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¿Y si nos ponemos patriotas con las 'apps'?
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Javier Navarro

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¿Y si nos ponemos patriotas con las 'apps'?

Apps de aquí frente a aplicaciones hechas fuera. A muchos el lugar de procedencia de las apps no es indiferente. Sin embargo, otros comienzan ya a

Foto: Una niña prueba una aplicación para iPad
Una niña prueba una aplicación para iPad

Apps de aquí frente a aplicaciones hechas fuera. A muchos el lugar de procedencia de las apps no es indiferente. Sin embargo, otros comienzan ya a reivindicar el uso de aplicaciones españolas. No se trata de un fuerte sentido patriota si no de una creciente preocupación por la seguridad.

El escándalo del sistema de vigilancia Prism, que permitía vigilar a los usuarios norteamericanos en internet y por otros medios, ha abierto el debate. Hace una semana decenas de organizaciones civiles norteamericanas denunciaban este tipo de programas de recolección de datos y el pasado jueves se filtraba una carta de las principales compañías tecnológicas a Obama para pedir más transparencia desde la NSA, la agencia encargada de Prism. Esto por solo citar la mayor reacción en las últimas horas, ha habido más. De hecho he oído ya a más de uno defendiendo el uso exclusivo de apps hechas aquí.

Las razones que dan son sólidas y estemos o no de acuerdo merecen una reflexión. España, como cualquier otro país de la Unión Europea, obliga a las aplicaciones con sede en su territorio a una mayor protección de la privacidad y de los datos de sus usuarios. De hecho, el pasado mes de marzo las autoridades europeas de protección de datos presentaron el primer dictamen conjunto sobre la privacidad en las apps

Distintas legislaciones

Por el contrario, en Estados Unidos las leyes, y también su concepción cultural, dejan vía libre a ciertas normas que aquí nos parecen básicas. Os pongo un ejemplo: un chico norteamericano puede abrirse ahora mismo una cuenta de Facebook con solo 10 años, aquí la misma cuenta sería ilegal hasta que el chaval no cumpliera los 14.

En Tuenti, red social con sede en España, conocen bien estas diferencias normativas. Tienen más obligaciones que Facebook y sus usuarios están más protegidos. No les queda otra al ser una empresa europea, pero además ellos han decidido apostar por esa vía. No indexan los perfiles de sus usuarios en los buscadores, evitan que la publicidad se cuele en las conversaciones y sobre todo encriptan las conversaciones. No solo lo hacen ellos, también otras apps españolas dedicadas a la mensajería instantánea.

España, como cualquier otro país de la Unión Europea, obliga a las aplicaciones con sede en su territorio a una mayor protección de la privacidad y de los datos de sus usuarios

Spotbros es una de ellas. Con sede en Madrid, tienen muchísimos menos usuarios que WhatsApp pero el triple de obligaciones. No parecen sentirse mal y me cuentan que no solo cumplen las normas europeas y españolas si no que apuestan por ofrecer mayor seguridad.  A diferencia de otras apps con sede en Estados Unidos, Spotbros encripta todas sus conversaciones y borra de sus servidores los mensajes de sus usuarios cada 30 días.

Son, sin duda, buenas noticias. Pero lo ideal no es quedarnos con las apps de uno u otro lado, si no apostar por la calidad y la innovación, dos ingredientes con los que cuentan muchas de las apps que vienen de fuera. Lo mejor, que los usuarios y las compañías, como ya ha empezado a ocurrir, pidamos mayor seguridad y protección de nuestra intimidad. Aquí y allí.

Apps de aquí frente a aplicaciones hechas fuera. A muchos el lugar de procedencia de las apps no es indiferente. Sin embargo, otros comienzan ya a reivindicar el uso de aplicaciones españolas. No se trata de un fuerte sentido patriota si no de una creciente preocupación por la seguridad.

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