Charlie Hebdo: por qué estoy a favor de que se emita el vídeo del asesinato del policía

Este miércoles los telediarios no nos recibieron con lo que esperábamos. No había imágenes de gente agolpándose a las puertas de El Corte Inglés en busca de jugosos descuentos en los grandes almacenes. En vez de la manida imagen de las rebajas, muchos telediarios abrieron este día con la imagen de un policía francés asesinado a sangre fría mientras pedía clemencia tirado, herido, en el suelo.

Y es que la vuelta de vacaciones nos recibió con una noticia de esas que estremecen. De las que te joden el día. El atentando contra la redacción de la revista satírica Charlie Hebdo ha sido una auténtica barbaridad, por el hecho en sí y por lo que representa: matar a personas porque piensan distinto.

Hablamos de un atentado contra muchas cosas. Contra personas, contra ideas, contra el humor, contra el periodismo, contra el sentido común, contra la libertad de expresión… No me quiero poner poético, pero es que este atentado, por su fondo (matar a alguien por dibujar caricaturas), me parece de los más incomprensibles que he visto jamás.

Debate en la red: imágenes sensibles, ¿sí o no?

En las redes sociales las muestras de solidaridad han sido generalizadas, pero en paralelo a estas muestras de cariño y apoyo también me he encontrado con una discusión que me ha llamado la atención. Y es que a causa de las imágenes que comentaba al inicio del artículo volvimos a asistir al eterno debate periodístico sobre qué imágenes sensibles se deben publicar y cuáles no… Y son muchas las personas que opinan que no se debería emitir el vídeo del asesinato del policía (que este diario, entre otros, sí ha publicado).

Como periodista he participado en este debate en muchas ocasiones, y mi posición es invariable. Si aporta información tiene que publicarse. Y en este caso el documento gráfico es tan fuerte y significativo que no solo añade información. Es la esencia de la información.

Pocas veces vi tan claro aquello de que “una imagen vale más que mil palabras”. Por muchas líneas que se escriban sobre el atentado, nada explica tan bien el sinsentido y la crueldad de esta acción como la imagen del encapuchado que, sin pensárselo dos veces, ejecuta a sangre fría a un hombre indefenso en el suelo. Una imagen como esta nos hace entender a golpe de dureza hasta dónde pueden llegar el fanatismo y la ignorancia.

Es cierto que ese hombre tendrá familia, o que las imágenes pueden herir sensibilidades. Es muy importante advertirlo… Pero es más importante publicarlas. Hay quién le llamará morbo y también hay editores que publicarían las imágenes pensando simplemente en que les darían mayor audiencia. Pero si el fondo del debate es realmente deontológico, estas imágenes aportan muchísima información. Y a eso nos dedicamos los periodistas, a transmitir información.