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"Yo sigo con mi BlackBerry"
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José Mendiola

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"Yo sigo con mi BlackBerry"

BlackBerry lo fue todo en telefonía móvil, pero la llegada del iPhone y el viraje del mercado la dejaron a la deriva. Aún así, muchos usuarios le son fieles

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El barco se hunde, de eso no quedan ya dudas. BlackBerry lo fue todo en telefonía móvil con un dominio insultante y de hecho, fue durante un largo periodo de tiempo, el smartphone hegemónico en el mercado y sin que nadie le tosiera. Sin embargo, la llegada del iPhone y el súbito viraje del mercado dejaron a las fieles BlackBerry como un incómodo pisapapeles que había que soportar. "La tengo porque me obligan en el trabajo", o "ojalá se muera y me cambio de móvil" son algunas de las excusas de los usuarios que siguen con sus fieles terminales entre los dedos.

Y sí, las BlackBerry pasaron de ser lo más cool del momento a un incómodo ladrillo que había que ocultar en las fiestas. En un doloroso artículo publicado en el New York Times se hablaba incluso de la "vergüenza" que pasaban algunos de los propietarios del móvil canadiense en determinados actos sociales. Hasta ese punto se había llegado.

A la firma de Waterloo le pilló con el pie cambiado el súbito viraje de las tendencias: donde antes mandaba la eficacia de un robusto terminal, ahora se imponía el aspecto del dispositivo y las grandes pantallas táctiles. Añadamos una buena dosis de soberbia de la dirección de la firma del momento y entenderemos el desaguisado a más muerte que vida en el que se encuentra la compañía. 

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Sin embargo, un notable número de usuarios sigue fiel a un principio básico que ofrece el dispositivo de la casa: la duración de la batería y la incontestable eficacia del teclado físico. Ignorando los atronadores cantos de sirena, estos usuarios se aferran a su fiel equipo mientras les dure y de hecho, con el cambio de plataforma de BlackBerry OS a BlackBerry 10, muchos temieron que el resolutivo formato de las Curve (léase, una sólida batería junto con un teclado QWERTY) pasaría a mejor vida. Pero no.

El teclado físico como salvación

La firma no retiró el pie de esa baldosa. A fin de cuentas, ese esquema les llevó en su día al liderazgo absoluto del mercado, y lo que es más importante, seguía siendo una referencia a un nicho de mercado que se aferraba a él. Pero la confusión se hizo fuerte en la sede de la otrora RIM: ¿optamos por el esquema de moda (smartphone sin teclado físico) o bien nos mantenemos fieles a nuestra identidad? La decisión era muy complicada, sobre todo si tenemos en cuenta que las ventas de los smartphones de la casa caían en picado y había que mojarse.

Llegó John Chen al timón para resucitar a aquel paciente en parada crítica y lo vio rápido: en una intervención en el pasado 'Mobile World Congress' recolocó a la firma en el creciente mercado 'low cost', renunciando de alguna manera a la lucha por la gama alta

Y se optó por un término medio que fue su sepultura o su vínculo con la vida, como quiera verse. La firma optó por dividir su catálogo entre lo más vanguardista, con terminales como el Z10, que emulaban el hardware de iPhone y similares, pero al tiempo siendo fieles a su clientela con el Q10, un smartphone con teclado físico.

El batacazo del primer modelo fue monumental. Se llegó tarde, y eso que el dispositivo era sólido y con un rendimiento admirable. Pero el mercado quería volver a la esencia de la casa: las crackberry de toda la vida, esas infalibles en las que uno escribía a velocidades endiabladas y la batería nunca se terminaba.

Llegó John Chen al timón para resucitar a aquel paciente en parada crítica y lo vio rápido: en una intervención en el pasado Mobile World Congress recolocó a la firma en el creciente mercado low cost, renunciando de alguna manera a la lucha por la gama alta. Con la hemorragia existente, se trataba de una cuestión de optimización de recursos: el Z3 de bajo coste sería la baza para hacer caja en los mercados emergentes. ¿Y la otra gran pata? La aplicación de mensajería BlackBerry Messenger.

En los tiempos del SMS, BBM era la envidia de todos: una app de mensajería que no cobraba por el envío de mensajes y en la que se podían mandar hasta fotos... pero la llegada de WhatsApp acabó también con esta hegemonía. Se repite la historia: la firma canadiense llega siempre al humo de las velas y está condenada a perder la oportunidad de asentar el liderazgo.

Pero el resolutivo Chen parece que sabe dónde pisa, y sacará chispas del escaso margen de maniobra de la firma. Entre tanto, los fieles usuarios de las BlackBerry con teclado se mantienen firmes en sus posiciones, hasta que se las quiten en las empresas o bien se mueran por el uso.

Los activos que realmente están sosteniendo a la agónica firma son el teclado físico y BBM, curiosamente los mismos que en su día la encumbraron. Y es posible que la firma vuelva de alguna manera a sus orígenes: perfeccionar aquello en lo que siempre ha sido grande

En este sentido, Forbes destacó a finales del mes pasado que los activos que realmente están sosteniendo a la agónica firma son el teclado físico y BBM, curiosamente los mismos que en su día la encumbraron. Y es posible que la firma vuelva de alguna manera a sus orígenes: perfeccionar aquello en lo que siempre ha sido grande y, eso sí, convertida ahora en una empresa de nicho, abandonando el mercado de masas ya en manos de sus rivales y sin opción alguna.

En este pequeño charco todavía hay vida y así es muy probable que sigamos oyendo el traqueteo de los teclados físicos en el metro o reuniones de trabajo. Una parte del mercado lo pide y cuesta renunciar a ello, sobre todo cuando les va la vida en esta batalla.

El barco se hunde, de eso no quedan ya dudas. BlackBerry lo fue todo en telefonía móvil con un dominio insultante y de hecho, fue durante un largo periodo de tiempo, el smartphone hegemónico en el mercado y sin que nadie le tosiera. Sin embargo, la llegada del iPhone y el súbito viraje del mercado dejaron a las fieles BlackBerry como un incómodo pisapapeles que había que soportar. "La tengo porque me obligan en el trabajo", o "ojalá se muera y me cambio de móvil" son algunas de las excusas de los usuarios que siguen con sus fieles terminales entre los dedos.