Jasmine acabe por no extenderse. De hecho estos días nos hemos enterado de que una empresa sueca que había dado con otra buena fórmula para resolver el problema de los retretes y la higiene ha quebrado por falta de fondos en Suecia. El camino no es sencillo, pero hay una importante conclusión de todo esto: la conexión entre la educación y algo aparentemente tan mundano como un retrete. Los necesitamos para que los niños y, sobre todo, las niñas, se sientan cómodas en el colegio. Y, así, dar el siguiente paso: enseñarles informática, matemáticas, historia, arte...

Solemos pensar que las 'startups', quizás porque no hemos españolizado el nombre o porque son fuente de un ingente postureo tecnológico, suelen ser negocios de ideas complicadas relacionadas con el Big Data o con modelos disruptivos y revolucionarios. Y es verdad. Pero también pueden ser empresas basadas en algo tan mundano y necesario como hacer caca.

OMS Big Data